Capítulo III: Domingo

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Mina escuchó la risita de Jiwoo tras suyo con su mano pasándose por su camiseta, volteó para ver a la niña con su mano llena de tierra en el aire y su camiseta sucia.

—¡Eso no es justo!—Le dijo con falso enojo mientras la niña reía a carcajadas corriendo para que su madre la persiguiera.

Domingo en la mañana, el día preferido de Mina. Era su segundo día libre, pero la limpieza profunda a una casa con una niña de cinco años debía hacerse por lo que ese día lo dedicaba enteramente a la pequeña omega a quien atrapaba y le hacía cosquillas.

—¡Mamá!—Bramó entre risas buscando que parara poniendo sus manos sucias en la cara limpia de la japonesa.

Ambas cayeron al césped sin hacerse daño, su día estaba comenzando con arreglos en el patio trasero que necesitaba una buena podada y mejores flores. Mina no era la mejor con esto, pero había buscado por internet algunos tutoriales que le habían dado suficiente entendimiento para su tarea. Escuchó la madera crujir en medio de su juego de cosquillas con Jiwoo, al mirar hacia arriba vió los ojos marrones de una omega mirando la escena y después bajando con rapidez al ser descubierta.

Rió con ganas ante tal acción y subió de caballito a la pequeña Jiwoo para ir hacia la cerca que colindaba con la casa del lado.

—Espiar es de mala educación, Nayeon—Le dijo asomándose por encima de la cerca, la omega la miró apenada con las mejillas sonrojadas—. Un saludo estaba bien—Molestó esbozando una sonrisa.

Nayeon se enderezó y miró a la peli negra con los brazos cruzados.

—No estaba espiando, vine a poner unos cuadros para que se sequen en la sombra y por equivocación las vi—Se excusó señalando los cuadros en la sombra que daba la casa.

Mina carcajeó y negó con su cabeza, sentía que Jiwoo se escondía tras su cabeza pata mirar a la mujer del frente. La apretaba fuerte del cuello, sus feromonas le indicaban a la Alfa que la niña se sentía curiosa y un poco asustada, claramente, muy pocas veces había estado tan cerca de una omega.

—Ah, ya que estamos aquí, tengo que presentarte a mi pequeña—Pasó con facilidad a su hija a su pecho sin que esta dejara de sostenerse de su cuello. Nayeon la miraba con una sonrisa y unos ojos brillantes que hicieron que Mina se sintiera en confianza—. Jiwoo, esta es Nayeon, nuestra nueva vecina. Y esta pequeña es Myoui Jiwoo—Las presentó a ambas, estas se miraban en silencio, con una tipo de conexión que la japonesa no entendía por más que quisiera.

Los omegas eran sensibles, curiosos y temerosos. Al ver a uno igual sienten deben analizar muy bien a quien tienen al frente, por eso Mina no interfirió.

—Es un gusto, Jiwoo. ¡Eres una niña muy preciosa!—Le dijo Nayeon con ternura—. ¡Hasta tenemos el mismo color de cabello! ¿Ves?

La omega mayor tomó la punta de su cabello y la levantó para que la niña la viese, curiosa la vió para después ver la suya con asombro. Ser una niña era lo más inocente del mundo.

—¡Es verdad! ¿Eres entonces una niña linda como yo?—Le preguntó con entusiasmo. Parecía que entraba en confianza como si fueran amigas de años, lo que causó gracia en Mina.

Nayeon rió levantando una de sus cejas.

—No lo sé, pregúntale a tu mamá—Le contestó haciendo que Mina abriera más sus ojos ganándose una risita por parte de la castaña.

—Mami, ¿Nayeon es una niña linda como yo?—Cuestionó con sus ojos brillantes, Mina primero miró a su hija y después a su nueva amiga quien la miraba con una sonrisa ladina.

—Claro que sí, mi amor, es bonita—Le respondió mirándola.

Jiwoo sonrió en aprobación y se volvió hacia la castaña.

Single Alfa | MinayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora