Vampire's mate [taegyu]

nueve / beomgyu

A veces, la vida puede ser malditamente extraña.

Ese fue el pensamiento que pasó por la cabeza de beomgyu mientras estaba sentado en el mesón de cocina, bebiendo su café y con el olor a panqueques haciendo rugir su estómago.

Panqueques que estaban siendo cocinados por su amante vampiro, porque resultaba, que, a pesar de parecer apenas lo suficientemente mayor para beber, yeonjun era mucho mayor que taehyun, y el vampiro estaba sentado en la encimera junto a la estufa dando órdenes imperiosas.

—No los dejes reposar demasiado tiempo. Sabes que me gustan un poco crudos —Exigió.

—Y ya sabes que pienso que eso es absolutamente vil.

—No le digas "ew", a algo que yo digo "yummy", tae.

—Ni siquiera sé a lo que te refieres —murmuró taehyun.

—Que sorpresa. Menos mal que conociste a beomgyu justo a tiempo. Estuviste demasiado cerca de perder tu contacto con la raza humana — yeonjun le guiñó un ojo a beomgyu, con una sonrisa coqueta en su rostro.

beomgyu estaba descubriendo que le gustaba el extraño y pequeño vampiro.

Puede haberle parecido un poco... desquiciado... en el bar, pero realmente se veía preocupado por taehyun y se estaba quedando en la ciudad para ayudar a mantener a beomgyu a salvo. 

Su cariño por taehyun no parecía ser romántico, y ese era un hecho por el que beomgyu estaba más que agradecido. Ni siquiera quería pensar en competir por el afecto de taehyun con un supermodelo feroz y demoníaco.

No quería pensar en competir por el afecto de taehyun en lo absoluto.

No estaba seguro todavía de que había sido lo que taehyun vio en él, además de que beomgyu apelaba a su demonio posesivo.

beomgyu era simplemente... beomgyu. Y taehyun era... tantas cosas. Había vivido tantas vidas. Y él apenas y había estado sobreviviendo por su cuenta.

Hasta ahora.

Se había despertado envuelto en los brazos de taehyun tal como el vampiro le había prometido, y la mañana solo había mejorado a partir de ese momento. beomgyu luchó contra su rubor al recordar a taehyun haciéndolos llegar al orgasmo hacía una hora, con sus manos grandes y hábiles. 

Y ahora estaba cocinando para él, otra vez.

—Dime nuevamente, ¿Cómo es que sabes cocinar? —beomgyu preguntó—. No creo que ser francés sea una razón de peso, cuando has tenido doscientos años de no necesitar comer comida humana en lo absoluto.

taehyun lo miró por encima del hombro con una pequeña sonrisa que no ayudó en nada a su sonrojo.

—Tal vez me estuve preparando para el día en que tuviera una dulce pareja humana a la cual alimentar, pequeño rey.

yeonjun hizo un sonido falso de arcadas, en medio de una mueca dramática.

—Ew, taehyun. Hay cosas dulces y luego está la sacarina. Ahórranoslo, por favor.

Luego, yeonjun miró a beomgyu a los ojos.

—Lo que pasa con la vida más o menos eterna, lindura, es que puede ser increíblemente aburrida. Especialmente cuando no necesitas dormir mucho. Son increíbles las cosas que terminas enseñándote a ti mismo.

—taehyun, el que está aquí —Hizo un gesto con el pulgar—. Habla ocho idiomas diferentes, cocina una variedad incalculable de platos y, como el burro de carga que es, es un maestro del ajedrez —Hizo rodar sus ojos azules pálidos—. Que cliché.