Capítulo 1: La Vida Perfecta
Daniel miraba por la ventana de su apartamento, contemplando la ciudad iluminada mientras sostenía una copa de vino. Todo en su vida parecía estar en su lugar: un esposo cariñoso, un buen trabajo y una familia unida. Era fácil pensar que vivía una vida perfecta.
Daniel, un omega de 26 años, había crecido en una familia amorosa. Tenía dos padres que lo adoraban, una hermana mayor y un maravilloso esposo, Gabriel. Pero no todo era tan perfecto como parecía. Su hermana Carla, una mujer beta de 28 años, acababa de atravesar un duro divorcio y se encontraba muy deprimida. Daniel, preocupado por ella, le ofreció quedarse en su casa hasta que pudiera recuperarse. Gabriel también apoyaba a Carla, aunque últimamente había notado que Gabriel estaba algo distante.
En las últimas semanas, Carla había empezado a verse más feliz. Daniel asumió que su hermana estaba empezando a salir con alguien, lo que le alegró mucho. Una noche, mientras descansaba en el pecho de Gabriel, no pudo evitar comentárselo.
-¿No crees que Carla luce más feliz? -preguntó Daniel con una sonrisa, disfrutando del calor del cuerpo de su esposo.
-Eso parece -respondió Gabriel sin mucho interés, abrazándolo de manera mecánica.
-Creo que está saliendo con alguien. -Daniel soltó una pequeña risa-. Supongo que es un beta, porque no he percibido ningún aroma.
-Eres un entrometido -le dijo Gabriel mientras le olía el cabello-. Me gustaría poder percibir tu aroma de omega.
Daniel rió suavemente, con un tono seductor.
-Es una verdadera pena que no puedas olerme, porque huelo increíble -murmuró, acercándose aún más a él-. Sabes, desde que mi hermana se mudó con nosotros no hemos podido tener... sexo -susurró en su oído-. Creo que ya es hora de volver a intentar quedar embarazados, ¿no crees?
Gabriel le devolvió una sonrisa tenue, y antes de que pudiera responder, sus labios se encontraron en un beso apasionado. Los dos comenzaron a desvestirse apresuradamente, cuando de repente un golpe insistente en la puerta interrumpió el momento.
-¡Dios! -murmuró Daniel, frustrado mientras se ponía de nuevo el pijama. Se acercó a la puerta y la abrió con cuidado, dejando asomar solo su rostro, completamente rojo.
-¿Necesitas algo, Carla? -preguntó, aún jadeante.
-Ah... no, yo solo... -Carla titubeó, lanzando miradas inquisitivas, como si intentara adivinar qué estaban haciendo-. Quería saber si querías salir conmigo mañana.
Daniel frunció el ceño, confundido.
-Sabes que trabajo mañana, como siempre.
-Sí, lo sé... pero pensé que podríamos salir por la tarde, a comer o algo así -dijo Carla con una sonrisa nerviosa, claramente improvisando la excusa.
Daniel la observó por un momento. Algo en su actitud no le cuadraba, pero decidió no darle demasiada importancia por el momento.
-Me encantaría, pero tengo varias reuniones mañana por la tarde. Lo siento, tal vez otro día -respondió con un tono suave, pero con un atisbo de sospecha.
-No te preocupes, no pasa nada -dijo Carla, ahora más relajada-. Buenas noches, descansa bien.
-Tú también, buenas noches -contestó Daniel antes de cerrar la puerta.
Se giró hacia Gabriel, quien ya había retomado su móvil y parecía indiferente a la conversación. Daniel sintió un pequeño nudo en el estómago, pero lo ignoró. Se recostó nuevamente en la cama, acercándose a su esposo.
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Caótica Redención
RomanceEn un mundo donde las relaciones son frágiles y las expectativas aplastantes, un hombre se encuentra en el punto de ruptura. Daniel, enfrentando la dolorosa revelación de una traición cercana, busca desesperadamente un nuevo comienzo. Mientras lucha...