Wen Chang.
¿Un cultivador sobreviviente del clan Wen? ¿Cómo demonios es eso posible?
La mente de Wei Wuxian daba vueltas ante tal información. Aparte de los pocos remanentes Wen, el clan Wen había sido aniquilado en la batalla sangrienta de la Ciudad Sin Noche.
El mismo se había asegurado de eso.
Y sin embargo, aquí estaba Wen Chang, un testimonio viviente de la podredumbre persistente que se negaba a morir.
Este cerdo debe haberse escondido en algún agujero oscuro y olvidado para esperar a que pasara el caos, escondiéndose como la escoria cobarde que sin duda era.
La pura audacia de su aparición aquí, en la Ciudad Fantasma, era casi divertida.
Casi.
El único sentimiento que competía con el vacío en su pecho era el disgusto por tener que tratar con otro soldado Wen.
Con irritación, hizo el intento de levantarse, pero sintió una fuerte presión en su muñeca que lo detuvo.
Miró a Hua Cheng mientras sus dedos se demoraban, de repente queriendo sentir esa mano en su mejilla otra vez.
La mirada de Hua Cheng era inflexible, y la rabia subyacente era palpable.
Volviendo su atención a Wen Chang, la voz de Hua Cheng resonó por todo el lugar.
—¿Exiges?— preguntó, sus dedos acariciaron distraídamente la muñeca de Wei Wuxian. Hua Cheng dejó escapar una suave risa que envió escalofríos a través del cuerpo de Wei Wuxian. —¿Realmente piensas que saldrás de aquí con tu alma intacta después de exigir algo de mí?
La cara de Wen Chang se torció de ira, pero rápidamente la ocultó con una mueca.
—Vengo en nombre del clan Qishan Wen.— Declaró, con su voz llena de falsa valentía. —Tenemos el derecho de demandar lo que buscamos. El alma del Patriarca Yiling nos pertenece, y no me iré sin recorrer la ciudad para encontrarla.
Los fantasmas en la sala se movieron inquietos, sintiendo la creciente tensión, mientras el pulso de Wei Wuxian se aceleraba bajo el toque de Hua Cheng.
La mirada de Hua Cheng se oscureció, su agarre en la muñeca de Wei Wuxian se apretó ligeramente.
—No tienes derechos aquí, en mi dominio. Nunca he oído hablar de tu insignificante pequeño clan, ni me importa una mierda lo que pase en el reino mortal.— Expresó con enfadó.
Hua Cheng arrastró suavemente sus uñas sobre la muñeca de Wei Wuxian antes de soltarlo y ponerse de pie.
La respiración de Wei Wuxian se detuvo ante la sensación, casi haciendo que olvidara la presencia de Wen Chang por completo. Fue devuelto a la realidad cuando Hua Cheng levantó el brazo.
Con un grito sorprendido, Wen Chang fue arrastrado hasta el fondo de las escaleras, para después ser levantado en el aire y en el agarre de Hua Cheng.
La cortina se movió por el repentino movimiento, dando a los fantasmas en la multitud un vistazo de Wen Chang luchando en el agarre de Hua Cheng, sostenido por la boca con el pulgar y los dedos de Hua Cheng presionando a cada lado de su cara.
Los ojos de Wei Wuxian se agrandaron ante la repentina demostración de poder, con una oleada de emoción revolviéndose dentro de él. Su corazón latía con fuerza mientras observaba a Hua Cheng levantar sin esfuerzo a Wen Chang, irradiando fuerza y autoridad.
A pesar de la tensión, una parte de Wei Wuxian no podía evitar sentir una muy pequeña sensación de compasión al ver al cultivador Wen en un estado tan indefenso. Miró a su alrededor a los otros fantasmas, notando sus reacciones de gratificación y respeto hacia su Chengzu.
Los ojos de Wen Chang estaban dominados por el miedo y el terror, tomando en cuenta la imponente apariencia de Hua Cheng. Su expresión cambió luego a una de absoluto horror al notar a Wei Wuxian sentado a la derecha de Hua Cheng. Hua Cheng le dio una sonrisa de conocimiento, clavando sus dedos duramente sobre su piel.
Hua Cheng acercó a Wen Chang más cerca de su cuerpo, sus pies estaban colgando en el aire.
En una voz tan suave que solo los tres pudieron oír, dijo, —¿Realmente crees que lo dejaré ir? Él tiene un lugar al que pertenece, y es a mi lado, no con los Wen.
El corazón de Wei Wuxian tronó en su pecho, las palabras resonaron a través de él. Sentir que había un lugar al que pertenecía otra vez, un lugar donde lo querían y lo protegían, removió algo profundo dentro de él.
Hua Cheng volvió su mirada hacia Wei Wuxian, observando su estado emocional. —¿Tienes algún apego persistente hacia el mortal?— preguntó suavemente.
Wei Wuxian sacudió la cabeza y respondió sin aliento:
—No.
Wen Chang, saliendo de su estado de shock, miró suplicante a Wei Wuxian mientras agarraba el brazo de Hua Cheng en un intento desesperado por liberarse.
Sin romper el contacto visual con Wei Wuxian, Hua Cheng desató una explosión concentrada de energía espiritual destructiva.
Wei Wuxian observó en estado de shock cómo el aire crepitaba con poder. La abundante energía resentida fluyó hacia Wen Chang, sofocando y rompiendo su núcleo. La fuerza bruta era palpable y luego, con un último y aterrador impulso, Wei Wuxian vio el alma de Wen Chang romperse en fragmentos que se disiparon en el aire.
Los gritos ahogados de Wen Chang resonaron por el pasillo, un sonido escalofriante que envió escalofríos por la columna de Wei Wuxian. Los fantasmas de la multitud miraban con asombro en silencio, reconociendo el puro poder y la finalidad de las acciones de su señor.
Cuando los últimos restos del alma de Wen Chang se desvanecieron, Hua Cheng lo soltó y dejó que el caparazón vacío de un cuerpo cayera al suelo.
Hua Cheng sacó un paño y meticulosamente se limpió la sangre de sus dedos, desechando el paño sobre la mesa a su izquierda. Con la misma mano, se acercó a Wei Wuxian.
—¿Te gustaría acompañarme a almorzar?— preguntó, su voz tenía un hermoso y profundo timbre.
Hua Cheng después de matar de la manera más despiadadamente posible a ese Wen:
HC: Bueno... quien tiene hambre?
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𝙍𝙀𝙎𝙊𝙉𝘼𝙉𝘾𝙀 𝙊𝙁 𝙎𝙊𝙐𝙇𝙎 / HC × WWX
FanfictionDespués de encontrar un violento final en los Túmulos Funerarios, Wei Wuxian despierta en una ciudad de fantasmas gobernada por un cautivador hombre vestido de túnicas carmesís. Atormentado por su pasado y enfrentándose a su nueva realidad, no puede...