Capítulo N° 16 | parte 2

188 24 28
                                    


Eric había llegado en medio del baile, a eso de la medianoche, y se disculpó con Christine por la tardanza. Jackson, el hijo de Ash, había nacido hace tres días. Eric estuvo en la casa de Ash para hacerle compañía a Ivana y ser ambos un apoyo para su hermano y cuñada en sus primeros días de posparto. No había dormido casi nada, pero a pesar de estar cansado vino al cumpleaños de Christine.

Bailamos en grupo, Eric, Christine y yo. Y aunque me di cuenta de que yo no era tan malo bailando jazz como creí, Eric era sin dudas mucho mejor. Nos reímos y disfrutamos solo los tres, pero muy pronto Alex propuso una competencia de baile.

La idea de competir me hacía sentir algo ansioso, pues de esa forma todas las vistas estarían volcadas en mí. Tragué saliva y decidí alejarme un poco del círculo que se fue armando, con un cigarrillo en los labios que no tardé en encender.

Por supuesto, como no podía ser menos, el primero en meterse al círculo fue Alex. Se movía de forma ágil haciendo una pierna adelante y atrás, y todos comenzaron a gritar cuando se sujetó del cinturón e hizo un paso arrastrado por el suelo. Christine lo empujó para meterse al círculo y su falda de girasoles danzó en el aire ante cada paso que daba, especialmente con sus patadas.

Poco a poco comenzaron a meterse más personas, una de ellas fue Isaac que se puso a bailar junto a Alex haciendo los mismos pasos, como si los hubieran practicado por años. Michael y Robert lo hicieron juntos, en medio de aplausos y vítores por su habilidad. ¡Incluso mamá se animó a bailar en el centro, a carcajadas y muy feliz! Así que no me quedó más opción que hacerlo también. Arrastré conmigo a Eric y bailamos juntos.

La competencia duró bastante, y las risas, gritos y vítores por cada baile resonaron en el lugar, rebotando en cada pared del salón.

Estaba jadeante, me estaba divirtiendo un montón, pero debí arremangarme la camisa y desabrochar un poco los botones en el pecho debido al calor. Bebí un largo trago de cerveza y, mientras lo hacía, me di cuenta que Lou no había participado de la competencia y que no recordaba haberla visto por largo rato. Era la mejor amiga de Alex así que no pudo irse así como así, pero recordé que ella estaba enamorada de Isaac. Verlo, luego de tanto tiempo, y en compañía de su esposa debía ser duro.

Con mi vaso de cerveza comencé a recorrer la enorme casa. Tenía varias habitaciones, y con mamá nos quedaríamos a dormir allí, ya que nos había invitado Michael. Ingresé en otro salón, algo más pequeño, parecía ser un estudio. Las paredes estaban cubiertas por estanterías llenas de libros, y un gran escritorio se encontraba en el medio. Tras este se podía ver una ventana que daba hacia el patio, donde la luz de la luna iluminaba de forma delicada.

Me acerqué a la ventana solo para poder apreciar ese bello jardín que era acariciado por la luz lunar. La imagen de dos niños pelirrojos correteando por allí se volvió muy nítida en mis pensamientos, y fue inevitable sonreír al imaginarlos de niños jugando por allí.

Cuando volteé para regresar al pasillo me encontré con la amiga de Alex, de cabello platinado. Lizzie, según había oído a Lou decir.

—Me asustaste —dije algo sobresaltado.

—El señor Lefebvre es muy reservado respecto a su estudio, no le gusta que husmeen sus libros —dijo con una sonrisa y se acercó a mí. Sus tacones resonaron contra el suelo—. ¿Qué hacías aquí, Alphonse?

—Estaba buscando a Lou, me preocupó no verla en el salón. ¿La has visto?

Lizzie chasqueó la lengua al poner sus ojos en blanco.

—Acabo de estar con ella, estaba en la habitación de Alex —Se detuvo frente a mí y posó una mano en mi pecho—. Pero no la necesitas, yo soy mucho más divertida…

Pequeños sorbos de téDonde viven las historias. Descúbrelo ahora