19. ¿Otra vez?

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٬٬⠀¿Otra vez?⠀─

El tiempo transcurrió con una lentitud abrumadora en el distrito Blanco. Una semana había pasado desde la última vez que Nate y Mery habían hablado, y el silencio entre ellos se había vuelto casi insoportable. Nate, cada día más cansado, volvía a casa después de largas jornadas de trabajo, esperando ver a Mery, aunque solo fuera de lejos, pero su habitación permanecía cerrada. La casa, antes llena de pequeñas interacciones y momentos compartidos, se sentía vacía y fría.

Cada noche, Nate regresaba con la esperanza de encontrarla despierta, pero sus intentos eran en vano. Las sirvientes le aseguraban que Mery estaba comiendo, aunque nunca la veían. Se limitaban a dejar la comida frente a su puerta, y cuando volvían para recoger el plato, este siempre estaba vacío. Sin embargo, la certeza de que ella estaba bien físicamente no mitigaba la preocupación que se acumulaba en la mente de Nate.

Su rutina diaria se había convertido en una especie de pesadilla viviente. Durante el día, se ocupaba de sus responsabilidades en el distrito Blanco, tratando de mantener su mente enfocada en el trabajo. Pero al caer la noche, la casa lo recibía con un silencio aplastante. A medida que avanzaba la semana, los efectos de las píldoras que Manny le había recetado comenzaron a hacerse más evidentes. Lo que antes había sido una herramienta para calmar su mente, ahora parecía agravar su estado.

Los insomnios comenzaron a intensificarse. Nate se encontraba mirando al techo durante horas, incapaz de conciliar el sueño. Sus pensamientos, antes ordenados y controlados, se volvían cada vez más caóticos. A veces, sentía como si su mente estuviera al borde del colapso, con ideas y miedos que parecían brotar de la nada, alimentados por su culpa y la tensión constante que sentía.

Las noches eran las peores. La oscuridad de su habitación, que antes le ofrecía una especie de refugio, se había convertido en un lugar donde sus pensamientos lo acosaban sin piedad. Los recuerdos de sus decisiones, sus errores y, sobre todo, su última conversación con Mery, se repetían en su cabeza como un eco interminable. Había momentos en que se preguntaba si estaba perdiendo la cordura, si las píldoras que tomaba no solo le estaban fallando, sino que lo estaban empujando hacia un abismo del que no sabía si podría salir.

Sin embargo, a pesar de su miedo y de la creciente sensación de aislamiento, Nate no dejó que sus emociones lo dominaran completamente. Sabía que debía mantenerse fuerte, no solo por él mismo, sino por Mery. Aunque no la veía, aunque el silencio entre ellos se hacía más profundo con cada día que pasaba, estaba decidido a esperar. Nate sabía que había cruzado una línea, y ahora solo podía esperar que el tiempo y la paciencia le dieran una oportunidad para redimirse, para encontrar el camino de vuelta hacia ella.

Una noche, mientras la ciudad se sumergía en el silencio, Nate se encontró a sí mismo al borde de las lágrimas. No sabía cuánto más podría soportar la situación actual, pero la única certeza que tenía era que Mery seguía siendo la razón por la que mantenía su cordura. Con un último suspiro, se obligó a intentar dormir, aunque sabía que la batalla en su mente estaba lejos de terminar.

Nate estaba atrapado en un torbellino emocional que no le daba respiro. Durante las noches solitarias en su habitación, con la luz tenue apenas iluminando el cuarto, se encontraba reviviendo una y otra vez el momento en que había rechazado a Mery. Había sido duro, frío, incluso cruel, y ahora, no podía escapar de las consecuencias de sus actos.

Por más que lo intentara, no podía alejarla de su mente. Mery se había convertido en una presencia constante en su vida, en su refugio, y ahora, la distancia entre ellos lo estaba enfermando lentamente. Se dio cuenta de que, a lo largo del tiempo que habían compartido, había llegado a depender de su dulce voz, de su risa suave que resonaba en las habitaciones, de su compañía durante los desayunos. Recordaba cómo ella solía estar en la sala, absorta en un libro, y cómo él la observaba desde la distancia, sintiendo una tranquilidad que pocas veces experimentaba. El recuerdo de sus bromas con Celia, la calidez de su presencia... Todo eso lo golpeaba ahora con una fuerza inesperada.

Los Estigmas de Nate Edevane (+18) #1 EDLD ✔️ [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora