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Ane's POV

Tras una victoria rápida y sencilla contra el Getafe en su campo y pasada ya la media noche, por fin nos estamos bajando del avión. Para ser mi primer viaje ha ido muy bien: hemos ganado tras una mala racha de 5 partidos sin ganar, he podido hacer mi trabajo tal como lo había planificado y, sobre todo, había estado cómoda con los compañeros y con los jugadores.

De hecho, es con varios de los jugadores con quienes bajo del avión y camino por la terminal. Lo bueno de mi trabajo es que se hace con un solo móvil y no me toca esperar lo facturado como al resto de compañeros de comunicación. Así que emprendo mi camino hacia el bus rodeada de quienes he bautizado como mis inseparables: Remiro, Take, Zubi y Robin. Los 4 juntos ya de por sí son un show, pero si ya les das a alguien como yo para que sea blanco de sus bromas...

-¿Por qué no te sientas detrás con nosotros?- me pregunta Take cuando subimos al bus.

-Porque os conozco de tres días y ya me tenéis saturada.- bromeo y les saco la lengua cuando se giran ofendidos.

-Ya se te ha subido lo de que eres el amuleto de la buena suerte...- rechista Zubi.

Sí, según Take y sus creencias extrañas en cuanto a la suerte, las supersticiones y no se qué de una leyenda de su pueblo, les he dado buena suerte y por eso han ganado hoy.

-Lo pondré en el currículum a ver si consigo perderos de vista pronto.- le respondo sentándome a la mitad del bus más o menos.

-Nada nada, ya no podrías vivir sin nosotros.- replica Robin seguido de un guiño de ojo.

Yo que jamás me quedo sin respuesta me he quedado tan embobada con el guiño que no he podido responder y para cuando he espabilado ya estaban en su sitio al final del bus. Sonrío negando con la cabeza y me pongo mis cascos esperando que el resto lleguen al bus y pongamos camino hacia Zubieta.

El camino se hace corto y por fin bajamos. Recojo mi macuto y me despido de algunos compañeros antes de irme hacia mi coche. Estoy tan cansada que empiezo a arrepentirme de no aceptar la oferta de mi padre de venir a buscarme él, pero bueno, hay que ser una adulta funcional. Me paro a buscar las llaves del coche en mi bolso cuando siento un brazo rodearme los hombros.

-¡Hey! ¿Quieres que te acerquemos a casa?- pregunta el dueño del abrazo: Remi.

-Voy a declinar vuestra oferta.- niego mirándole a él y a su acompañante, Robin.- Tengo aquí mi coche.

-Tienes cara de cansada...- me dice Robin.

-¿Me estás llamando fea?- me río bromeando para quitarle importancia.

-Fea no sé, pero graciosa no eres.- responde Remi quitando su brazo de mis hombros.- Pues ahí te quedas. No te volveremos a invitar a nada.

-No seas rencoroso. Otro día nos vamos todos juntitos como hermanos. Chao, chicos.- me despido de ellos con la mano.

-Adiós. Ten cuidado.- se despide Robin y le devuelvo la sonrisa antes de girarme e irme hacia el coche por fin.

Una hora después por fin me encuentro en mi cama repasando un poco el finde de emociones. No he descansado nada en la noche del viernes al sábado porque odio dormir en hoteles. Y a eso le sumamos los nervios de la primera vez asistiendo a un partido de primera a trabajar. Durante ese repaso, inevitablemente, se me vienen a la cabeza varias imágenes: Oyarzabal sentándose conmigo a comer para hacer su labor de capitán ofreciéndome su ayuda para lo que necesite, la pelea por el asiento de la ventanilla con Take, las risas con mis inseparables, las bromas con mis compañeros de trabajo... Y, sin saber muy bien por qué, lo último que se viene a mi cabeza es la imagen de Robin guiñándome el ojo en el bus y más tarde pidiéndome que tuviera cuidado al ir a casa. Niego con la cabeza hacia mis propios pensamientos. Es evidente que el chico es guapo, pero no vamos a caer ahora en esto, Ane. No vamos a obsesionarnos con otro futbolista, bastante tuvimos en la Eurocopa de 2008 con Fernando Torres.
Y tras esta conversación conmigo misma, por fin consigo quedarme dormida.

Robin's POV

-¿Entonces qué?- me pregunta Remi al montarnos en el coche que compartimos hoy por ser vecinos. Le miro sin saber de qué me habla y continúa sin necesidad de preguntarle, está claro que quiere hablar.- Con Ane. Que si vas a atacar.

-Qué tío. Que solo he dicho que es guapa.

-Y simpática. Y graciosa. Y lo poco que la conocemos ya sabemos que tiene el mismo sentido del humor que nosotros.

-¿Y por eso ya me tengo que casar con ella?- bromeo dejándole por imposible y cojo el móvil.

-Pues tu sabrás. Pero igual que le veo feeling contigo se lo veo con Take...- le miro mal y se ríe de mí.- Lo digo en serio, hermano. Tú serás más guapo, pero Take tiene una gracia natural que se las lleva a todas de calle...

-No seas pesado. La conocemos de tres días...- digo tratando de poner cordura porque ya me está haciendo dudar.

-Y la vamos a seguir conociendo. Yo solo digo que se te caía la baba desde el primer momento en que la viste y cuando la conozcas tiene pinta de que se te caerá aún más.- explica mi amigo y me quedo en silencio pensando.- Oye, no te rayes de más tampoco, ¿vale? Solo si te gusta, ve por ella.

-Lo haré a mi manera, ¿vale? No hagas cosas raras.- advierto señalándole con el dedo.

Por suerte todo acaba en risas mientras aparca y nos despedimos para ir cada uno hacia su casa. Eso sí, al llegar a la cama lo primero que se me viene a la mente es la conversación con Alex. Tiene razón en una cosa: Ane me había llamado la atención desde que la vi el jueves. Ya me sonaba su cara de haber coincidido en alguna otra acción del club pero verla de cerca, escuchar su voz, ver cómo se colocaba el pelo concentrada en su móvil... estaba claro que me había gustado. Pero el hecho de que parezca que ella ni siquiera se fija en mi ni se da cuenta de que me gusta me hace pensar que no tengo ninguna oportunidad.
No es un secreto que desde mi última relación, hace ya 2 años, mis relaciones se han resumido en quedar un par de veces y fin, siendo todo puramente sexual. Y tampoco estoy acostumbrado a que me digan que no o a no gustarle a la chica en la que me he fijado.
Pero Ane... tenía pinta de que, por más que me esforzase en negarlo, iba a acabar intentándolo y que no me lo iba a poner fácil.

Cuando te vi - Robin Le NormandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora