Capítulo 76: Desafíos

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Elena y Alexia habían estado muy emocionadas cuando llegó el momento de inscribir a Isabella en la guardería. Después de pasar tanto tiempo juntas en casa, sabían que sería una transición importante tanto para su hija como para ellas. Querían asegurarse de que Isabella estuviera en un ambiente seguro y amoroso donde pudiera aprender y crecer.

La primera semana en la guardería fue una mezcla de emociones para Elena y Alexia. Se sintieron orgullosas al ver a Isabella adaptarse rápidamente a su nuevo entorno. Ella parecía disfrutar de las actividades y juegos, y siempre tenía una sonrisa cuando la recogían al final del día.

Sin embargo, Elena y Alexia comenzaron a notar pequeños indicios de que algo no estaba del todo bien. Primero, fue una mirada extraña de uno de los cuidadores cuando mencionaron que eran las madres de Isabella. Luego, un comentario sutil pero hiriente sobre "cómo explicarles a los otros niños" su situación familiar.

Una tarde, mientras recogían a Isabella, una madre les hizo un comentario pasivo-agresivo sobre "lo difícil que debe ser para Isabella no tener un padre". Elena, siempre diplomática, simplemente sonrió y respondió con calma. Pero por dentro, ambas estaban molestas y preocupadas.

La situación escaló cuando, un par de semanas después, Alexia llegó a recoger a Isabella y encontró a su hija llorando en un rincón, alejada de los otros niños. La cuidadora que estaba a cargo parecía indiferente y no hizo ningún esfuerzo por consolar a Isabella.

"¿Qué pasó aquí?" preguntó Alexia, tratando de mantener la calma.

"Oh, está bien. Sólo estaba un poco molesta," respondió la cuidadora, encogiéndose de hombros.

Alexia, preocupada, llevó a Isabella a casa y, después de calmarla, trató de hablar con ella. Aunque Isabella era todavía muy pequeña, logró comunicar que algunos niños la habían apartado y que uno de ellos le había dicho que "no tenía una familia normal".

Cuando Elena llegó a casa esa noche, Alexia le contó lo sucedido. Ambas estaban furiosas y decidieron hablar con el director de la guardería al día siguiente.

La reunión con el director fue tensa. Elena y Alexia expusieron sus preocupaciones y relataron el incidente con Isabella.

"Entendemos que no todos tienen la misma perspectiva sobre las familias," comenzó Elena, tratando de mantener la compostura. "Pero lo que no podemos tolerar es que nuestra hija sea tratada de manera diferente o que se le haga sentir inferior por tener dos madres."

El director, un hombre mayor con una actitud condescendiente, respondió con frialdad. "Bueno, entiendan que esto es nuevo para muchos de nuestros niños y padres. Necesitan tiempo para adaptarse."

Alexia no pudo contenerse más. "Esto no es sobre adaptación, es sobre respeto y seguridad para nuestra hija. Si ustedes no pueden proporcionar eso, buscaremos otro lugar."

El director simplemente encogió los hombros y dijo: "Lo siento si se sienten de esa manera."

Elena y Alexia salieron de la reunión sintiéndose derrotadas y enojadas. No querían que Isabella pasara por más situaciones de ese tipo, pero también sabían que encontrar una nueva guardería que aceptara y respetara su familia podría ser un desafío.

Esa noche, mientras cenaban, discutieron sus opciones. "No podemos seguir así," dijo Alexia. "Isabella merece estar en un lugar donde se sienta segura y amada."

"Estoy de acuerdo," respondió Elena. "Pero necesitamos encontrar una solución rápidamente. No quiero que ella sienta que hay algo malo en nuestra familia."

Fue en ese momento que Elena recordó algo. "El director del hospital mencionó alguna vez que estaban planeando abrir una guardería para los hijos de los empleados. Tal vez podríamos preguntar si tienen espacio para Isabella."

Ecos de Amor  - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora