Libro 1 de la Saga Penumbra
En medio de sombras ancestrales y lealtades cruzadas, Aitana despierta en un laberinto de identidades entrelazadas. Criada por la oscuridad de dos mundos opuestos, se embarca en una danza mortal por ascender en un imperio...
Quiero aclarar que este extra no tiene nada que ver con el hilo de la Saga Penumbra, se mencionan algunos nombres de personajes principales, pero no tiene nada que ver con la trama original, cómo digo, es algo alterno. Subo esto cómo compensación a la falta de actualizaciones. Espero pronto volver recurrentemente con la historia.
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Capítulo 1: El descubrimiento
Tomo el café y tecleo en la computadora. Termino los mandados que se requieren y llamo a mi secretaria.
—Manda esto a la oficina del capitán Davies —le ordeno, y ella asiente. Se va, y escucho que suena el teléfono de mi oficina.
—¿Sí? —digo al atender.
—Te necesitamos en el área de la morgue, ya —me dice Megan, mi compañera de escuadrón.
Cuelgo, tomo mis cosas y me dirijo a la zona de medicina de aquí.
Llego y me dirijo a donde está la morgue, muestro mi placa que me identifica como Capitana Alpha del FBI.
Camino con pasos apresurados y entro a la oficina principal de la morgue.
Adentro veo a mi superior, a mis compañeros y a dos tenientes.
Algunos me miran con ojos de lástima, y yo frunzo el ceño por eso. «¿Qué?».
—Capitana Lennox —me habla mi coronel, y yo hago un asentimiento—. Necesitamos que confirme un cuerpo.
Frunzo el ceño aún más al escuchar eso. «¿Yo?».
—Perdón, coronel, ¿por qué yo? —pregunto con notable confusión.
—Porque las señales que da el cuerpo, podrían indicar que se trata sobre Mía Walker —me dice, y siento que me cae un balde de agua fría. Me tenso completamente. «Debe de estar bromeando»—. Tengo entendido que era su mejor amiga.
Me quedo completamente en shock, sin lograr mover un músculo.
—¿Aitana? —escucho que me llaman, pero no reconozco la voz. Solo escucho voces lejanas y un zumbido en mis oídos que no me deja pensar con claridad. —¿Aitana, estás ahí? —escucho y ya logro reconocer la voz de Aurora.
Ella, junto a Megan, me toman de los hombros.
Reacciono por fin y solo un nombre se me viene a la mente.
—Necesito ir a reconocerlo —digo con voz ronca a mi coronel, y él asiente, importándole poco mi estado, ya que no le importa más nadie que él mismo.
Me abre la puerta de la oficina y salimos. Él camina al frente, mientras escucho los pasos de los que van atrás.
Mi cabeza no logra digerir la información. «Imposible, ella no puede estar muerta».
