fourteen

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Esta vez sentía que podía romper cualquier cosa. Si pudiera, tomaría a Félix y a Seojun para llevárselos lejos.

Pero la realidad era otra.

Eunwoo se había llevado a Seojun y eso a Félix lo había puesto peor de lo que ya estaba.

Después de que su melliza les dijera eso, el rubio se desmayó y tuvieron que llevarlo hasta su habitación. Una vez que se levantó, Félix insistió en saber dónde estaba su hijo, pero no podían darle esa información porque ni siquiera ellos lo sabían.

Todos en casa intentaron llamar al mayor de los Hwang, pero este daba a buzón.

Hyunjin se sentía muy nervioso. Quería creer que su hermano no era tan desalmado como para llevarse a Seojun.

La persona en la cama comenzó a removerse y fijó su vista en el rubio hasta que este abrió sus ojos.

—¿Aún no regresó?

—Él vendrá, Félix. De seguro sacó a Seojun a pasear.

Pero Eunwoo nunca sacaba a su hijo de casa.

Félix quiso decir algo más hasta que escuchó ruidos en la planta baja. Aunque Hyunjin le dijo que tuviera cuidado, a él no le importó y bajó tan rápido como sus piernas se lo permitieron. Al llegar, se encontró con su esposo y su hijo.

Seojun miró a su padre y estiró sus bracitos hacia él, empezando a hacer pucheritos.

Félix lo tomó sin pensarlo, dejando muchos besitos en toda su cara.

—Mi bebé, mi lindo bebé, ¿extrañaste a papi?

Seojun simplemente balbuceaba un "api" y tocaba la cara de su papá.

El rubio no quiso volver a ver a su marido, así que subió arriba, escuchando cómo el señor Hwang reprendía a su hijo, al igual que sus hermanos y su madre.

Lo último que supo fue que Eunwoo se marchó de casa. Tomó sus cosas y se fue. Tal vez era lo mejor: separarse por un tiempo.

Su intención era seguir durmiendo, pero su estómago gruñó por algo de comida, así que dejó a Seojun descansando y fue hasta la cocina, encontrándose con Hyunjin.

El pelinegro cocinaba algo en el sartén, muy concentrado, tanto así que no se percató de la presencia del rubio, no hasta que Félix carraspeó.

Hyunjin se giró y le sonrió, sacando lo que estaba cocinando y colocándolo en un plato.

—Te lo iba a llevar.

Félix miró el omelette y se le hizo agua la boca.

—No me salió igual que Rosita, pero lo intenté. Si deseas algo más, puedo prepararte otra cosa.

—Así está perfecto. Muchas gracias, Hyunjin, por todo. —Tomó asiento en la gran mesada y comenzó a cenar en silencio, ante la atenta mirada del pelinegro.

—¿Puedo decirte algo?

—Sí, lo que quieras.

—Si te hubiera conocido antes, serías mi esposo en estos momentos.

Félix se ahogó con su comida y todo rápidamente de su vaso de agua.

—¿Qué dices?

—Que si tuviera la oportunidad de volver al pasado, habría tomado el puesto de mi hermano.

—Hyunjin...

—Sé que no es un buen momento para decirte esto, pero no puedo ocultarlo más.

Hyunjin se acercó hasta el rubio, puso sus manos en la nuca del pecoso y lo acercó hasta juntar sus frentes.

—Intenté hacerme el tonto con esto que siento, pero no puedo ignorarlo, no cuando te tengo tan cerca y tan lejos.

Félix estaba estático en su lugar; su cuerpo no reaccionaba.

—Me gustas, Félix.

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LFCDA | Hyunlix AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora