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Félix se encontraba solo en su habitación, recostado en su cama. Su mirada se perdía en el techo, pero su mente estaba lejos, divagando entre los recuerdos de los últimos días y la inesperada confesión de Hyunjin.

—"Me gustas, Félix" —recordaba claramente las palabras de Hyunjin. Su corazón latía con fuerza cada vez que las recordaba.

La confesión lo había tomado completamente por sorpresa. Nunca había imaginado que Hyunjin, su cuñado, pudiera albergar esos sentimientos hacia él. Félix se llevó una mano a la frente, suspirando profundamente. No podía negar que se sentía halagado, incluso había una parte de él que no podía ignorar lo atento y cariñoso que Hyunjin había sido durante todo este tiempo. Pero Félix sabía que no podía permitir que esos pensamientos se intensificaran.

Seojun dormía plácidamente a su lado, y Félix acarició suavemente la cabecita de su hijo, buscando consuelo en su inocencia. No podía darse el lujo de complicar más su vida amorosa, no ahora, no con todo lo que estaba sucediendo.

—Esto no puede pasar —se dijo a sí mismo en voz baja, con la determinación de alguien que lucha contra sus propios sentimientos. Hyunjin era su cuñado, el hermano de su esposo, y aunque las cosas con Eunwoo estaban lejos de ser perfectas, aún estaban casados. Además, Félix no podía traicionar la confianza de la familia Hwang, quienes siempre lo habían apoyado incondicionalmente.

Levantó la mirada hacia la ventana, donde el sol comenzaba a ocultarse, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados. Había algo melancólico en ese atardecer, como si el mundo estuviera reflejando sus propios sentimientos encontrados.

Félix se sentó en la cama y tomó una profunda bocanada de aire. Decidió que debía hablar con Hyunjin, aclarar las cosas y dejarle en claro que, aunque agradecía su sinceridad, no podía corresponderle. Su corazón aún estaba demasiado lastimado, y lo último que necesitaba era otra complicación en su vida.

Se levantó con cuidado para no despertar a Seojun y salió de la habitación. Caminó lentamente por el pasillo, reuniendo valor con cada paso. Al llegar a la sala, encontró a Hyunjin sentado en el sofá, con una expresión pensativa en su rostro. Parecía perdido en sus propios pensamientos.

—Hyunjin —llamó Félix con suavidad.

El pelinegro levantó la mirada y al verlo, una mezcla de esperanza y temor cruzó por sus ojos. Félix se sentó a su lado, sintiendo el peso de la conversación que estaban a punto de tener.

—He estado pensando mucho en lo que me dijiste —comenzó Félix, eligiendo cuidadosamente sus palabras—. Y quiero que sepas que valoro tu sinceridad y todo lo que has hecho por mí y por Seojun. Eres una persona increíble, Hyunjin.

Hyunjin lo miraba con atención, esperando las palabras que seguirían.

—Pero no puedo corresponder a tus sentimientos —continuó Félix—. Eres mi cuñado, el hermano de mi esposo, y aunque las cosas con Eunwoo no estén bien ahora, aún estamos casados. No puedo permitir que esto complique más nuestras vidas.

Hyunjin bajó la mirada, asintiendo lentamente. Se veía dolido, pero también entendía las razones de Félix.

—Lo entiendo —dijo finalmente—. Solo quería que supieras cómo me siento. No esperaba que cambiaras nada, solo necesitaba sacarlo de mi pecho.

Félix le sonrió con tristeza.

—Aprecio que me lo hayas dicho. Eres importante para mí, Hyunjin, y siempre lo serás. Pero por ahora, necesito concentrarme en mi hijo y en poner en orden mi vida.

Hyunjin asintió nuevamente, con una ligera sonrisa en sus labios.

—Siempre estaré aquí para ti, Félix. Como tu cuñado y como tu amigo.

Félix sintió un gran alivio al escuchar esas palabras. Se inclinó y le dio un abrazo, un gesto de agradecimiento y de comprensión. Hyunjin correspondió al abrazo, y en ese momento, ambos encontraron un poco de paz en medio del caos.

—Gracias, Hyunjin —susurró Félix.

Se separaron y, por un instante, el mundo pareció menos complicado. Félix sabía que aún tenía mucho por resolver, pero con personas como Hyunjin a su lado, sentía que podría enfrentar cualquier cosa.

Con una nueva determinación en su corazón, Félix regresó a su habitación, donde Seojun aún dormía tranquilo. Se acostó junto a su hijo, abrazándolo con ternura, y cerró los ojos, sintiendo que, pese a todo, había dado un paso hacia adelante.

 Se acostó junto a su hijo, abrazándolo con ternura, y cerró los ojos, sintiendo que, pese a todo, había dado un paso hacia adelante

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LFCDA | Hyunlix AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora