Capítulo VI

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Se sentía mal, muy mal. La cabeza le daba vueltas y el oxígeno en sus pulmones comenzaba a disminuir rápidamente y de repente las ganas de vómitar tomaron el control terminando por expulsar lo poco que había ingerido durante el día.

Sólo en aquel baño de su habitación en la escuela, con la cabeza en el inodoro sintiendo dolor en su garganta pero nada comparado con el de su corazón al recibir tal cosa.

– duele... duele mucho – dijo con la voz raposa mientras se sentaba a un lado – ésto es  cruel – miro sin punto fijo en la pared del baño – demasiado cruel.

El resto de la  noche continúo cerca del inodoro por las  constantes náuseas hasta que pareció calmarse un poco en la mañana.

Se baño como pudo para luego sepillarse los dientes y salir por fin del pequeño baño, tomó la primeras ropas del armario que tenía ahí y se vistió. 

Miro con recelo la invitación en su mesita, la volteo tomando sus pertenencias para salir de su habitación,  necesitaba saber que le ocurría a su cuerpo.

Después de todo no era normal tener náuseas todos los días durante una semana y mucho menos cansancio excesivo. Y aunque había algo que le decía que después de ese día cambiarían muchas cosas, decidió no dar marcha atrás.

– iras a ver a nobara yuu... – sus palabras se detuvieron al ver el estado de su amigo.

– pasare por ahí, ¿quieres acompañarme Megumi? – preguntó Yuuji sin notar la cara de preocupación del azabache.

– ¿te sientes mal? Te vez fatal – dijo Megumi notando el semblante del contrario.

– creo es una  infección estomacal – dijo sin  mirarlo – ¿me acompañaras? – dijo refiriéndose a ir con Kugasaki.

El azabache de ojos azules decidió no hablar sobre el aspecto que tenía su amigo pelirosa por lo que sólo asintió. Si bien no se tragaba el cuento de la infección, tenía la sensación de que tenía que ver con quien fue su tutor.

Ambos salieron del lugar rumbo al hospital en un silencio un tanto incómodo. 

                                                                                                            El sentimiento de que el había sido culpable no desaparecía como deseaba. Yuuji  había hecho lo que podía para alejar la culpabilidad de su amigo, sin embargó aquello no había parecido funcionar del todo, pero le agradaba que diera pequeños pasos como esté.

Visitar a Nobara desde la última vez que la vio le resultaba un gran problema sin embargó era hora de enfrentar la realidad y buscar soluciones como el adulto en el que se había convertido.

Al llegar al hospital Yuuji lo guió hacia la habitación donde estaba su compañera a quien considero como amiga. Se detuvieron en la puerta por lo que pelirosa decidió darle un tiempo a solas con ella.

– anda, le gustara saber que le viniste a ver – dijo con un tono calmado – aun si  parece que duerme, me gusta pensar que nos escucha – dio un apretón en el hombro animandole a entrar.

Fushiguru sólo asintió tomando la manija para abrir finalmente la puerta entrando sólo.

– ¿no entrarás? – preguntó al ver a Itadori en la puerta.

– necesitan hablar de mucho, luego vendré – dijo para finalmente cerrar la puerta y dejarlos adentró.

De nuevo la sensación de vomitar se apoderó de él,  por lo que corrió hacia  los baños del hospital  y apenas entrando en un cubículo vacío de nuevo su estómago. Ni siquiera sabía que estaba expulsando si no había probado bocado desde ayer.

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