Prólogo - Tragedia.

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¨Incontables eras en el pasado, Hallownest no era más que un lugar vacío y oscuro. Una de las muchas grietas que saturaban este mundo. Entonces, él llegó.

Su despertar marcó el inicio de todo. Una nueva era plateada para Hallownest. Un nuevo comienzo. Su luz abarcó cada rincón de ese vacío agujero, y consigo, su sabiduría. Fue conocido por muchos nombres. El primero de todos. El emperador. El gran Wyrm. 

Bajo sus bellas alas, Hallownest alcanzó una gloria que nunca nadie sería capaz de imaginar. Todos los bichos se unieron bajo una bandera, todos bajo la sabiduría y el don de la mente y el pensar. 

Se alzaron ciudades, se desarrolló la tecnología, la agricultura, la metalúrgica. La mente del gran rey no tenía fronteras, y ver su pueblo crecer era su mayor pasión. Pasión que compartió con todos aquellos que estaban dispuestos a escucharlo. Sin embargo, ese era plateada no fue eterna. 

Aún ansioso por darle mucha más luz a este reino, el Wyrm cayó victima de una grave enfermedad. Una enfermedad desconocida, que ningún médico de Hallownest era capaz de curar. Su agonía se convirtió en su purgatorio, y el gran Emperador murió retorciéndose en el dolor de la locura. Rodeado de sus seres queridos y amigos más cercanos. 

Nadie sabe cual fue el destino de su esposa, la Emperatriz Blanca, fiel compañera del Wyrm y su mejor confidente. Algunos creen que huyó lejos. Otros piensan que compartió un destino similar a su esposo. Otros piensan que fue otra víctima de los conflictos internos y los juegos de poder que se desataron dentro del Palacio Blanco tras la muerte de Wyrm. 

Ahora, el primogénito del Wyrm era quien se sentaban sobre el trono plateado, rodeado de víboras y peligrosas eminencias que solo ansiaban por poder. Una lucha interna que dividió la corte, con el fin de hacerse con el favor del príncipe Hollow y así controlar al reino bajo las sombras.

Esta funesta lucha de poder dentro del palacio, se vió reflejada en el propio reino, y los señores de la guerra leales al Wyrn tomaron la funesta decisión de separarse del reino. Una ruptura que desembocaría en la guerra por la supremacía que ha durado siete años después de la caída del Wyrm. Lo que antes fue un glorioso imperio, ahora no era más que restos, distribuidos en los siete reinos de Hallownest:

En lo más profundo del reino, se alzaba el Palacio Blanco, capital del Imperio Pálido, conde la gran Ciudad de Lágrimas aún demostraba su grandeza de antaño. Un reino consumido por los juegos de poder y los asesinatos dentro de la corte, en una lucha constante por el control entre los leales encabezados por Luriel, ministro de Izquierda, y el maestro , ministro de la derecha y máxima autoridad religiosa del Imperio Pálido: El Culto del Alma. 

En la otra esquina de Hallownest, se alza orgullosa la nación de la Seda Carmesí, dirigida por la matriarca y señora de la guerra Herrak, la bestia. Una nación que prosperó en los oscuros y estrechos pasajes del antiguo Nido Profundo. Las tejedoras fueron los aliados más cercanos del antiguo Wyrm, y fueron los primeros en declara su independencia del reino al ver toda la podredumbre que se esparcía por los recovecos del palacio.

La mantis no dudaron en separarse tras el estallido del conflicto. Su pueblo era orgulloso, y el camino del guerrero no les permitía tolerar tales fechoría dentro de su capital. Encabezadas por la Junta de las Tres Lords, las mantis se mantiene firmes bajo la bandera de la Garra de Honor, la nación que defenderá su orgullo y tradiciones. 

Otro de los reino que no pudo soportar a las víboras de la corte, fueron las abeja. La reina Vespa había renunciado a su corona para crecer junto a la prosperidad del Emperador Pálido, pero esta podredumbre que corrompía el trono plateado no es ni la sombra de su antigua luz. La nación del Panal Dorado es una fortaleza impenetrable. Su pueblo, prosperaba bajo el mandato de su reina, y no veía con buenos ojos a los forasteros. 

Hollow Knight Fanficción - Honor y SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora