Capítulo 22

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Mi cuerpo se encuentra totalmente relajado. Me doy cuenta de que J.D. me ha hecho el mejor regalo que he recibido en mi vida, me a regalado la oportunidad de confiar de nuevo en alguien que no sea yo. Me ha regalado el poder tenerle a él a mi lado, su comprensión y su increíble cariño. Noto el calor que su cuerpo desprende justo en mi espalda y sonrío para mí misma. Creí que en el instante en que le contara lo que pasó me daría la espalda pero eso no ha ocurrido, al contrario, me ha demostrado que no todos son iguales, que es capaz de amar y de dar cariño y no sabe cuanto se lo agradezco.
Acaricio su brazo, que está justo encima de mis costillas y enseguida lo escucho gruñir débilmente.
-Cuéntamelo todo...- me dice mientras se incorpora. Lo miro a los ojos y, aunque le temo a los recuerdos, sé que debo desahogarme tras todos éstos años.
-Pasó hace como un año y medio, cosa así- comienzo. Recuerdo cada instante del primer día en que lo conocí- fui a una concentración de coches en Valencia y lo conocí. Al principio parecía que todo iba genial, me quede unos días en un hostal y nos conocimos. A los dos meses comenzamos una relación y... comenzaron las broncas. Al principio eran sólo peleas, pero menos de un mes después se tornaron en violaciones y palizas- le explico. Mi mente ha desconectado hace rato y no deja que los recuerdos me atormenten. Noto como J.D. se levanta suavemente para mirarme a la cara, aunque sé que lo que verá en mis ojos no es más que una mirada perdida.
»Creí estar enamorada de él pero para cuando empezó a golpearme, comenzó a amenazarme con encontrar a Alex y hacerle daño, yo era muy ingenua y le creí hasta que llegó la noche en que me tiró por las escaleras. Me había golpeado bastante y yo intenté huir y me alcanzó cogiéndome por los pelos, recuerdo que me empujó por las escaleras del piso y lo último que recuerdo es estar en la UCI, en el hospital. Me había roto dos costillas, la muñeca derecha y tenía un derrame cerebral que gracias a Dios no fue muy grave- le muestro la cicatriz de la operación que me tuvieron que hacer en la muñeca para unir la rotura y él la examina cuidadosamente- unos vecinos habían escuchado nuestras voces y el golpe al haber caído y un chico lo golpeó y me cuidó hasta que llegó la policía y la ambulancia. Me ayudaron con la denuncia y el juicio y ya por fin terminó la pesadilla...
J.D. me abraza aún más fuerte y me susurra al oído que ya todo pasó, que todo está bien pero su cuerpo no me dice lo mismo. Se encuentra completamente tenso, su pecho completamente hinchado y las venas de su cuello demasiado marcadas.
Cierro los ojos con fuerza, intentando alejar los recuerdos y dejarme llevar por los fuertes brazos de J.D.
Me siento agotada física y mentalmente, ésto me ha superado notablemente. Está confesión me ha dejado tan tocada como lo que viví con Tony, todo estaba encerrado profundamente, evitando todo el dolor que aquello me causó y ahora, de nuevo, todo sale, todo se repite en mi cabeza, sintiendo incluso el mismo dolor corporal que entonces.
-Será mejor que descanses Jeannette- me dice J.D. Lo miro a los ojos y niego débilmente con la cabeza- no es una posibilidad, es una orden de tu jefe- me dice. Veo como coje su teléfono de la mesa y marca un número- Héctor- dice. Sé que está planeando hacer y vuelvo a negar con la cabeza. Tengo que ir a trabajar y él lo sabe- Jeannette se encuentra mal, tiene algo de fiebre y se va a quedar en casa, sí, ok- cuando cuelga decido mirarle enfadada aunque realmente no lo esté. Él me mira y sonríe, mientras que yo sigo fingiendo enfado. Veo como se acerca y comienza ha acerme cosquillas en mi cintura. Yo intento escapar de sus manos retorciéndome pero él no parece querer parar.

El sonido de mi móvil me despierta de un sueño bastante necesitado. Miro la pantalla y veo que es Alex quien me llama.
-¿Alex?- pregunto.
-Hola enana- pregunta a través de la línea-¿Estás mejor?- me pregunta. Le digo que sí y él me comenta que salga a la puerta de casa. Le pregunto extrañada que para qué pero él sólo insiste en que salga. Cuelga y yo me levanto de la cama. Me miro al espejo y me peino un poco, estoy horrible. Bajo las escaleras sintiendo mi cuerpo terriblemente pesado. No hay nadie en casa, a pesar de que Abi por la mañana no trabaja. Me dirijo a la puerta y cuando la abro me encuentro con la mayor de las sorpresas esperadas; mi coche.
Mi precioso volkswagen golf. Bajo los escalones rápidamente hasta llegar a él. Mi hermano, Abi y J.D. están a su lado, esperando. Me dirijo a mi hermano y lo abrazo.
-Las gracias deberías darselas a J.D. Él se encargó de todo lo necesario para el coche- asiento débilmente mientras lo sigo abrazando. Pronto me separo de él y abrazo a Abi, sé que ella también estaba metida en éste complot. Hace como semana y media o dos el coche estaba estrozado por completo y ahora está como nuevo. De seguro que ella se encargó de pintarlo tal y como lo recordaba, salvo por el aerografiado con mi nombre. Por último me acerco a J.D. y le abrazo a él.
-Todo tuyo, pequeña- me dice J.D. Asiento débilmente. Me separo y es él quien me entrega las llaves- le he hecho algunos arreglos que le vendrán muy buen, ¿porqué no lo pruebas?- me giro y miro a Abi. Ella me entiende rápidamente y sube a éste con las mismas prisas que yo. pongo el coche en contacto y suspiro débilmente para que ella no lo escuche. Las imágenes del accidente vuelven a mi cabeza pero rápidamente las aparto poniendo mi pendrive en la radio.
Suena Renegade, de Eva Simons.

«Me I'm a renegade
Plus not into uh
Wanna be watching and pointing
Too busy guessing he's calling
Not into huh
Ain't saying anything,
Ain't saying anything,
Yeah I'm a renegade
Plus
And only I, I can run this life
O-o-o-o-oh
Can't price me, I'm priceless
So you can't put no tags on me
Without me erupting...»
El coche anda perfectamente, incluso mejor que antes. Cojo algunas calles mientras Abi no para de reír por la velocidad que cojo.
Salgo a un pequeño campo y pruebo mi coche ahí. Doy algunos giros y varios acelerones hasta que decidimos volver.

-Esta noche hay carrera, ¿corremos?- me dice Abi. Le doy otra callada a mi cigarro y asiento. Definitivamente quiero correr, hace mucho que no corro. El camarero del bar nos trae las bebidas y pagamos mientras le doy el primer trago a mi Ron con Coca-Cola. Veo como Abi llama a Héctor y le pregunta sí podemos correr. Seguro que le dice que sí. Mi móvil suena y miro el mensaje que me acaba de llegar; «Te espero esta noche para correr» es J.D. Sonrío ante el mensaje. por fin correré y esta vez me asegurare de estar bien para ganar.

El agua tibia relaja mis músculos, lo que agradezco bastante. Siempre que puedo me relajo en una buena ducha antes de una buena carrera. Dejo que el agua limpie todas las impurezas y todo el pasado, olvidarme de él. De repente la imagen de J.D. ocupa mi mente por completo. Su cuerpo fornido, sus besos húmedos, sus caricias que parecen quemarme... Pongo el agua aún más fría, lo necesito. Tras unos minutos más decido salir de ésta y comenzar a arreglarme. Me pongo unas mallas negras de cuero, un top rosa bebé y agarro una chaqueta negra por si hace frío. Me rizo el pelo y delineó mis ojos. Ya estoy lista. Camino por el pasillo y llamo a la puerta de la habitación de Abi. Nadie responde por lo que decido bajar y tomarme algo mientras espero. Me dirijo a la nevera y tomo un Redbull y comienzo a beber cuando por la puerta entra mi hermano con Abi y J.D. es entonces cuando me doy cuenta de que es hora de volver a correr, volver a sentir la adrenalina correr por mis venas, volver a sentirme libre.

Mi asfalto, tu cuerpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora