Capítulo 27: Tenista lesionado y artista

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Jungkook se incorpora rápido, y le da una mirada al hombre que es físicamente igual a Taehyung, pero facialmente Minho consiguió todos sus genes. Taehyung es muchísimo más parecido a su madre.

—Oh, buenas tardes, papá —saluda Taehyung, tranquilo. Camina hasta el hombre para envolverlo rápidamente en sus brazos—. ¿Cómo estás?

Jungkook acaricia la oreja de Venus y ambos siguen a Taehyung por la espalda, como si de sus guardaespaldas se trataran. Espera pacientemente a que sea su momento de saludar al hombre, mientras sostiene su mirada en Taehyung.

—Papá, él es Jungkook —el chico da un paso al costado para presentarlos. El mayor observa al pelinegro con seriedad—. Es mi novio.

El pelinegro esboza una sonrisa completamente falsa y tampoco trata de pretender que no lo es, estirando su brazo hasta el hombre para estrechar sus manos. Taehyung suspira, un poco nervioso al haber llamado a Jungkook su «novio» por primera vez, a pesar de no haberlo conversado antes, pero se negaba a llamarlo su amigo.

Muchísimo menos frente a su padre.

—Un gusto —dice Jungkook con seriedad.

—El gusto es mío —replica Wonhae—. Estoy seguro que te conozco de antes. Jeon, ¿no? Jeon Jungkook, el niño prodigio.

Jungkook sostiene su mirada en el rostro del hombre, más aún cuando repara en el tono desagradable del hombre al decirlo. Taehyung se tensa a su costado y baja la mirada hasta Venus, quien continúa moviendo su cola de emoción.

—Sí —replica el pelinegro—. El niño prodigio que ponía a todos esos vejestorios a chillar de furia.

Taehyung suelta una risa por el comentario de Jungkook, volviendo a tomar su mano. El hombre mantiene su mirada fija en el pelinegro, alzando una ceja de altanería.

—¿Dónde está mamá? —pregunta Taehyung, ignorando el hecho de que entre Jungkook y su padre no hay una buena conexión.

—En la sala de estar —replica Wonhae.

El pelirrubio se mueve rápidamente hasta la sala de estar, con Jungkook y Venus a su espalda. Esboza una sonrisa cuando ve a su querida mamá pelear con el control remoto, y dice:

—Deberías comprar otro, tacaña.

La mujer desvía rápidamente la vista hasta los tortolitos, quienes mantienen sus manos juntas. Suyeon aplaude de emoción, para levantarse de su asiento y envolver con sus brazos a Jungkook.

Taehyung queda completamente fuera.

—Feliz cumpleaños, dulzura —murmura su madre—. ¿Tuviste una buena tarde ayer?

Jungkook se asusta un poco por el cariño natural de la mujer. Lo siente demasiado raro. Desvía la mirada a Taehyung, sin saber muy bien qué hacer con sus brazos rectos y tiesos, pegados a su cuerpo. El pelirrubio esboza una suave sonrisa, entendiendo rápidamente al chico, por lo que debe despegar a su madre casi con una espátula del pelinegro.

—Mamá, deja a Jungkook —dice el chico—. Lo estás asustando.

—Es que es tan pequeñito —murmura Suyeon, dejando al pelinegro tranquilo—. Un gato arisco.

—Tiene veinticinco años, mamá. No es para nada pequeño, parece un avatar a tu costado —replica Taehyung, rodeando la cintura de Jungkook con su mano, en un movimiento anti-madres demasiado amorosas—. Déjalo, tiene problemas emocionales.

Suyeon suelta una risa, dejando un suave manotazo en el hombro de su hijo. Jungkook rueda los ojos y voltea hasta Taehyung, para después gesticular con su boca claramente un «vete a la mierda».

Match point | JJK & KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora