El sol, ya alto en el cielo, inundaba el estudio de Alexander con una luz dorada que danzaba sobre los lienzos y las pinturas esparcidas por todas partes. Era una mañana como cualquier otra, pero Alexander sentía una agitación en su interior que no podía ignorar. Sabía que hoy sería diferente.
Estaba trabajando en un retrato cuando el sonido de la puerta llamando interrumpió sus pensamientos. Al abrirla, se encontró con Sophie, su presencia irradiando una elegancia innata que siempre lo dejaba sin aliento.
-Alexander, ¿puedo pasar?-
-Claro, adelante, Sophie-
La tensión en el aire era palpable. Alexander la condujo hacia un rincón del estudio donde había dos sillas junto a una mesa pequeña. La invitó a sentarse y, tras un momento de silencio, se armó de valor para hablar.
-Sophie, hay algo que necesito decirte. Es algo que he estado sintiendo desde hace tiempo y no puedo seguir ocultándolo-
Sophie levantó una ceja, intrigada. Su mirada intensa lo instaba a continuar.
-Sé que nuestra relación ha sido... complicada. Nos hemos visto como rivales, nos hemos admirado en silencio y nos hemos lastimado con palabras. Pero, en medio de todo eso, he descubierto que siento algo profundo por ti. Una atracción que va más allá de lo físico, un cariño que no puedo ignorar-
Las palabras de Alexander flotaron en el aire, llenando el espacio con una honestidad cruda y pura. Sophie, acostumbrada a mantener una fachada impenetrable, sintió cómo su corazón latía con fuerza. Tomó un momento para responder, sus ojos brillando con una emoción contenida.
-Alexander, yo también he estado luchando con mis propios sentimientos. He tratado de negar lo que siento por ti, de mantenerme distante, pero no puedo seguir ignorándolo. La verdad es que... también me siento atraída hacia ti. Hay algo en ti que me atrae irremediablemente-
La confesión de Sophie resonó en el estudio, cada palabra cargada de una vulnerabilidad que rara vez permitía mostrar. Alexander sintió una oleada de alivio y alegría, su corazón palpitando con una mezcla de emoción y ternura.
-Sophie, no sé a dónde nos llevará esto, pero quiero intentarlo. Quiero conocerte más, explorar estos sentimientos contigo-
Los ojos de Sophie se suavizaron, una pequeña sonrisa curvando sus labios. Sus dedos jugueteaban nerviosamente con un mechón de su cabello, una señal de su timidez.
-Me gustaría eso, Alexander. Pero debo advertirte, soy complicada. No soy fácil de entender ni de tratar-
-No espero que sea fácil, Sophie. Solo espero que sea real. Que sea nuestro-
El silencio que siguió no fue incómodo, sino lleno de promesas no dichas y de un futuro incierto pero emocionante. En un gesto tímido y lleno de ternura, Alexander tomó la mano de Sophie. Ella, por primera vez, no se apartó. Sus dedos se entrelazaron de manera natural, como si hubieran estado destinados a encontrarse desde el principio.
-¿Te gustaría tener una cita conmigo mañana?- preguntó Alexander, su voz suave y llena de esperanza.
Sophie asintió, sus ojos reflejando una mezcla de timidez y emoción. -Sí, me gustaría mucho-
Con esa simple afirmación, se selló un nuevo capítulo en sus vidas. Un capítulo lleno de posibilidades y de la promesa de un amor que, aunque aún en sus primeros pasos, ya mostraba ser profundo y verdadero.
Esa noche, mientras ambos se preparaban para dormir en sus respectivos hogares, no podían dejar de pensar en lo que había ocurrido. Sus mentes revoloteaban con imágenes del día siguiente, anticipando la cita con una mezcla de nerviosismo y emoción.
Alexander se recostó en su cama, mirando el techo con una sonrisa tranquila. No podía creer que finalmente habían confesado sus sentimientos, que habían derribado las barreras que los mantenían separados. Cerró los ojos, permitiéndose soñar con el futuro, con todas las posibilidades que les esperaban.
Sophie, por su parte, se sentía más ligera, como si una carga invisible hubiera sido levantada de sus hombros. Acarició suavemente sus labios, recordando el tímido beso que habían compartido. Sus pensamientos se desviaron hacia Alexander, imaginando cómo sería su cita, qué descubrirían el uno del otro.
El destino, con su intrincado diseño, había llevado a Alexander y a Sophie por un camino lleno de desafíos y descubrimientos. Ahora, con sus corazones abiertos y sus mentes llenas de esperanza, se preparaban para embarcarse en una nueva aventura juntos.
Al día siguiente, el sol brillaba con una intensidad especial, como si también estuviera celebrando el comienzo de algo hermoso. Alexander llegó al lugar de encuentro con anticipación, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Sophie apareció poco después, su elegancia natural realzada por una sonrisa que solo él tenía el privilegio de ver.
-Estás hermosa, Sophie-
Ella sonrió, sus mejillas ruborizándose ligeramente. -Gracias, Alexander. Tú también luces muy bien-
Comenzaron su cita con una caminata por el parque, conversando sobre temas ligeros y disfrutando de la compañía del otro. Con cada paso, sus miedos y dudas se desvanecían, reemplazados por una conexión genuina y profunda.
-¿Sabes? Siempre pensé que eras una persona difícil de comprender- confesó Alexander, rompiendo el silencio. -Pero cuanto más te conozco, más me doy cuenta de lo maravillosa que eres-
Sophie lo miró, sus ojos llenos de gratitud. -Y yo siempre te vi como alguien arrogante y egocéntrico. Pero ahora, veo a alguien apasionado y auténtico-
La tarde pasó rápidamente, llena de risas y momentos compartidos. Se conocieron en formas que nunca imaginaron, descubriendo facetas ocultas y construyendo una base sólida para su relación.
Al final del día, se encontraron en un mirador, contemplando la ciudad a sus pies. El aire fresco de la noche los envolvía, creando un ambiente íntimo y sereno.
-Ha sido un día increíble- comentó Alexander, tomando la mano de Sophie.
-Sí, lo ha sido- respondió ella, apretando suavemente su mano.
Compartieron otro beso, esta vez más seguro y lleno de promesas. Sabían que el camino no sería fácil, que aún enfrentaban muchos desafíos. Pero, por primera vez, ambos estaban dispuestos a enfrentar lo que fuera, juntos.
Así, con la noche extendiéndose ante ellos, Alexander y Sophie dieron el primer paso hacia un futuro compartido. Un futuro lleno de amor, comprensión y, sobre todo, de la promesa de que, no importa lo que ocurriera, siempre tendrían el uno al otro.
La vida, en su infinita sabiduría, había juntado dos almas que, aunque diferentes en muchos aspectos, compartían un lazo indestructible. Y mientras se abrazaban bajo el cielo estrellado, sabían que este era solo el comienzo de una hermosa historia escrita por el destino.
ESTÁS LEYENDO
La Crítica del Arte.
Romansa"La Crítica del Arte" Un artista y un crítico de arte se desprecian públicamente, pero cuando él le pide a ella ayuda para exponer su obra en una galería importante, se ven envueltos en una complicada relación que va más allá de la profesionali...