Desde su niñez Tn Midoriya ha admirado a las chicas mágicas soñando con convertirse en un héroe como ellas pero se enfrenta a la dura realidad de no tener magia, lo "esencial". Enfrentando el rechazo hasta que un día tiene la oportunidad de hacerlo...
-El día había comenzado como cualquier otro en la excursión a Shibuya. Kaori y sus amigas estaban emocionadas por la oportunidad de explorar la vibrante ciudad por las tiendas, los cafés y las luces de la ciudad las envolvían en una atmósfera de entusiasmo y diversión.
Amiga de Kaori 1: ¡Mira ese vestido, Kaori! ¡Te quedaría perfecto!
Amiga de Kaori 2: ¡Vamos a tomarnos una foto en las gradas!
- Kaori sonreía y reía con sus amigas disfrutando de cada momento pero en el fondo de su mente siempre había un pequeño resquicio de molestia cuando pensaba en Tn. Su admiración por las chicas mágicas le parecían patéticas y esa irritación se había convertido en una aversión creciente.
Kaori: ¿Por qué no puede simplemente aceptar la realidad y dejar de soñar con ser un héroe? Es tan ridículo...
- Mientras caminaban un estruendo ensordecedor sacudió el aire haciendo que todos se detuvieran en seco. Kaori giró la cabeza justo a tiempo para ver cómo un monstruo grotesco emergía de la nada sembrando el caos a su alrededor.
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Kaori: ¡¿Qué demonios es eso?!
- La multitud entró en pánico corriendo en todas direcciones para escapar del monstruo, Kaori y sus amigas intentaron alejarse también pero en la confusión Kaori tropezó y cayó al suelo. Antes de que pudiera levantarse sintió una garra áspera agarrar su pierna y arrastrándola.
Amiga de Kaori 1: ¡Kaori!
Amiga de Kaori 2: ¡Alguien ayúdela!
- Kaori luchó pero el monstruo la sujeto firmemente, la desesperación la inundó mientras intentaba liberarse pero sus esfuerzos eran inútiles mirando a su alrededor con desesperación, esperando que una chica mágica apareciera para salvarla.
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Viendo la desesperación en el rostro de Kaori y escuchando los gritos de sus amigas comprendí que no podía esperar más. Con una última mirada de determinación corrí hacia el monstruo. Inocentemente, no sabía lo que me pasaba ya que mis piernas se habían movido solas.
