07

44 10 18
                                    

El festival del pequeño pueblo estaba organizado en la plaza frente al templo del kami que la anciana había mencionado. Habían pequeñas tiendas con comida, diferentes juegos y actividades, organizadas en tal manera que, la gente podría caminar entre ellas cómodamente. Ese tipo de eventos siempre intentaban alimentar el comercio del pueblo y habían muchas tiendas ofreciendo productos locales.

El lugar estaba menos concurrido que los festivales en Osaka, pero aún así había bastante gente por ser la última noche. Kyo y Iori no hablaron durante el camino desde el hostal hasta el festival, ambos seguían sumidos en sus propios pensamientos. La situación se volvía cada vez más incómoda, porque ambos sentían la frustración de no poder hacer nada al respecto para solucionar el problema y hablar de Orochi o los Hakesshu, sería una perdida de tiempo, además de algo que dañaría aún más el ambiente.

Kyo no se cambió la camiseta manchada, pero ya no estaba mojada. Kyo podía regular la temperatura de su cuerpo gracias a su reliquia. Así que la camiseta se había secado con el calor que emanaba de su piel. Cuando llegaron al festival, Iori notó como los ojos de Kyo se abrían con emoción cuando había visto una tiendita que vendía manzanas acarameladas.

— Hace como mil años que no como una

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— Hace como mil años que no como una. — Exclamó Kyo y apresuró el paso.

La vendedora le ofreció diferentes tipos de manzanas acarameladas, algunas estaban cubiertas de chocolate y otras tenían vainilla. Kyo pidió dos manzanas con el clásico caramelo a base de azúcar morena.

— Cuando era niño, me encantaban. — Comentó ofreciéndole una a Iori que miró la manzana como si fuera un objeto extraño que jamás hubiese visto antes.

— ¿No te gustan? — Preguntó Kyo al ver la cara de Iori.

— Nunca las he probado.

— ¿Ehhhh? No puede ser ¿en serio?

— ¿Imaginas a mi padre trayéndome a un festival y comprándome una manzana? — Preguntó Iori con voz sarcástica, era obvio que su padre no sería del tipo que llevaría a su hijo a ese tipo de eventos.

— Oh... cierto, pero eso ya no importa ¿verdad? y siempre hay una primera vez para todo — Continuó Kyo con entusiasmo y juntó ambas manzanas como si se tratara de dos copas de vino. — ¡Salud!

— Idiota. — Murmuró Iori al ver la actitud juguetona de Kyo. Le dio un mordisco a la manzana y descubrió lo crocante que era.

— ¿Qué tal? — Preguntó Kyo luego de que hubiese masticado y tragado un enorme pedazo.

— El caramelo por si solo es muy abrumador, pero la acidez de la manzana contrasta bien con el sabor dulzón y la textura crocante contribuye a la experiencia placentera. — Concluyó Iori con seriedad.

Kyo lo miró por unos segundos en silencio y luego soltó una carcajada al escuchar tan detallada descripción. Y la expresión seria de Iori solo hacía más gracioso.

The morning sun and the midnight MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora