— ¿Qué te parece?
La esbelta figura de su novio estaba frente a él. Taehyung parecía querer mostrarle su pequeño platillo que había preparado para él como su cena, pero sus luceros no podían centrarse en aquella pasta en salsa blanca. No cuando tenía justo frente a él un precioso pelicastaño con una prenda superior que le había robado del armario. Por instinto pasó saliva, teniendo la garganta seca de pronto.
Taehyung pasó su zurda por su campo de vista, devolviendole a la realidad.
— Amor, la cena no soy yo. — Escuchó la tenue risa que le cubrió como una brisa suave, resultando con sus comisuras alzadas y sus ojos conectados mientras reían juntos.
Juntos.
Jungkook aún no lograba creerlo. Tenía al amor de su vida con él; viviendo juntos en el departamento del mayor. Tenían ya nueve meses juntos, luego de haber estado separados por un año completo con Taehyung viviendo en Nueva York y Jungkook continuando en Seúl. Luego de su peculiar forma de conocerse y enamorarse, y del daño que le había ocasionado a su pequeño dulce, Taehyung había optado por irse a otro lugar para sanar, lejos de todo lo que le había atormentado y le había eliminado su estabilidad. Jungkook era el principal causante, por lo que nunca hizo reclamo alguno. Había aprendido a aceptar que sus errores tenían consecuencias, y el que Taehyung no le diera pronto su perdón era uno de ellos. Al final, estar distanciados les sirvió a ambos para madurar emocionalmente, y cuando Jungkook creyó tener suficiente terapia, se reencontró con su chico.
No de la mejor manera luego de haberlo salvado de un casi abuso y terminar en las rejas por dejar inconsciente al tipo, pero al menos se habían reencontrado.
Y, luego de salir gracias a Namjoon que pagó su fianza, no tuvo que convencer a Taehyung de devolverse con él. Pero antes, su lado más romántico (nunca antes existente) le dió la perfecta idea de pedirle ser su novio de manera oficial en el museo de arte, luego de que Taehyung quisiera ir a mostrárselo.
Todo salió perfecto. Tan perfecto, que por fin Jungkook se sentía feliz. Por fin había encontrado su felicidad y había aprendido a valorarla; a nunca más perderla.
Y ahora que habían terminado sus carreras tenían tiempo de sobra para amarse. Día con día, siempre que despertaba y tenía a su niño a su lado, tomó la costumbre de recordarle por qué se enamoró de él. Cada mañana su sesión de besos y cuidado se volvió su rutina diaria. Eso y ser despertado de madrugada por Taehyung luego de tener pesadillas con que su dulce lo odiaba, lo insultaba por su reto y lo abandonaba una vez más. Terminar llorando en los brazos de Taehyung y dormir abrazados era parte de su nueva vida. Nueva vida junto a él. Ahora construyendo un nuevo camino que, como toda relación, tenía sus pequeñas caídas y retrocesos que solucionaban juntos.
Y por eso, ahora estaban ahí, y Jungkook estaba en ese preciado dilema interno entre quitarle la ropa y volver a hacerlo suyo, o realmente alimentarse.
¿Por qué no podía hacer ambas cosas al mismo tiempo?
Su mano ya le había tomado la decisión y ya se encontraba amasando uno de los pomposos glúteos de su chico.
— ¿Por qué no? Puedes ser el platillo principal y la pasta de postre.
Notó la poca estabilidad de Taehyung cuando su sonrisa perdió fuerza mientras le miraba.
— Jungkook... Ya tuvimos sexo anoche por lo mismo.
Bufó. Sus manos tomaron con posesión las caderas de Taehyung, y con cuidado lo ayudó a tomar asiento en su regazo.
— Dulce, no es mi culpa que estés tan rico. — su nariz se ocultó en su cuello, justo por donde marcas de su propiedad estaban coloreando su piel. Ahí fue donde decidió que su sinhueso lamiera, obteniendo un suspiro de su pareja. Sintió las manos de Taehyung afianzarse a su cuello como un candado, y sus dedos acariciarle el cabello de su nuca. — Además, te recuerdo que tú la semana pasada no me dejaste descansar hasta que 'te preñara'.
— ¡Amor!
Su aliento chocó contra sus clavículas al reír. Ese recuerdo lo iba a mantener con él de por vida.
— Mhm. ¿Ahora te da vergüenza? — sintió a Taehyung ladear su cabeza para darle mejor acceso a su cuello. Sus belfos hicieron presión en húmedos besos por la curvatura de este. — Porque cuando me abriste las piernas y me meneaste el culo, estabas ansioso por tomarme, no avergonzado. — Sus oídos tuvieron el deleite de escuchar a Taehyung gemir, y ahí fue cuando sus propios sentidos se nublaron. Su mandíbula se tensó y su entrepierna reaccionó primero, palpitando.
— J-Jungkook. Uh...
— Eso es, gime el nombre de tu dueño.
Y acto seguido, Taehyung volvió a exhalar con mayor libertad, mayor deseo, mayores ansias. Jungkook sintió las caderas de Taehyung comenzar a moverse sobre él. Casi involuntariamente, pero Jungkook ya sabía el juego de su pareja. Sabía que fingiría inocencia si le reclamara.
Decidió ser más inteligente y jugar ahora él. Por ello, detuvo sus acciones de pronto, haciendo que Taehyung bufara con frustración y buscara su mirada.
— ¿Por qué te detienes?
— Porque tienes razón, amor. Tengo que cenar.
Jungkook logró visualizar el entrecejo de Taehyung fruncirse. Aquello le hizo aguantar su risa y simplemente proceder a tomar sus cubiertos con el chico aún en su regazo.
O al menos hizo el intento, pues su chico ya estaba tomando el borde de su prenda superior para dejarle ver su torso al desnudo. Se la estaba poniendo difícil, pero no le gustaba quedarse atrás, por lo que continuó con su mano temblorosa para probar bocado. Y de nuevo, no lo logró cuando los glúteos de Taehyung continuaron frotándose contra su bóxer. Ahora más firme, más intenso. Su miembro ya había despertado y Taehyung lo sabía, lo sentía. Por eso estaba contraatacando.
— Taehyung.
— Preñame.
Al diablo la cena.
Sus falanges buscaron adueñarse de su mentón para apropiarse de sus suaves labios en una danza fogosa donde su sinhueso le ayudó a explorar su cavidad cada que los chasquidos de su beso progresaban. Su novio pegó ambos torsos desnudos y así, logró percibir que ardía. Ardía en ansias. Ambos lo necesitaban.
— Te voy a follar hasta que me ruegues que pare. Hasta que tu culo esté totalmente marcado por mi semen y tú termines con uno de mis bebés en el vientre.
No necesitó más tiempo. Nisiquiera buscó separarse de su amado. Le tomó por los muslos y, con cuidado de no tropezar, lo cargó con él para dirigirlos a su habitación entre besuqueos y susurros de Taehyung llenos de palabras sucias; y una vez más, terminarían durmiendo hasta la madrugada, cansados, pero felices de unirse una vez más ante la luz de la luna.
Y quién sabe, tal vez finalmente instalando una pequeña semilla fruto de su amor.
Amor real, amor fuera de una mentira, amor lleno de aprendizajes, maduración e intensidad. Amor recíproco.
Amor nacido de una inocente apuesta.
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Inocente Apuesta. KT.
RomanceTodo comenzó con una apuesta para avergonzar al cerebrito de la universidad. Todo era un simple plan, una trampa. Todo era falso. Entonces, ¿Por qué el corazón de Jungkook parecía salir de su pecho al ver aquellos ojos miel? • Continuación de mi AU...