11

18 5 0
                                    

Pero algo la obligó a detenerse en la vuelta 43, no solo a ella sino a toda la parrilla. Un accidente había ocurrido, y solo a ella le habían dado la noticia mientras regresaba confundida a boxes. Lewis la abrazó con fuerza, pero Astin no comprendía la magnitud de lo sucedido hasta que vio la expresión sombría en los rostros de Lewis y Toto.

—¿Qué está pasando? —preguntó Astin, su voz temblando de ansiedad mientras intentaba liberarse del abrazo de Lewis.

Toto la miró con seriedad, buscando las palabras adecuadas. Finalmente, respiró hondo y comenzó a explicar.

—Dolly, Jules perdió el control en la curva 7 de Suzuka. En ese momento, una grúa estaba retirando el coche de Adrian Sutil, que había tenido un accidente previo en esa misma curva. El monoplaza de Jules se deslizó sin control y chocó violentamente contra la parte trasera de la grúa. Fue un impacto muy grave —dijo Toto con voz grave, tratando de suavizar la noticia devastadora.

Astin se soltó del abrazo de Lewis con gestos de incredulidad y horror.

—¿Jules...? —murmuró, su voz quebrándose ante la idea de lo que acababa de escuchar.

Lewis asintió con tristeza, acercándose más a ella para brindarle apoyo.

—Lo siento mucho, Astin. Fue un accidente muy grave. Están atendiéndolo ahora mismo —dijo Lewis, su propia voz cargada de angustia por lo que había sucedido.

Astin sintió que su mundo se desmoronaba. La realidad del accidente de su hermano la golpeó con fuerza, y las lágrimas comenzaron a emerger mientras intentaba procesar la terrible noticia.

—¡Necesito ir allí! ¡Tengo que verlo! —exclamó Astin, desesperada por correr hacia la curva 7 y asegurarse de que Jules estuviera bien.

Pero Lewis y Toto la retuvieron con firmeza, conscientes de que no podía exponerse al caos de la pista en ese momento.

—Astin, no puedes ir allí ahora. Los médicos están ocupándose de él. Necesitas quedarte aquí —dijo Toto con voz calmada pero decidida, mientras Lewis la abrazaba para contener su desesperación.

Astin se sintió atrapada en una pesadilla. Las lágrimas caían libremente por sus mejillas mientras el dolor se apoderaba de su corazón. Su mente luchaba por aceptar lo que acababa de ocurrir, mientras su cuerpo temblaba con el impacto emocional. Era como si el mundo se hubiera detenido en ese momento, solo para desgarrar su alma con la cruel realidad del accidente de su amado hermano.

—¡No puede ser! ¡Jules, no puede ser verdad! —sollozó Astin, su voz quebrándose en un lamento desgarrador. Se aferraba desesperadamente al abrazo de Lewis, buscando consuelo que parecía escapársele entre los dedos.

Lewis la sostuvo con ternura, sintiendo el dolor de Astin como si fuera propio. Sabía que no había palabras que pudieran mitigar su sufrimiento, pero debía intentarlo.

—Astin, escucha. Los médicos están haciendo todo lo posible por él. Necesita tiempo, no puedes ir ahora —dijo Lewis con voz entrecortada, su propio corazón roto por la situación.

Toto se acercó, su expresión seria reflejando la gravedad del momento.

—Astin, Jules es fuerte. Está recibiendo la mejor atención. Pero ahora mismo, necesitas estar aquí. No puedes hacer nada yendo hacia allí —añadió Toto con voz firme, tratando de transmitir calma aunque el dolor también lo afectaba.

Astin luchaba contra las lágrimas y la desesperación, sintiéndose impotente ante la terrible realidad. Pero finalmente, asintió débilmente, resignándose a esperar mientras su corazón se desgarraba por su hermano.

VÉRTIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora