Prólogo

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En un mundo envuelto de fantasía todos obtenían la bendición de tener habilidades para poder sobrellevar todas las adversidades de la magia.
Era raro que algún integrante no pudiera controlar algún superpoder basado en la naturaleza, algún elemento, la vida, la muerte, pero sí existían.
Cada cierto tiempo nacía un bebé donde las creencias son bandos separados diciendo que era un ser humano traído de vuelta por los seres divinos para recordar los que no siempre tuvieron poderes, pero otros decían que era una maldición porque sus padres debieron haber hecho algo incorrecto y su castigo era que su descendencia no tuviera magia lo cual significaba prácticamente la muerte, si es que lograba sobrevivir en su infancia, llegaba la etapa de adolescencia donde todos los días tienen que trasladarse para su educación y deben atravesar bosques, lagos, ríos lugares peligrosos donde existían estas bestias y debían defenderse y sin esas habilidades eran los primeros en morir, es una obligación enviarlos porque son mal vistos a los ojos de la sociedad. Así que ningún niño sin poderes llegaba su vida adulta.

Sorprendentemente las ganas de vivir de Izuku Midoriya fueron un gran escalón para nunca detenerse, mientras que las personas o sus compañeros bajo las costumbres de ellos atacaban, él prefería observar, analizar, mantenerse fuera del rango del peligro y saber por qué las bestias iban contra ellos. Se dio cuenta de que no eran unos monstruos, las bestias marcaban su territorio, a veces los atacaban porque pasaban cerca de sus nidos, otras veces porque pisoteaban su comida y no se daban cuenta al no saber ni de qué se alimentaban, en ocasiones simplemente eran sus guaridas y ellos son unos impostores, pero en la humanidad siempre se ha creído los dueños de todos y preferían matar a criaturas tan lindas en vez de entenderlos.

Llegaron los días de lluvia, aun así los adultos fueron a recoger a todos los adolescentes para que fueran atravesando el bosque a sus respectivas clases. A pesar de que su madre trató con todas sus fuerzas de que él no fuera, ya que eran tierras lodosas, lugares donde podrían confundirlos con pantanos, donde podían salir otros tipos de bestias, estaba aterrada a que ese fuera el día que va a perder a su hijo. Izuku solo le sonrió mencionando un

"Está bien mamá"

Tomó sus cosas para ponerse en marcha y su madre no estaba mal, empezó una tormenta a cada minuto y la visión bajaba. Los truenos-rayos empezaron a caer alrededor y encendían las ramas secas.
En un descuido cuando se agachó para agarrar su mochila perdió a sus compañeros, él se quedó hasta el final por viejo hábito. Intentando encontrar el camino resbaló, al abrir los ojos, ya no había tormenta ni agua ni nada, pero frente a él un gran dragón sacudió sus escamas para generar un sonido de advertencia de que se fuera y al voltear a un lado encuentra su nido con cinco enormes huevos el pecoso sabía que estaba en peligro, nuevamente era un invasor.

El destino lo puso frente a un ser maravilloso, sin saber que ese accidente a su corta edad, lo convertiría en el domador de bestias.

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Nota:

Está historia no es omegaverse, recen para que no me aburra y lo deje de lado 🫣

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~Naty Bemon 🫀

Domador de bestias [BKDK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora