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Al amanecer  Astrid se dirigía a la herrería en busca de Hipo, pues Estoico le había pedido que lo localizará, pues no lo encontraban en las áreas comunes en las que pasa el tiempo usualmente.

— Hola Bocón, buenos días, oye de casualidad no sabes dónde está Hipo, no lo encontramos en ningún sitio– Cuestionó con esperanza de recibir una respuesta positiva.

— Astrid, hola, Hipo no se a parado aquí en lo que va del día, creo que está evitando sus labores o yo que sé, ¿ya buscaste en su casa? tal vez sigue ahí con todo lo que a pasado tal vez lo sigue asimilando yo todavía lo hago– respondió mientras creaba un diente postizo.

La mente de Astrid hizo click con sus palabras así que después de agradecerle se dirigió a la cabaña del castaño. Al ingresar notó que la puerta trasera estaba abierta, afuera se podía ver al furia nocturna tratando de jugar con un dragón blanco que, solo lo miraba con notable molestia. Continuó su camino a la habitación de Hipo la cual estaba en completo silencio, se asomó en la puerta y pudo observar dos bultos en la cama así que sumo cuidado y en completo silencio se retiró de la habitación.

Una hora más tarde unos ojos verdes comenzaban a abrirse de forma lenta, al estirarse antes de levantarse sintió una presencia en su lado izquierdo, con cuidado volteó a ver encontrando se una cabellera blanca saliendo de por debajo de la sabana, de forma lenta se levantó de su cama para poder alistarse para hacer sus labores, pues por la luz que ingresaba a la habitación podía darse cuenta que era tarde. 

Antes de salir se cuestionó si era buena idea levantar a su acompañante, pero, al verlo tan tranquilo decidió que regresaría después por el, así que sin hacer ni un solo ruido salió de la cabaña preparado para recibir un regaño por su impuntualidad.

Antes de salir se cuestionó si era buena idea levantar a su acompañante, pero, al verlo tan tranquilo decidió que regresaría después por el, así que sin hacer ni un solo ruido salió de la cabaña preparado para recibir un regaño por su impuntualidad

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En la cabaña, después de algunas horas, Jack, abrió los ojos, se sentó en la cama y al ver la habitación recordó el lugar en el que estaba, notó que no estaban ninguno de los dragones ni el chico castaño. Caminó a la puerta, se detuvo frente a ella por un par de minutos decidiendo si abrirla o no, antes de abrirla escuchó pasos acercando se así que apresuradamente se dirigió al cofre en el que el día anterior había dejado sus cosas teniendo su bastón a la mano por si lo necesitaba.

Después de haber trabajado algunas horas Hipo regresaba a la cabaña para poder cumplir lo dicho la noche anterior al de cabello blanco, al ingresar vio a Jack frente a sus cosas mientras su vista se dirigía a donde el estaba parado.

— Hola, veo que ya te levantaste, ¿tienes hambre? ven, te llevaré al comedor y después te enseñaré el lugar ¿te parece?– Dijo

— Claro– respondió mientras se levantaba, antes de avanzar observó su bastón mientras pensaba si llevarlo o no. Hipo al observar esto le sugirió que las dejara, pues no estaban expuesto a ningún peligro dentro de la aldea, así que ambos caminaron para abandonar la habitación y la cabaña.

— Tranquilo, Berk es seguro, no debes preocuparte de casi nada, excepto de los gemelos Torton, si los ves con jabalíes huye de ahí– Sugirió con un tono gracioso. 

Who Are You? •Hijack•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora