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―Has estado distraído todo el día ―dice Soobin mientras encontramos asientos en mi clase más esperada del semestre, su mirada me recorre

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―Has estado distraído todo el día ―dice Soobin mientras encontramos asientos en mi clase más esperada del semestre, su mirada me recorre.
—En realidad, has estado así por un tiempo, desde mi cumpleaños. Nunca me dijiste lo que pasó esa noche. ―Duda, su expresión es confundida.
—Te vi salir con ese tipo, ¿sabes?

Me muerdo el labio nerviosamente mientras le lanzo una mirada furtiva. Nunca le he ocultado secretos a Soobin, pero algo acerca de mi velada con Tae se siente privado, y no solo por quién es él.

―No pasó nada ―le digo, mis palabras son sinceras pero vacías. Es una tontería, de verdad.
Todo lo que hicimos fue besarnos y jugar a
Verdad o Reto mientras bebíamos vino. Aunque solo han pasado unas pocas semanas desde entonces, dudo que Tae se acuerde siquiera de mí. Su carisma y el hecho de que tenía un apartamento de soltero separado de su residencia principal lo decía todo. Claramente no fui la primera chica que llevó ahí, y no seré la última. A él no le interesa el amor y yo no soy tan tonta como para creer que yo sería una excepción.

Quise decir lo que escribí en la nota que le dejé: no me interesa una aventura, ni siquiera con alguien como él. Sé que no puedo reformar a un playboy multimillonario y, aunque pudiera, no estoy segura de querer hacerlo. Siempre quise una relación similar al matrimonio de mis papás; una vida sencilla, del tipo que nunca podrías tener con un Jeon. Mi noche con Tae fue increíble, pero fue una experiencia única que no tengo intención de repetir.

―Entonces, ¿por qué no has sido tú misma? ―me pregunta Soobin mientras nos sentamos en el frente del salón de clases.
—Ni siquiera colarte en el laboratorio de tu papá y experimentar con los paneles solares te ha levantado el ánimo. Han pasado semanas, Bea.
Estoy un poco preocupado por ti. ¿Te hizo algo que no consentiste?

Mis ojos se abren ante la insinuación y me giro en mi asiento.

―No, por supuesto que no ―niego, con mi mano envolviendo su bíceps.

Sus hombros se relajan y asiente, aparentemente no muy convencido. Supongo que he estado un poco letárgica desde esa noche, pero ni siquiera yo estoy segura de por qué. Sabía exactamente lo que estaba haciendo cuando me escapé de la cama de Tae, mi decisión fue tomada, pero no puedo dejar de pensar en él. Seguía preguntándome qué habría pasado si me hubiera quedado, si al menos le hubiera dejado mi número de teléfono, ¿habría querido verme de nuevo?

Me siento mientras las puertas del salón de clases se cierran ruidosamente y mi melancolía da paso a la emoción. La profesora Leia Astor y su esposo, el profesor Jung Hoseok Astor, son las principales razones por las que elegí estudiar en Astor College. Son diferentes a la mayoría de los demás profesores y practican lo que predican.
Con frecuencia consultan sobre proyectos de alto perfil y son conocidos por traer a expertos de la industria como Aria y su esposo para clases especiales.

LA PROMETIDA SECRETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora