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Tae jala mis manos justo antes de llegar a la puerta principal de mis papás, con una sonrisa traviesa en su rostro

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Tae jala mis manos justo antes de llegar a la puerta principal de mis papás, con una sonrisa traviesa en su rostro. Desde que supimos de su abuela, con frecuencia se pierde en sus pensamientos, pero hay momentos como estos en los que es como si yo fuera todo lo que puede ver.

―¿Qué? ―le pregunto, entrecerrando los ojos.

Él se ríe y me acerca más.

―Tengo un reto para ti ―dice, su frente cae hacia la mía.
—Bésame antes de entrar. Sé que me tentarás una vez que lleguemos a tu habitación y me convertirás en el tipo de pecador que rompe todas las reglas de tu papá, pero eso podría ser dentro de horas. ¿Qué pasa si no puedo sobrevivir hasta entonces? Necesito combustible, Bea.

Me río y envuelvo mis brazos alrededor de su cuello mientras me pongo de puntillas, inclinando la cabeza. Sus labios chocan contra los
míos y mi cuerpo se funde con el suyo. Tae chupa mi labio inferior, su mano recorre mi espalda y lo acerco más, amando la forma en que se pierde por completo en esto, en nosotros.

―Dios, te deseo ―dice contra mi boca, y sus manos se mueven hacia mis caderas. Mi mano se desliza en su cabello y él gime, con su polla presionando contra mi estómago.

Sonrío contra sus labios y luego el sonido de la puerta principal abriéndose nos sobresalta a ambos. Antes de que siquiera me de cuenta de lo que estaba pasando, Tae me da la vuelta y me empuja hacia la puerta principal. Tropiezo y miro por encima del hombro para ver a mi esposo, que hace todo lo posible por parecer lo más inocente posible mientras le sonríe a mi papá.

Mi esposo no le teme a nada en este mundo, salvo, aparentemente, a que mis papás lo atrapen besándome.

―Tú lanzaste ese reto tú solo y ahora actúas sorprendido de que esté tan cerca de
ti ―murmuro en voz baja.

Me lanza una mirada de advertencia con los ojos muy abiertos, y si mi papá no hubiera estado parado justo detrás de nosotros, lo habría
molestado por la forma en que su personalidad cambia en el momento en que papá está cerca.
Es uno de los hombres más poderosos del mundo, pero se encoge de miedo frente a mi papá. Todo lo que implica hace que las mariposas en mi estómago se vuelvan locas, el nivel de respeto que tiene por mi familia, junto con sus intentos de obtener la aprobación de mis papás, no pasan desapercibidos.

Los ojos de papá se mueven entre nosotros dos, su mirada carece del afecto y la diversión habituales.

―Pasen, niños ―dice, y frunzo el ceño cuando me doy cuenta de que su tono no es correcto.

―¿Qué está pasando? ―le pregunto, quitándome los zapatos rápidamente. Tae hace lo mismo y me ofrece su mano, entrelazando nuestros dedos mientras seguimos a papá a la sala de estar.

Mamá levanta la vista del sofá, con los ojos enrojecidos, y papá inmediatamente la rodea con su brazo.

―Hay algo que tenemos que decirte, Bea ―dice. Mamá asiente y mi corazón se hunde. Con las noticias sobre la abuela de Tae todavía frescas en mi mente, me preparo para lo peor.

LA PROMETIDA SECRETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora