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Un día común como cualquier otro algo sale mal en una de las fábricas de Japón, algo que hace que los zombies hagan su aparición en la vida real. Nuestros protagonistas junto a sus amigos deberán luchar para sobrevivir y salir de s...
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Después de semanas de arduo trabajo, el auto finalmente estaba listo para el largo viaje fuera de la ciudad. Iguro y Masachika se aseguraron de que todo estuviera en perfecto estado, revisando cada detalle para evitar cualquier problema durante el trayecto.
Sanemi, consciente de la necesidad de comodidad para Shinobu, tomó varias almohadas y mantas, acomodándolas cuidadosamente en el maletero del auto. Sabía que el viaje sería largo y quería asegurarse de que ella estuviera lo más cómoda posible.
─Esto debería ayudar ─dijo Sanemi mientras ajustaba las mantas─. Quiero que estés cómoda durante el viaje.
Shinobu sonrió, agradecida por su cuidado. ─Gracias, Sanemi. Eres increíble.
Con todo listo, el grupo se organizó para el viaje. Mitsuri y Kanao se acomodaron en los asientos traseros, mientras Iguro y Masachika tomaron sus lugares como piloto y copiloto, respectivamente. Sanemi ayudó a Shinobu a meterse en el maletero, asegurándose de que estuviera bien arropada y cómoda.
─¿Estás bien ahí? ─preguntó Sanemi, mirando a Shinobu con preocupación.
─Sí, estoy bien. Gracias por todo ─respondió ella, tocando suavemente su mano.
Con el auto cargado de comida, agua y suministros de primeros auxilios, estaban listos para enfrentar el largo viaje fuera de la ciudad. Sabían que el camino sería difícil, pero estaban determinados a encontrar un lugar seguro donde pudieran empezar de nuevo.
Durante el viaje, el suave ronroneo del motor y el movimiento del auto ayudaron a Shinobu a quedarse dormida. Sanemi la observaba con cariño, sentado a su lado en el maletero. La luz de la luna se filtraba a través de las ventanas, iluminando suavemente su rostro sereno.
Con una mano, Sanemi acarició su vientre, sintiendo la vida que crecía dentro de ella. Era un recordatorio constante de lo que estaban luchando por proteger. Se inclinó hacia adelante y besó suavemente su mejilla, sintiendo una profunda conexión y amor por ella.
─Te prometo que te mantendré a salvo, a ti y a nuestro bebé ─susurró, aunque sabía que ella no podía oírlo en ese momento.
Sanemi permaneció despierto, vigilando a Shinobu mientras dormía, asegurándose de que estuviera cómoda y segura. Cada movimiento del auto lo mantenía alerta, preparado para cualquier eventualidad.
Mientras tanto, Mitsuri y Kanao se mantenían atentas en el asiento trasero, listas para ayudar si era necesario. Iguro y Masachika conducían con determinación, conscientes de la responsabilidad que tenían de llevar a todos a un lugar seguro.
El viaje era largo y agotador, pero en esos momentos de tranquilidad, Sanemi encontró paz al lado de Shinobu, soñando con el futuro que podrían tener juntos, lejos de la destrucción y el caos de la ciudad.
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