14: No es tu jefe.

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Las posibilidades eran infinitas en este punto y tenía que pensar antes de actuar para no volver a hacer una idiotez como la otra vez, sentí otra vez esas ráfagas de un viento helado, para levantar la vista y toparme con Sirius, al parecer estaba afuera... sin camisa y descalzo.

-¿Estabas afuera?- el me miro con esa mirada eléctrica y con un toque de diversión que nunca había notado en el ¿siempre había estado ahí?

-Tal vez... ¿Qué haces aquí?

-Escuche un ruido.

-Kiros se va a enojar si te ve aquí conmigo

-¿Y qué quieres que yo haga?

-Nada...

-¿Ha?

-No tiene que hacer nada, el no es tu jefe y mucho menos alguien que te mande, el tiene el poder que tu le des, así de simple.

Sentía que estaba hablando de algo más que solo lo que se veía a simple vista, este lugar es todo un lio, tenía que empezar a encontrar respuesta y rápido, no sé como lo haría, pero me lo puse como meta y para mi buena suerte cumplo muy bien mis metas.

La noche trascurrió entre Sirius y yo, raro lo sé, pero es la personas que mas me agradaba entre todo este caos y me conformaba con él y con los cuadros esparcidos por la casa, hablamos puras tonterías la verdad, tales como gustos, pasa tiempos, trabajos y más cosas así.

Por medio de esa platica nocturna tan amena puede averiguar que sus colores favoritos son el azul oscuro, como el de sus ojos, el rojo y el negro, eso me dejo anonada de sus tres colores favoritos dos son iguales a los míos rojo, negro y blanco, que tenía unas empresas de publicidad y una editorial de libros, casualidad que yo soy escritora, además le gusta hacer ejercicio, caminar y escuchar música.

-Te pareces mucho a mi jaja.

-¿Tú crees?

-¡Por supuesto!

-¿Por qué lo dices?

-Pues nuestros gustos son muy parecidos, yo también amo la música, me encanta los colores blanco, rojo y negro, además soy escritora, ¡es como si fuéramos almas gemelas! y por supuesto también soy atlética, me fascina la acrotela y caminar por lugares tranquilos es parte de mi rutina.

Me habían secuestrado, si, pero eso no me va arrebatar mi alegría y justo ahora... estoy feliz de haber conocido a Sirius.

Los rayos de sol empezaron a darnos en la cara traspasando las ventanas, haciendo que nos separamos, me dijo que tenía que hacer sus actividades del día y yo no me opuse, no lo iba a retener como tonta, además yo quería ver si lograba dormir un poco.

Iba caminando por el pasillo totalmente exhausta, cuando me choque con algo similar a una roca, por unos segundos pensé que había chocado contra una pared como una estúpida, pero no, al subir la mirada me encontré con Kiros mirándome intensamente.

-lo siento- dije con mis últimas gotas de energía en el cuerpo-

-¿estás bien mi luna? No te vez descansada ¿dormiste bien?

Se le escuchaba preocupado, eso me dio un poco de rencor, actuaba como si yo de verdad le importara, como si fuera algo más que un simple juguete con el que distraerse, soy una persona cautiva merodeando en una casa en la que nada le pertenece y su amabilidad fingida me estaba irritando, no sé si fue por el sueño y cansancio, pero no puede contenerme y le dije todo lo que pensaba en ese momento.

-¿Cómo puedes ser así?

-¿De qué hablas mi luna?

-¡Cómo puedes ser tan desagradable! Eres grotesco y un total paracito.

El se veía anonado como si no creyera todo lo que yo le estaba diciendo, así que no me detuve y seguí diciéndole y exclamándole más cosas.

-Eres cruel, gruñón, mal humorado, demasiado serio para existir y te enojas con la única persona que ha sido agradable conmigo en esta puta mansión en la que nada me pertenece, además tu maldita amabilidad hipócrita y arrogante me desesperan, eres la cosa más repugnante del planeta y ¡no entiendo para que me mantienes aquí! Bastardo...

Luego de descargar toda mi ira en el, tuve el descaro de rodearlo llegando a mi habitación tirándome en la cama cayendo rendida, sin importarme si venia vuelto un manojo de rabia acecinándome aquí por todas la insolencia y verdades que le dije, en fin... eso facilitaría  todo.

...

El

Era cierto. Todo lo que mi hermosa luna me dijoera cierto, soy una persona atroz, desde que la traje aquí solo he estadointentando que se sienta cómoda sin darme cuenta que no tengo la clave paraeso, soy un imbécil sin cerebro y me merecía todo lo que me dijo, las palabrasnunca había dolido tanto como las de ella, sentía que me habían clavadoincontables dagas en el cuerpo y entre 

mera gritada que le dio a Kiros, pobrecito, recuerden votar amistades.

Vigilo tu espalda y tu vigilas mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora