Era Un Bello Atardecer, Un Jueves veinticinco de agosto en la zona mas alejada de la civilización, Una Gran Colina, en la cima de esta, se encontraba una choza en añeja olvidada por el tiempo. Con algunas maderas podridas por la humedad del gran mar que se encontraba detrás de esta, Las cortinas de color blanco amarillento, pero sin ningún agujero o maltrato en ellas se movían tan dulcemente al compas, un aire nostálgico y dulce de aquellas épocas de verano.
Un Chico con sombrero de Paja y camisa de tirantes blanca con manchas cafés de tierra, Bermudas de mezclilla y unas sandalias se encontraba retozando entre los campos de girasoles que estaban a unos metros de la choza donde al parecer vivía aquel chico tenía aproximadamente unos dieciocho años de edad a medida que corría el aire de mar impactaba en su cara como si de caricias efímeras se tratase su pelo se agitaba de un lado a otro mientras todo su cuerpo se sentía ingrávido al momento de dar un profundo respiro.
Al sentir aquella emoción eufórica este se recostó al suelo sintiendo el melodioso pasto tocar con dulzura su cuerpo, mirando al cielo, observando las nubes encontrándole formas pintorescas de repente aquel mar que estaba justo detrás de la choza comenzó a ponerse iracundo, lo cual daba señal a que pronto llovería. El chico de sombrero se coloco de pie y saco unas tijeras de su bolsillo para luego proponerse a arrancar un girasol para llevarlo a casa, rápidamente después de cortarlo corrió felizmente a su casa.
Al entrar la mayoría de muebles se encontraban en buen estado, solo demasiado polvorientos. El chico camino hacia la cocina dando saltos de felicidad. Dejo aquel girasol en la mesa y tomo asiento. En la mesa además del girasol y el polvo, se encontraba una taza de café que se encontraba fría al parecer llevaba unos días ahí el chico solo miraba con una sonrisa mientras propinaba golpeteos a la mesa sin decir una sola palabra con un semblante alegre
Pasaron los minutos y se levantó dirigiéndose a una habitación abrió la puerta con suma delicadeza como si estuviera evitando molestar a alguien de importuno aunque de igual forma la puerta rechinaba demasiado por lo que la abrió fuerte subiéndose a la cama y saltando sobre ella a medida que lo hacia se apreciaban las partículas de polvo esparcidas por todos lados pero no parecía importarle, honestamente nada parecía importarle el era feliz de alguna manera. Dio un gran brinco aterrizando cercas de la ventana haciendo un gran sonido al aterrizar. Luego todo quedo en silencio pasando unos minutos a lo que el se aproximo lentamente hacia la ventana para ver a través de ella
La vista era tan hermosa era como estar en un lugar en el que piensas que es de fantasía, algo que has soñado, pero sin embargo nunca has visto con tus propios ojos
Una gran extensión azul del océano las olas que se movían vehemente las nubes juntándose entre si y oscureciéndose anunciando que la lluvia viene pronto el sonido del aire que lograba entrar por la ventana simulando el sonido de un silbido armónico,
Su sonrisa desapareció de su rostro, ahora era una expresión totalmente ambigua y difícil de comprender era como si combinaras la nostalgia, tristeza y emoción una mezcla de sentimientos que se sentía totalmente familiar, las gotas de lluvia no se hicieron esperar comenzaron a caer fuertemente haciendo un sonido seco.
Aquel Chico Coloco su mano derecha en la ventana donde solo las cinco yemas de sus dedos tocaban ese frio y deprimente cristal
A medida que las gotas caían este las seguía con la mirada veía como se deslizaban lentamente para luego desaparecer es como una metáfora de la vida. Una gota se deslizo por su ventana era una pequeña, pero este la apunto con el dedo siguiéndola a esta gota la llamo; Mamá
No pasaron siquiera unos minutos cuando la gota de repente desapareció esto le provoco un amargo tipo en el labio para luego recordar de lo ocurrido aquel día
Era el, siendo abrazado por su madre una campesina de vestido muy colorida, me abrazaba y lloraba desconsoladamente mirando hacia su propia habitación.
Quería saber que pasaba, pero ella decía que era muy joven para entenderlo. Recuerdo que sus manos estaban manchadas de tinta rojiza, ella saco un flan de un refrigerador ¡Amaba Comer flan!!
Ella me sentó en la mesa y se fue llorando balbuceando cosas que no entendía lo último que recuerdo es ver a mi madre atrás de la choza con ambos brazos extendidos mientras su cabellos oscuro se movía con la brisa para posteriormente desaparecer en aquel infinito mar..........
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Anemoia Onírica Vol.1
Poetryuna Compilación de historias que te harán recordar cosas que jamás has vivido .