𝗠𝗔𝗡𝗜𝗣𝗨𝗟𝗔𝗧𝗘 | 𝘓𝘦𝘦 𝘞𝘰𝘰𝘫𝘪𝘯

O2. Secretos.

—Ya pueden ir todos a sus clases — anunció la profesora Han.

Pero claro, todos conocían la regla de oro, así que nadie se levantó. O bueno, casi nadie.

Heerin soltó una risa divertida al observar a alguien ponerse de pie, el becado por supuesto. El pobre chico se ganó la mirada del gran Kim Rian.

—¿Es que a este no le han enseñado como son las cosas aquí? —reclamó él.

—Bueno, tranquilo tigre —la Seo decidió salvarlo —. Es nuevo, ten paciencia. Alguno de esos idiotas ya le informarán.

Rian suspiró con cansancio, pero terminó por levantarse sin armar ningún escándalo, sí, el efecto Heerin funcionaba también con esos cuatro. Y detrás de él sus perritos falderos, como le gustaba llamarlos a Heerin.

—Me aburrí, ya me voy. Estaré con Heebin.

La chica se levanta para retirarse en busca de su mellizo. Mientras Hera detiene al becado, quien parecía querer ir detrás de alguien debido a su mirada fija y el andar rápido, pero no pudo seguir su camino. Woojin volteó hacia donde se perdía la mirada de este, dándose cuenta de que de hecho, la persona que parecía buscar era nada más y nada menos que Seo Heerin. Lee rodó los ojos molesto.

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Contrario a lo que se creía, los hermanos Seo no eran tan inseparables, puesto que ni siquiera pasaban los descansos juntos. Aunque Heebin siempre estaba ahí para recordarle lo que debía hacer, como en este momento.

—Ya lo sé, no me veas así —Heerin rodó los ojos ante la mirada acusatoria de su hermano, guardando el recipiente de pastillas —. Sabes que siempre la tomo.

—Nunca está de más revisar —informa él —. Por cierto, ¿donde esta JaeI? No la vi en la ceremonia de inauguración.

Esa era una de las razones más fuertes: no importaban todas esas chicas que a diario le decían que querían algo con él, a Heebin seguía importandole solo JaeI.

¿El problema? Kim Rian, por supuesto.

La vida se había puesto en su contra al convertir a uno de los mejores amigos de su hermana en un rival para el mellizo. Obviamente esa parte se mantenía al margen, claro que Rian no era más importante que Heebin, pero su hermano le había dicho que no tenía que terminar su amistad de años por eso; le insistió tanto que acabó prometiendo que su gusto por JaeI no iba a afectar sus lazos amistosos, aunque Heerin no tenía conflicto con romper esos lazos de manera abrupta y definitiva.

Esa era una ventaja de ser como Seo Heerin.

—No lo sé —mintió un poco —. No he podido comunicarme con ella. ¿Has terminado tus clases?

Claro que no le gustaba mentirle a su hermano, pero era un estricto pedido de su mejor amiga. No estaba en sus planes traicionarla, ya habían pasado demasiadas cosas juntas.

Heebin no pudo responderle porque una voz se hizo presente en el lugar.

—¡Hermanos Seo! Que sorpresa encontrarlos a los dos —mencionó Hera —. ¿Qué les parece comer todos juntos? Solo debemos pasar por Kim Rian. Tiene natación.

—Me parece bien —contesta Heebin de inmediato, esperaba tener suerte y encontrar a JaeI con ellos.

Su hermana no tuvo ni tiempo de decir no porque Hera los arrastró hacia las piscinas.

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El mayor de los Seo se arrepintió al no ver ninguna señal de que JaeI estaría con ellos durante el almuerzo, pero no le quedó de otra más que quedarse con esa mirada matadora que le dió su hermana. Mejor hacer lo que ella dice para no terminar mal.

—¿Han terminado?— preguntó Hera en referencia a sus clases.

—Sí —le contestan los hermanos al unísono. Una de las mejores cosas de asistir a clases eran los Seo y su conexión parecida a la de los gemelos (y eso que ellos eran mellizos) les causaba impresión como terminaban las frases del otro o las respuestas totalmente idénticas dichas al mismo tiempo.

—Yo también —habla Woojin luego de unos segundos —. Rian, ¿tú tienes otra clase, no?

El nombrado checa su reloj de mano — Política internacional a las cuatro.

Y entonces algo extraño pasó.

El celular de Woojin sonó y éste lo observó con una sonrisa. Eso no fue todo, porque luego de esto su mirada se dirigió a Seo Heebin. La melliza sintió ese ambiente de tensión en el lugar, sobre todo porque estaba en medio de ambos chicos.

Primero se dedicó a mirar a su hermano, tenso, su ceño de pronto se había fruncido y parecía hasta enojado, de reojo vió que sus manos formaron puños que se cerraban con rabia. Que va, su hermano estaba furioso, enojado le quedaba corto.

Luego miró a Lee Woojin, la expresión de este se podía interpretar mejor porque solo expresaba una cosa: nerviosismo. Woojin estaba que se moría de los nervios y por eso salió corriendo del aula.

Se dió cuenta rápidamente de que había algo que ella no sabía. Un secreto. Ah, con lo que odiaba que le ocultaran cosas.

—¿No está algo misterioso Woojin? ¿saben si está saliendo con alguien?

Hera soltó esa bomba. La idea le desagradó totalmente a Heerin y sin poder evitarlo en su rostro se formó una muñeca que el heredero de Jooshin notó. Y para ser sinceros, hasta a él le dió algo de miedo.

—Yoon Hera —regañó Rian —. Estás haciendo enfadar a nuestra Heerin.

—Yo... —tartamudeó la nombrada —. Lo siento.

—Esto está demasiado aburrido —dijo ella sin parecer perturbada por lo que acababa de pasar —. Me iré a casa.

Cuando se fue sin despedirse Heebin lo entendió. Oh, por supuesto que su melliza se había dado cuenta de que algo andaba mal. Era prácticamente imposible ocultarle algo porque más temprano que tarde lo terminaba por descubrir.

Esperaba que cuando lo hiciera entendiera las razones de Heebin al ocultarle ese secreto.

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Se viene el drama, gente! ¿listos?

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