Cuando te preguntan qué querés ser de grande aún siendo una nena pensas en cosas grandes: ser doctora o astronauta, tal vez profesora. Pero nunca una preceptora. Y sí, acá estoy yo: 32 años, con el corazón roto y siendo preceptora de una escuela a pocas cuadras de mi casa. Los profesores son con los que menos interactuo, aunque sí charlo un poco. Aunque un día, alguien que daba físico-quimica, se llevó toda mi atención. Enseñaba de día y stremeaba de noche. Cuando apenas lo conocí, reconozco que ví algunos de sus streams, pero luego no más. Me bastaba con esas charlas en la escuela mientras almorzábamos o me pedía algo para sus clases. Su nombre era Martín y era bajito, no más bajo que yo igualmente. Me enamoré a primera vista de él. Pero había un detalle importante: tenía novia. No me importaba, solo iba a ser su amiga, así que no hacía nada malo. Aunque esa mirada me hacía tener ganas de besarlo ni bien lo veía.
ESTÁS LEYENDO
Ambimbox
Teen FictionLa historia de una chica de 32 años con un streamer reconocido en la zona, ¿saldrá todo bien?