Capítulo 8: Los vampiros solo aman una vez

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La cabeza me dolía mientras caminaba nuevamente por ese pasadizo subterráneo conectado al castillo. Mis pasos resonaban en el suelo de piedra y yo solo pasaba las manos por mis brazos tratando de aliviar el frío nocturno y el dolor de los moretones que me había provocado el líder de los Vulturi horas antes.

 Mis pasos resonaban en el suelo de piedra y yo solo pasaba las manos por mis brazos tratando de aliviar el frío nocturno y el dolor de los moretones que me había provocado el líder de los Vulturi horas antes

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El hecho de parecerme físicamente a la fallecida Didyme, me había puesto en la mira de esos vampiros. Si antes tenía muy pocas oportunidades para escapar de Volterra, las probabilidades se habían reducido prácticamente a cero.

Solté un suspiro de alivio cuando llegué a la puerta. En algunas partes las farolas en el camino alumbraban tan poco que había temido haber dado la vuelta en la esquina equivocada. No tenía una linterna y mi celular había pasado a mejor vida desde que empecé a trabajar en el Castillo.

Todavía recordaba ese día. Llegando desanimada al hotel para encontrar mi maleta revuelta sin mi celular, mi laptop, mi diario, incluso el collar de mi mamá y fotos. Está claro que no querían que lograra pedir ayuda ni exhibirlos en redes sociales. Eliminaron cualquier pista que alguien pudieran usar para identificarme. Seguramente también planeaban deshacerse de mi ropa cuando dejaran de necesitarme. Aunque ahora las cosas tal vez habían cambiado.

Creí que otra vez había sido citada por Aro, pero al abrir la puerta frente a las escaleras me esperaba Marcus Vulturi.

Creí que otra vez había sido citada por Aro, pero al abrir la puerta frente a las escaleras me esperaba Marcus Vulturi

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Me acerqué con cautela, porque no sabía si sería tan hostil como Aro, e hice una leve inclinación por respeto. Él sonrió suavemente y me guió por las escaleras hasta el pasillo alfombrado. 

En silencio me llevó a una puerta diferente a la que ya había conocido. Cuando entramos el lugar tenía un aire sombrío, pero definitivamente era la habitación de una mujer.

Había un tocador con botellas de cristal, joyas y pétalos de rosas secos. La cama era amplia y acolchada con bordes de encaje, pesadas cortinas y la iluminación era tenue. Claramente era una habitación muy antigua, pero no había rastro de polvo ni telarañas.

 Claramente era una habitación muy antigua, pero no había rastro de polvo ni telarañas

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I. Secretaria de los VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora