Ella había sido su ángel salvador. Sin su ayuda él no estaría donde está y una vez más estaba dispuesta a auxiliarlo.
Era la única persona con la que contaba, la única que podía creer en su palabra, porque sabía en cierta medida lo que había pasado, que no había sido un accidente como lo había reseñado el cuerpo de bomberos y la policía.
Los oficiales apostados en la puerta de la habitación hicieron el cambio de turno con los que llegaban con él. Uno de ellos llamó a la puerta.
—¿Quién es? —La voz de la señora al otro lado de la puerta era temerosa.
No estaba preparada para todo el proceso de investigación y colaboración policial, por eso había decidido ser él mismo quien la pusiera al tanto.
—Buenos días señora Kim, soy Lee Yoongi asistente al Fiscal General del distrito. El caso con el cual usted desea colaborar está a mi cargo. Estoy en compañía de dos oficiales... —No terminaba de hablar cuando la puerta de la habitación se abrió y la mirada dorada se ancló en la señora Kim.
Los años habían pasado por ella, surcándole el rostro con arrugas y sus cabellos se habían cubierto casi en su totalidad con hebras plateadas, así como su estatura se había visto afectada o era él que ya era un hombre y no el niño que ella cuidaba.
Podría jurar que lo había reconocido, la sorpresa en su rostro fue evidente, pero prefirió callar y hacer un ademán para que entrara. Yoongi dio un paso dentro de la habitación y cerró la puerta dejando fuera a los oficiales.
—Usted primero, por favor —pidió señalándole la pequeña sala de estar de la habitación.
—Tome asiento —le ofreció al ver que ella sólo se quedaba mirándolo, tal vez le resultaba familiar.
—Gracias —susurró la anciana que se sentaba con la lentitud y dificultad que los años le daban al cuerpo.
—¿Me dijo su apellido? —preguntó mirándolo a los ojos y en los de ella brillaba la curiosidad y algo más que Yoongi no logró definir.
—Lee —afirmó.
—¡Santo Dios! —exclamó llevándose las manos a la boca para tratar de contener su emoción—. Agustd, tal vez no me recuerdes...
—La mujer empezó a titubear presa de la sorpresa que la asaltaba.
—Yoongi ... —intervino con voz en remanso, corrigiendo a la dama.
—Creo que estoy confundida, perdone señor fiscal... Todo éste caso me ha afectado un poco, estoy algo nerviosa —dijo tratando de disculparse y pensando que, tanto el parecido como el apellido, sólo eran coincidencias.
—No está confundida y sí la recuerdo, no podría olvidar que su tarta de mandarinas es la mejor que he comido en toda mi vida —le confesó mientras luchaba con tantas emociones anidándosele en el pecho, sabiendo que ni siquiera podía controlar el temblor en sus manos.
—¿Cómo es posible? —preguntó en un murmullo, mientras observaba con insistencia al chico—. ¿Por qué nunca más recibí noticias de ti?
—Gracias a la llamada que hizo al número que estaba en la libreta, vinieron a buscarme y me llevaron a Japon. —Yoongi empezaba a sentir las lágrimas arderle al borde de los ojos, porque inevitablemente la señora Kim lo acercaba a su pasado, ella lo conocía, la única que verdaderamente lo conocía, al menos al niño que auxilió—. No pude agradecerle en ese entonces —murmuró un poco apenado y bajo la mirada donde jugueteaba con sus manos temblorosas en busca de un poco de serenidad.
ESTÁS LEYENDO
EPIFANIA 2 YOONMIN (Saga Selenosis Completa)
AlteleEn un mundo donde los secretos son moneda corriente, los lazos de sangre pueden ser tanto una Bendición como una maldición. Yoongi con su egoísmo desmedido desencadenara una serie de eventos que cambiarán la vida de aquellos que lo rodean. Jimin bri...