Naturaleza Delicada

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Sakura se levantó de la silla que ocupaba al lado de la cama y se mareó un instante, algo que le sucedía cada vez con más frecuencia a medida que avanzaba el embarazo. Sasuke apareció junto a ella de inmediato.

—¿Qué te pasa? Estás pálida. —La empujó con la mano que tenía libre y volvió a sentarla en la silla.

—Se supone que tienes que estar descansando en la cama —lo riñó ella.

—Es horrible estar todo el día en la cama. Sólo llevo un cabestrillo, por Dios santo. No me estoy muriendo. Tú, sin embargo, tienes cara de estar muy enferma.-

—No me pasa nada, cariño. De verdad.-

Había estado esperando el momento ideal para decirle lo del bebé, pero en los tres días que hacía que Sasuke había vuelto a casa habían sucedido muchas cosas. Sasuke entrecerró los ojos.

—Me lo creeré cuando me lo diga el doctor.-

—No hace falta que vayas a buscar a ningún doctor.-

—No te encuentras bien —insistió él—. Y tú siempre has sido la salud personificada.-

—Estoy perfectamente bien, Sasuke. ¿Por qué no te sientas un momento...?-

—¡Y una mierda estás bien! —Apretó obstinado los labios.

—Estoy embarazada —le confesó con un suspiro.

—¿Qué? ¡Oh, Dios mío! —Cayó de rodillas delante de ella y le besó la frente con reverencia—. Maldita sea, ¿por qué no me lo has dicho antes? —

-No he tenido ocasión. Desde que llegaste, no has parado de seducirme, y con lo que pasó ayer..., ¿cuándo querías que te lo dijera?-

Se inclinó hacia delante y escondió el rostro en el hueco del hombro de Sasuke, donde respiró profundamente su perfume.

—Sakura, cariño. —Sasuke le besó el cuello—. Te amo. Tienes que creerme, por favor.-

—Te creo.-

—No volveré a dejarte nunca más. Si tengo que viajar a alguna parte, te vendrás conmigo.-Sakura asintió.

—Estoy empezando a creerte, amor.-

—Hazlo. —Se apartó de ella y la miró, sus intensos ojos negros llenos de ternura—. Ya no soy el hombre que era cuando te conocí. Tú me has dado motivos para cambiar, para tener esperanza. Motivos para amar.- Ella le acarició la espalda con sus diminutas manos.

—Chis, amor —lo tranquilizó, e intentó detener el flujo de palabras que él no podía contener—. Me parece que estás muy alterado.-

—¿Alterado? Los hombres nunca nos alteramos. Yo nunca me altero.- Sakura le sujetó el rostro entre las manos y le sonrió. La voz de Sasuke resonaba por la habitación dos octavas más altas de lo ceptable, que para una conversación normal.

—Mi bello y dulce Sasuke, me temo que no he tenido en cuenta tu naturaleza delicada.- Él frunció el cejo.

—¿Mi naturaleza delicada?-

—Sí, amor. Lo siento. La próxima vez que te diga que estoy embarazada tendré más cuidado. Eres muy sensible.-

—¿Sensible? —Soltó la frustración en el aliento—. Maldita sea, te has vuelto loca.- Sakura depositó los labios en los de él sin dejar de sonreírle.

—No maldigas —le riñó.

Y entonces lo besó hasta hacerle perder el sentido.

RE II: Placeres robados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora