𝑻𝒖 𝒎'𝒂𝒔 𝒔𝒖𝒂𝒗𝒆́ /𝐻𝑎𝑟𝑟𝑦 𝑃𝑜𝑡𝑡𝑒𝑟/

01.

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Rumbo al mundial de Quidditch

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Harry se hallaba acostado boca arriba jadeando como si hubiera estado corriendo. Hermione hace unos minutos lo acababa de despertar de un sueño muy vívido y se cubría la cara con las manos. Su cicatriz con forma de rayo le ardía bajo los dedos como si alguien le hubiera aplicado un hierro caliente sobre ella.

Se incorporó en la cama con una mano en la cicatriz y con la otra se encontraba buscando en la oscuridad sus gafas que estaban sobre la mesita de noche. Vio hacia enfrente de su cama viendo a Ron que todavía seguía dormido a pesar de que Hermione ya les había dicho que bajaran a desayunar.
Hace algunos días los Weasley lo habían invitado a la final de los Mundiales de Quidditch, Harry estaba demasiado emocionado a decir verdad ¡Vería un partido de Quidditch!, Bulgaria contra Irlanda.

-Es la hora de irse, Harry- dijo entrando la señora Weasley a la habitación, fue a despertar a Ron que seguía roncando. Ron decía algo incomprensible mientras se levantaba. Parece que tuvo que entrar ella por nosotros.

Ambos se vistieron en silencio, pues seguían demasiado adormecidos, solo se podía escuchar el bostezo de ambos muchachos. Ya una vez listos ambos bajaron camino hacia la cocina.

Todos nos sentamos a desayunar la rica comida de la señora Weasley, su comida fue lo mejor que conocí en esta vida. Todo fue algo tranquilo quitando el hecho de que hace unos minutos la señora Weasley le quitó todos sus inventos de Sortilegios Weasley a Fred y George. Ambos parecían muy molestos con lo ocurrido.

-Bien muchachos es hora de partir- el señor Weasley parecía muy feliz a diferencia de todos los demás que solo tenían cara de zombies. - nos espera un largo camino, vamos-

Todos se despidieron de la Señora Weasley, excepto los gemelos.

-Pásenla bien- dijo la señora Weasley dirigiéndose a los gemelos, pero ellos simplemente la ignoraron y siguieron su camino.

Caminaron por algunos minutos hacía un poco de frío y todavía brillaba la luna, pues tuvieron que levantarse muy temprano, solo un pálido resplandor en el horizonte, a su derecha, indicaba que el amanecer se hallaba próximo. Harry se preguntaba como llegarían para ver los Mundiales de Quidditch.

-Entonces, ¿Cómo vamos a llegar todos sin que lo noten los muggles?- preguntó.

-Ha sido un enorme problema de organización- dijo el señor Weasley con un suspiro- llegan más de cien mil magos para presenciar los Mundiales, tanto que los muggles nos llegarían a notar, el ministerio tuvo que tomar medidas. Para los que no pueden aparecer o no les gusta utilizan los trasladores, en este caso nosotros llegaremos vía uno.

-¿Que tipo de objetos son los trasladores?- dijo Harry curioso.

-Pueden ser cualquier cosa, pero para que los muggles no lo tomen son cosas que ellos consideran basura- respondió el señor Weasley.

Siguieron caminando por unos minutos. emprendieron la subida a una colina, no les quedaron fuerzas para hablar y a menudo te pasaban en las escondidas madrigueras de conejos o resbalaban en las matas de hierba espesa y oscura.
Siguieron subiendo la colina hasta que llegaron a suelo firme. La última en llegar fue Hermione tratando de calmarse el dolor que le causaba el flato.