Capítulo 12

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Ya habían pasado un par días desde el incidente en el bar y la policía seguía sin buscar a Candy, aun así, ella seguía angustiada. Además, se sentía incomoda cada que veía Terry por el modo en que se dirigió a él, en el fondo ella sabía que el joven solo quería ser amable.

Candy se encontraba sentada en el borde de su cama, tenía el saco de Terry entre sus manos, lo olisqueo, el aroma del perfume de él se había esfumado con el servicio de tintorería. Candy acomodo el saco en una caja, se lo devolvería ese día por la tarde, cuando volvieran de la obra.

Stear no le permitía acompañarlos, no quería que volvieran a faltarle el respeto como la última vez, sin embargo, ese día debía asistir ya que los trabajadores de Roberts y Asociados habían llegado y tenían que presentarse ante ellos.

Se miró en el espejo y sonrió, ese día lleva un atuendo el cual estaba segura causaría revuelo en los trabajadores que la molestaban, sobre todo al señor García. Candy subió al auto, puso la caja con el abrigo de Terry en el asiento trasero y manejo hasta el terreno donde se llevaba acabó la construcción.

Terry y Stear habían llegado desde temprano a la construcción, supervisaban que todo estuviera en orden, el ingeniero ya se había presentado con la gente que colaboraría en el proyecto.

̶ Se nota que te tienen un gran respeto ̶ a Stear le sorprendió el modo en que Terry fue recibido por su gente.

̶ He trabajado con algunos de ellos, otros son nuevos, además saben bien cuál es su función aquí, te aseguro que no tendrás quejas ̶ aseguro el Arq. Grandchester.

̶ Espero que Candy me haga caso y no venga ̶ Stear estaba preocupado por su amiga. Terry torció la sonrisa ̶ dije algo gracioso ̶ comentó ante la reacción de Terry.

̶ ¡Como si no la conocieras!, claro que vendrá ̶ expresó al tiempo que enarcaba una ceja.

̶ Es cierto, es demasiado testaruda ̶ afirmó el joven de antejos.

«Más terca que una...»

No termino la frase que pensó ya que cuando dio la vuelta, frente a él se encontraba la dueña de aquellos ojos verdes que le robaban el sueño de algunas noches para acá. Los ojos de Terry la recorrieron de arriba abajo, le había sorprendido la forma en que iba vestida.

̶ Buen día ̶ Candy saludo a Terry, él apenas y respondió entre dientes, ella se pasó de largo.

̶ ¡Candy!, siempre si te animaste a venir ̶ la saludo con un beso en la mejilla y un ligero abrazo, Stear miro a Terry, el joven ingles articulo la frase «te lo dije».

̶ Stear sé que me quieres cuidar, solo que este es mi trabajo, además hoy me previne ̶ la rubia le guiño el ojo.

El joven de anteojos la observo, Candy llevaba puesto un traje masculino hecho a su medida, ahora no podrían mirar sus piernas, lo que Stear y Terry sabían y ella desconocía era que su sola presencia arrebataba las miradas de cualquiera no solo por su físico, si no por su aura angelical y jovial.

«Y de repente con ese traje no se vuelve la mujer más hermosa del mundo, ¡hay señorita White!, creo que no eres consciente de tu hermosura»

En sus pensamientos Terry se había dado la libertad de tutearla, no quiso interrumpir la charla que tenían ella y Stear así que fue a donde su gente para mostrarles el área de trabajo y a sus nuevos compañeros. Stear y Candy se le unieron después, como lo predijo Candy, los trabajadores se sorprendieron de verla con ese traje de hombre, así que dejo ser el centro de atención, eso incluyo al señor García que la ignoro por completo.

Debido a una reunión Stear tuvo que retirarse antes de Candy y Terry, ellos siguieron supervisando la obra hasta más tarde, solo se dirigían la palabra para intercambiar opiniones, aunque en el fondo los dos deseaban romper esa barrera invisible que habían puesto unos días atrás.

Pasión IndomableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora