1936. Louisiana, Nueva Orleans.
Las calles estaban relativamente solas, solo algunas lámparas rústicas se mantenían flojamente encendidas adornando los callejones vacíos mientras algunos vagabundos y borrachos vagaban por las aceras en busca de calor para contrarrestar las bajas temperaturas.
El cielo pintado de un sin fin de gamas de azules mezclados con negros, estrellas titilando enérgicamente desde el cielo y la luna proyectando todo su esplendor en la luz azul profunda que transmitía daban un ligero toque de paz y armonía que hacía soltar un suspiro de alivio a toda la ciudad.
Pero de entre todos los lagos y vistas hermosas, no podemos hacer más que centrarnos en una comisaría ubicada en el centro de la ciudad. Paredes blancas desgastadas pero firmes donde dentro de ellas había un sin fin de ruidos resonando al mismo tiempo, platicas y gritos era lo que predominaba en ese ambiente tanto lúgubre como cómico.
Pasando de las oficinas exageradamente diminutas e ignorando uno que otro soborno siendo realizado en los pasillos lejanos, encontraremos una oficina con lámparas encendidas donde podían escucharse dos voces distintas que mantenían una conversación entre susurros y sonidos bajos.
━¿De quien se trata?━ cuestiono sin una pizca de discreción, la paciencia para su mala suerte nunca había sido una de sus virtudes.
La duda y expectativa sobre lo que podría encargarle el azabache le habían quitado el sueño de camino a la comisaría, imaginando un sin fin de escenarios en los que era dejado con el caso de un drogadicto o el de un loco maniático.
Algo que no fue muy lejos de la realidad.
Ambos hombres de tez clara se hallaban en la oficina más amplia de toda la comisaría, adornada de forma minimalista con algunas repisas llenas de libros sobre investigaciones, un escritorio lleno de papeles y un teléfono de cable.
Su única luz provenía de la llama en la lámpara de aceite sobre la mesa, un brillo de rojo carmesí que se movía con gracia en un baile que parecía estar sobre una cuerda floja, a veces hipnotizante y otras a punto de consumirse. Al rubio le ponía los pelos de punta el espectáculo peligroso que generaba la luz en la sala.
━Alastor Clane━ dejó caer una carpeta con el nombre en letras rojas ━ex locutor de radio, fue encontrado a las 2:47 a.m. cenando en el comedor de una cabaña vieja donde había más de una docena de cadáveres━ respondió como si lo hubiese ensayado.
Luzbel tomó la carpeta y se centró en la foto que habían colocado entre los papeles, un hombre moreno de cabello castaño y ojos verdes con pajarita negra, saco café cocoa y camisa blanca le sonreía cínicamente.
━Se encontraron restos de cuerpos en los refrigeradores y otros. . .━ tuvo que tragar grueso ━en la comida━ habló totalmente asqueado.
Luzbel no se asqueo, pero tampoco pareció reaccionar a lo que el azabache le contaba puesto que había abierto la carpeta amarilla y comenzado a leer los papeles, sumergiéndose así en la vida de alguien, en palabras del propio Luzbel, más deprimente que la pobre vida de una mosca.
Alastor Clane Borps, 27 años de edad, sus progenitores eran Hans Clane Abuster y Alicia Borps Craed, ambos fallecidos pasados los 50 años, su fuente de ingresos provenía de su trabajo como locutor del que fue despedido una semana atrás por razones desconocidas. Sus cargos se concluyeron como asesinato agravado para cada una de las victimas [hasta la fecha se han encontrado 23 cuerpos que ya han sido llevados con un experto], canibalismo y profanación de cadáveres, se espera que su sentencia de pena de muerte sea realizada dentro de seis meses.
Fue lo que pudo rescatar el rubio entre las tantas hojas que le había dejado el azabache.
¿Pero nada más?
¿Qué había sobre los testigos?
¿Sobre el método que usaba para atraer a sus víctimas?
¿Qué había sobre la razón de sus asesinatos?
Con tantas preguntas revoloteando por su cabeza se había olvidado por completo del ojinegro que lo esperaba pacientemente en su tormenta de preguntas, cada una más analítica que la anterior.
Fue cuando alzó la vista y conecto la mirada con la del azabache, en ese momento sintió el verdadero terror.
━Dime que no...━
━¿...Necesito tú ayuda?━ prosiguió el azabache y el rubio suspiro cansado ━ Luzbel, sé que tú esposa es tú mayor prioridad en estos momentos, pero ahora toda la ciudad te necesita━ el susodicho torció el gesto ━Piénsalo, ese demonio asesino a más de una docena de hombres a sangre fría y cometió canibalismo sin mostrar arrepentimiento, necesitamos un porque qué no tenemos y ese pecador arderá en el infierno dentro de seis meses, si no obtenemos esas respuestas. . . que el señor se apiade de nosotros si la historia se repite━
Los ojos de súplica fueron puestos sobre la mesa junto a el papel que esperaba por una firma suya, el rubio ya se había quedado sin zonas que mirar o excusas para no ver el rostro del azabache o el papel del diablo que lo llamaba como el canto de una sirena.
Rayos, Rayos y más Rayos se repitió Luzbel para sus adentros ¿Cómo no hacerlo? En verdad estaba considerando dejar de lado su permiso y esposa para regresar al trabajo.
Por supuesto, amaba a su esposa Lilith por sobre todas las cosas, admiraba su belleza, su valentía y terquedad que eran atributos muy poco vistos en las mujeres de la época, el ver como ella no se dejaba pisotear por nadie lo hacía suspirar como adolescente enamorado, pero había algo en este caso que no cuadraba para nada.
Tal vez era la muerte de ambos padres, tal vez fue la poca información sobre el caso o tal vez las imágenes de los cuerpos en la cabaña, no lo sabía, pero había algo que lo atraía, unas ansias por resolver un enigma que parecía imposible crecían en su interior como un volcán viejo resurgiendo del mar hacía la búsqueda de encender una nueva llama, una llama antes extinta.
Algo iba a salir mal de todo esto ¿cierto? el rubio lo sentía, sentía esa sensación en el pecho que lo abrigaba mientras recorría su ser desesperado en busca de "un no se que" que no sabía que le hacía falta.
Después de todo, nada bueno podía suceder a las 3:33 de la madrugada, algo de lo que todos nos hubiéramos percatado de haber estado en su lugar pero claro que el rubio no había observado la hora antes de poner pluma en mano y firmar así lo que sería el contrato más importante de toda su vida.
Mientras el ambiente se calmaba, la llama terminaba finalmente por consumirse y el azabache relajaba su postura mientras le hablaba más a fondo sobre el caso, Luzbel no podía parar de decirse así mismo.
Solo es un caso más.
Solo es un pecador cualquiera.
[ 〤•〤•〤 ]
¡Ahora si estimadxs! este es el proyecto que e tenido en la cabeza durante varios meses pero no me había animado a subir por temor a las críticas... ¡al diablo con ellas! yo puedo escribir sobre lo que quiera.
Sé que ustedes no pueden verlo, pero tuve tres borradores distintos hasta que uno por fin me convenció así que fue una guerra mundial entre mis ideas y mi sentido de la perfección, aprecien que me resistí a no subirlo todavía más tarde ¡Ja!
Al ser este apenas el inicio no sé cuando salga la próxima actualización ya que mi forma de escribir es muy lenta, pero prefiero eso a sacar historias con las que no me siento cómoda así que les pido comprensión por esa parte y si no la hay me tardaré más en subir━
En fin, ¡que duerman bien! [porqué aquí son las 2 de la madrugada] nos leemos cuando mi insomnio me haga escribir de nuevo.
Atte: Daniko ( ..)
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Yᴏᴜʀ 𝒽𝒶𝓃𝒹 𝒾𝓃 MINE
FanfictionAlastor Clane era un locutor de radio reconocido en la época de los 30's, siempre uniformado con su pajarita negra y saco café cocoa, ¡y como olvidar su característica sonrisa! nunca le era visto sin ella por las calles transitadas de Nueva Orleans...