JAMES CLARK
—No puedo creer que seas tú, Gustavo.
—Tampoco pensé que nos volviéramos a ver—comento Gustavo más sorprendió que yo.
—Esto es...Increíble, jamás pensé volverte a ver, realmente yo...
—Lo mismo digo Perla.
Mire a la mujer se servicio mirándome y solo le hizo una seña que se fuera, la señora Amara nunca me agradado, y supongo que debo controlar mi emoción o será que el reencuentro con Gustavo se evapore.
—Porque no vamos al despacho, estaremos mejor ahí.
—Por supuesto.
No recuerdo la última vez que nos vimos, solo que mi padre mando lejos a Gustavo, el gritaba que nos volveríamos a ver, mientras su lloraba, una madre soltera que al saber del embarazo el hombre huyo como un cobarde.
Pero que mi padre lo haya alejado de su hijo, quien creció conmigo, era tan doloroso.
No podía creer que lo volvería a ver, tantos años ahí estaba con sus ojos brillantes sobre mí, no pude evitar sonrójame como una joven.
Como también esa sensación de nerviosismo como me mira, no sabía que hacer o moverme.
Él está igual sin saber que decir, no encontramos palabras exactas, pero lo único que se me ocurrió hacer fue correr abrazarlo con todas mis fuerzas.
Me sentí rodeada por sus brazos, no era el mismo joven, su olor me hizo aspirar su colonia masculina, alcé mi rostro y pude ver sus ojos sobre mí.
—Sigues siendo la misma chiquilla llorona—no pude evitar ampliar una sonrisa.
—Yo no era una llorona.
—Entonces, debo disculparme por decirte que eras una llorona, no puedo creer que eres tu Perla, como tampoco pensé que eras la esposa de Clark, no se supone que es Simone.
Me aparto de sus brazos, alejándome un poco de él., es de las pocas personas que él sabe quién soy yo, que no tengo que ocultarme de nadie, con solo verme me ha descubierto.
— ¿Qué está pasando Perla? Porque estas casada con el señor James Clark, todos vimos que se casó con Simone, estuvo en las revistas.
—Es una historia larga.
—no comprendo, mi madre me hubiera dicho, con solo verte me di cuenta que eres tu perla.
—Papa, me saco del convento, Simone escapo con Luis.
— ¿El chofer? No es mayor—hice una mueca.
Luis ha sido nuestro chofer personal de Simone y de mi hasta que me mandaron al convento, él nos llevaba a la escuela apenas era mayor de edad el cuándo entro a trabajar como chofer, no sabía que mi hermana y el salían.
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Renacer el Amor
RomancePerla solo podía controlar su respiración, ahora debía ella tener todo el peso sobre sus hombros, su hermana huyo como una vil ladrona, a escasas horas de su boda, no había elección, mucho menos para cancelarlo ella debía tomar su lugar. Eso solo ha...