Lata de café

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El pequeño pelirrojo está decidido. Siempre ha cantado muy bien, y para su suerte, le gusta hacerlo. Le gusta gastar su voz y regalar sudor cantando. Incluso, podría llamarlo como una pasión.

Por lo que, a paso firme, sale de su departamento, con un solo objetivo en mente: Ir a aquel concurso de canto que tanto aparecía en redes ahora. Él no tenía ni idea de la existencia de este, hasta que su mejor amigo, Kenma, lo escuchó cantando y lo mencionó en una de de sus conversaciones mientras, desinteresadamente, observaba su teléfono. Le explico que, tan solo debía ir a la dirección marcada en el mensaje que le envió previamente. Ya allí, hablaría con una secretaria, le harían algunas pruebas de voz con jueces de por medio, y finalmente, decidirían si es apto para entrar al concurso o es tan solo una rata chillona de basurero que se cree que sabe cantar.

Esa frase le dio un pequeño deja vú.

Dando zancadas, llegó hasta la parada de bus. Cuando escucho el ruidoso freno de aquel transporte, se levantó de un salto y comenzó a caminar hacia él. 

Pero, hacia este mismo, dio un traspiés en el piso de cemento y pudo sentir como su bebida en lata se derramaba y manchaba parte de su camisa azul.

Peor aún, alguien estaba frente suyo y corrió el mismo destino que él. Ahoga un grito y mueve sus manos torpemente.

-¡Lo siento mucho, no te vi!- Chilla el de hebras naranjas. La persona frente a él se ve de su misma edad, diecisiete, solo que es mucho más alto que él, eso es un hecho.  El chico dirige su mirada oscura y oceánica hacia él, al mismo tiempo que suelta un bufido de molestia. Roda los ojos y toma lo que queda de la lata de Hinata. Sin despegar su mirada del peli naranja, estira su brazo y bota la bebida en algún tacho detrás de él.

Tampoco es como si Shoyo se hubiese ido a tomar la bebida después de todo, pero aún así, la rabia le sube de pies a cabeza. Ya le había pedido disculpas, incluso por un momento, pasó por su cabeza bondadosa faltar a su concurso solo para ofrecerse a limpiar la camisa del contrario.

Pero así no se puede, de verdad.

No satisfecho con eso, el más alto pasa de Hinata chocando contra su hombro. Su débil cuerpo se llega a tambalear por la potencia ejercida en el empujón.

El alto hace ademán de tomarlo del cuello, pero suspira, casi como si se estuviera conteniendo ante un pequeño animal indefenso.

Lo que tan solo provoca más irritación en Shoyo.

Por último, el ojiazul le dedica una mirada escalofriante y sigue de largo hasta entrar en el bus.

Desafortunadamente, el mismísimo bus en el que el de hebras naranjas debe subirse.

Suelta una maldición al aire y bufa, finalmente, subiéndose en el transporte verdoso.
Como si la mala suerte estuviese de su lado, no quedan más asiento además de uno libre que, disimuladamente, el pelinegro intenta ocultar apoyándose contra la ventana y así mismo, ocupando parte de el espacio al lado suyo. ¿Por qué será?

Porque está al lado de él.

Qué mala suerte

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Notitas del autor🐺‼️
yeyyyy, primer cap de esta cosa que dios sepa cómo voy a seguir

Entre voces y rivalidades | KagehinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora