Parte 22

270 6 0
                                    


Resignada se levantó de la cama, a pasos lentos caminó hasta la suya, dejó caer las prendas y empezó a vestirse con mucha lentitud. Mientras lo hacía pensaba en una y mil posibilidades que tenía para sobrevivir ahí a fuera. Y la verdad es que no encontraba ninguna. Si ese hombre en verdad estaba detrás de ella, no sobreviviría ni un mes, cómo se lo dijo Braulio, apenas estuviera fuera caería en las manos de Airton Smith.

Por un momento se le vino a la cabeza la idea de que, no existía el tal Airton Smith, que todo fue un invento de Ignacio para atemorizarla y así tenerla bajo su yugo. La conocía muy bien, sabía lo temerosa que era. ¿Por qué ese hombre no la atrapó en todos esos años que vivió sola en esa casa? ¿Por qué apareció recién?

Quizás todo fue un plan de Ignacio, desde el principio planificó atarla a él, enamorarla, preñarla para luego arrebatarle a su hijo aun sabiendo que, una madre no podría abandonar a su hijo, así como así.

Aunque al principio le parecía fácil, aunque lo iba hacer por aquel amor absurdo en el que se encontraba obsesionada, nunca pensó que, al concebirlo, al ya tenerlo dentro de ella, esa idea le pareciera tan atroz y aberrante.

Definitivamente no podría abandonar a su hijo, aún no lo sentía, aún no experimentaba sus pataditas ni el crecimiento de su vientre, y ya sentía que él era todo, y que no podría desprenderse de él jamás.

Usó un poco de maquillaje para cubrir lo irritado de sus ojos. Una vez lista bajó dónde la esperaba Braulio. Con delicadeza tocó la puerta, cuando escuchó esa voz una punzada de terror la abrumó.

Braulio no la miró, continuaba acomodando las cosas que usaría para crear el pasaporte. Cuando regresó a verla le hizo seña con la cabeza que pasara.

—Frente de la cámara —demandó. Ana Paula se paró en frente hasta que su rostro fue capturado.

—¿Es todo? —Braulio se quedó contemplando la fotografía y miró a Ana Paula.

—Tenía tu misma edad —el orificio de su ojo picó—. Ella era muy soñadora —sonrió—. Tenía muchos planes con Nacho, entre ellos estaba formar una familia, tener hijos —suspiró—. Ahora resulta que tú se lo darás —Ana Paula sintió temor de estar a solas con ese hombre, temía que se lanzara contra ella y apretara su cuello.

—Lo siento —dijo temerosa— Yo... yo no soy culpable de eso —a Braulio se le derramó una lágrima, la cual limpió de inmediato.

—Tranquila, no te estoy echando la culpa. Ya comprendí que, los hijos no pueden pagar las atrocidades que cometen los padres —suspiró y se giró—. Es todo Ana Paula, si necesito algo más te aviso—. Ana Paula suspiró aliviada, estaba por salir cuando lo escuchó hablar—. Solo una cosa más —ella se volteó—. Me da gusto que hayas elegido a Ignacio —Ana Paula frunció el ceño —Escuchamos la conversación entre ese policía y tú —achicó los ojos— ¿No lo sabías? Me pareció escuchar que Ignacio te lo había revelado antes de salir.

—¿Escucharon todo? —si escucharon todo, ¿por qué Ignacio no creía en ella?, ¿por qué se había convertido en su verdugo este último mes?, ¿por qué negaba a su hijo sabiendo que era suyo? Ya no tenía duda, Ignacio se estaba cobrando en ella lo que su padre hizo—. Si, junto a Cameron...

—Olvídalo —dijo y se marchó. Cuando iba subiendo las gradas, Ignacio ingresó, le miró por un segundo y continuó su camino. En cuanto él, fue hasta el despacho y encontró a Braulio trabajando.

—¿Qué sucedió con Ana Paula? —inquirió girando a su amigo— ¿Le hiciste algo?

—¿¡Estás loco!? —bufó— ¿Qué te hace pensar que le hice algo?, ¿acaso no confías en mí palabra? —, Ignacio pasó la mano por la cabeza y suspiró.

Ignacio BrownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora