Leche y Lavanda

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Kenji sabía que tenía un problema, como omega se esperaba que él cumpliera con ciertos parámetros de la sociedad como por ejemplo: casarse y tener hijos. Sin embargo, suficiente ya tenía con el hecho de ser uno de los pocos omegas en convertirse en una leyenda del béisbol y por si fuera poco, también tenía la presión de ser Ultraman. Así que, lo disculparas, pero no tiene tiempo para buscar un alfa, tener una historia romántica, casarse y tener cachorros, o bueno, no lo tenía hasta que…

—Me atrevo a decir, Ken—Empezó a decir mina con su voz robótica mientras la pequeña cría de Gigatron subía por su cuerpo con la piel de su cuerpo cambiando rojo y azul, el pitido que le advertía que se volveria a su forma normal resonaba estresándolo aún más, —...Parece que ella se imprimió a ti.

Él miró hacia Mina dándole apoyo a la pequeña con sus manos antes de caer en cuenta de lo que eso significaba—¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No!—Empezó a ponerse de pie en aquel lugar, el pitido empezó a aumentar con su nivel de estrés, para evitar que la pequeña se cayera la sostuvo con sus manos debajo de las axilas de la pequeña y la separó de su cuerpo—¿Acaso quieres decir?—Sus ojos se centraron en la pequeña Kaiju entre sus manos, quien muy tiernamente le sonrió emocionada y trató de alcanzarlo con sus manitas.

—Sí, Ken—Mina flotó más cerca de ellos—Ella cree que tú eres su madre.

Se saltó unos cuantos pasos.

Desde que tenía a la pequeña Kaiju cerca, su omega interior parecía estar más contento y tranquilo con la idea de cuidarla, contrario a él quien estaba seguro de que la vida lo odiaba y solo rezaba por tener un máximo de cuatro horas de sueño por noche. Sin embargo, la pequeña señorita (a la que no le ha colocado un nombre todavía porque a su omega ninguno le parece lo suficientemente bueno para la cachorra), no le estaba dando nada de tregua; Desde sus lloriqueos a las dos de la mañana por tener hambre, sollozos por gases, o porque no podía encontrar comodidad para dormir, hasta sus berrinches por cosas que no le gustaban o cosas que le daba miedo.

No solo con ello, su desempeño en el béisbol había bajado por su falta de descanso y lo poco que entrenaba por cuidar a la pequeña, así como también, pelear con los Kaijus que seguían llegando a la ciudad y no le daban tregua. Y luego, para rematar, la pequeña cada día crecía más y aprendía más cosas en compañía de Mina que requerían más energía y concentración y él simplemente no podía con tanto.

Kenji sentía que podría estar acabado.

Actualmente, se encontraba acurrucado en el sillón de aquel salón donde estaba el tubo de contención en el que dormía la pequeña Kaiju en este momento. Su olor a Lavanda con un toque de algo dulce llenaba la habitación uniéndose al olor de Leche con un toque de algo picante de la Kaiju, sus ojos se encontraban entrecerrados mientras revisaba de forma perezosa las noticias en su celular.

"Ultraman falla en su pelea contra Tyrant"

"¿La leyenda Ken Sato ha perdido su toque? Razones por las que Sato no encaja en el béisbol japonés"

"La KDF asegura que Ultraman no será necesario si..."

"RUMOR: Ken Sato podría ser transferido a los Tigers"

No, es un hecho, estaba acabado.

Kenji soltó un suspiro pesado y apagó su celular antes de girar y ver a la cachorra dormida. Su omega interior pareció satisfecho con esa vista y ronroneo antes de darle un impulso para que se levantara de donde estaba acostado y se acercará a la cachorra. Su instinto pidió revisar su sueño, asegurarme de que ella estuviera bien y ella lo estaba, su boca tenía una pequeña sonrisa (grande en comparación de tamaños) mientras soltaba algunos sonidos dormidos y abrazaba su convertible de McLaren.

El omega de Kenji soltó un ronroneo complacido al ver que la cachorrita parecía dormir complacida y él sonrió levemente, al menos esto era lo único, pero lo más importante que le estaba saliendo mejor últimamente. Ciertamente, cuidar de esta pequeña no era fácil y él, que no tenía propuesto en tener hijos en un futuro, lo estaba haciendo lo mejor que podía.

—Mina—llamó Ken—Desactiva la unidad de contención.

Con un pequeño sonido, la unidad de contención se desactivó y él se transformó, acostándose alrededor de ella, intentó descansar nuevamente. Uno de sus brazos acunó a la pequeña Kaiju contra su pequeño, la cual reaccionó acercándose a él y soltando unos pequeños arrullos. Su Omega soltó más feromonas para perfumar a la cachorrita.

Proteger" indicó su onega interno mientras uno de sus dedos acariciaba la mejilla de la bebe Kaiju y él no renegó ese instinto.

Quizás le costaría mucho decirle adiós a la pequeña cuando Mina tuviera localizada la isla de los Kaijus y él tuviera que dejarla ir. Por ahora, disfrutaría de todo el tiempo que pudiera estar con ella y la protegería de las personas que quisieran lastimarla o contra cualquier mal.

Leche y Lavanda || Ultraman RisingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora