capitulo 6

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Ya no soportaba a su guardia, así es como se sentía el bicolor, porque desde que llegó y se convirtió en su guardia, sus salidas del reino habían sido nulas. No ha podido salir del castillo desde esa vez que se escapó de su hermana. Lo mínimo que ha salido o llegado es a los jardines del castillo, pero en cuanto se encuentra con el primero que se cruza, es el cenizo. No le dice nada, solo Todoroki se da la vuelta y regresa al castillo.

La primera y única vez que le dijo algo al respecto, el cenizo fue a decirle a su padre, y su padre lo envió a su habitación todo el día, sin nada más que hacer. Ese día fue muy aburrido, también porque le dejaban la comida o lo que fuera en la entrada y él tenía que salir a recogerlo.

Desde ese momento, no le respondía nada. No le gustaba la soledad, por eso intentaba hablar de vez en cuando con las personas que atendían el castillo.

Mañana, tarde y noche, su guardia se la pasa parado en su puerta y no se despega ni un minuto, ni siquiera para ir al baño. Eso lo sabe porque siempre se mira la sombra del cenizo afuera; solo se va cuando va a descansar o el rey lo quiere ver. Esos eran los únicos momentos en los que se quedaba "solo".

Marcaba la 1 de la mañana. Todo estaba en silencio y no se escuchaba ni un ruido en el exterior, por lo que se levantó de su cama y, haciendo el menor ruido posible, salió de su cama hasta llegar a una pared.

Frente a él estaba su armario. Con mucho cuidado de no hacer ningún ruido, movió el mueble poco a poco, evitando que se escuchara el ruido al moverse. Cuando por fin lo pudo retirar, frente a él quedó un pasadizo secreto.

Ingresó dentro de él y movió el mueble nuevamente, igual tratando de no hacer tanto ruido.

Al terminar, comenzó a caminar por el pasillo.

—Lo bueno es que nadie conoce este camino —dijo, continuando con su camino para salir afuera del reino.

Ese pasadizo lo conoció cuando era más pequeño y andaba de curioso. Lo terminó descubriendo y también descubrió que este daba a la salida unos metros detrás del castillo. Como era subterráneo, la salida estaba cubierta por hierbas y árboles.

Comenzó a llegar al final y, a lo lejos, se comenzaron a ver las escaleras para subir a la superficie. Emocionado, fue con más prisa y, al llegar, comenzó a subir escalón por escalón con prisa.

Al final, salió y, cuidadosamente, cerró el pasadizo y suspiró de alivio al no ver al rubio por esos lados. Estaba aliviado, ya que no conocía ese camino. Dio el primer paso para poder ir a su lugar favorito.

—¡HAAAAAAA! —soltó un grito en cuanto pisó una trampa y terminó de cabeza bajo un árbol. Después escuchó una pequeña risa provenir de ese árbol.

—Ja, no puedo creer que no viste la trampa.

—¿Pero cómo? —se preguntó al ver al rubio en el árbol, recargado en él—. Nadie sabía de...

—Sabes, en el mapa que tengo del castillo muestran muchos caminos y lugares que no te imaginas —dijo el rubio.

—¿Podrías bajarme? —le preguntó al cenizo.

—¿Por qué debería? Si querías escapar, ya ni puedo dormir cómodamente porque sé a qué horas más o menos intentas salir.

—Por favor —dijo, suplicándole al rubio, sintiendo toda la sangre bajando a su cabeza.

Bakugou sacó un pequeño cuchillo y cortó la soga, a lo que Todoroki terminó cayendo de cabeza.

—Gracias.

Bakugou le ayudó a levantarse y a caminar porque el bicolor estaba un poco mareado.

—¿Cómo sabías? —preguntó de repente, sin prestar atención al camino porque sabía que regresarían al castillo.

—¿Qué?

—El orden de los lugares por los que ibas a salir.

—...

—...

—La primera vez, al no escuchar ruido, revisé todas las salidas, pero ya te habías ido. Esperé a que regresaras y miré por dónde venías. Así que en el mapa busqué las salidas que había en esa dirección y al día siguiente fui a las siguientes. Pues saliste de una de ellas, después, al siguiente día, saliste en la siguiente, y me di cuenta de que cuando salías ibas en orden y no alternando. Fue fácil, la verdad.

—Ah... ahora entendía por qué era tan fácil. Solo soltó un suspiro después de eso.

—Fue demasiado fácil.

El camino continuaron en silencio hasta que llegaron.

El bicolor se dio cuenta de que no estaban en el castillo, sino que era su lugar favorito, donde se encontraban esos dos dragones.

—¿Qué hacemos aquí?

—Es tu lugar favorito, ¿no?

—Sí, pero pregunto por qué me trajiste si tu tarea es mantenerme en el castillo.

—Sí lo es, pero ese castillo es jodidamente deprimente además de aburrido. Por eso intentabas salir, ¿no?

—Sí, pero si cuando me encontraste le dijiste a mi padre...

—Eso solo fue porque otros guardias estaban a la vista...

—Gracias —dijo, acercándose al agua cristalina del lugar. Después, entre las sombras, salió el pequeño dragoncito.

—...además, ese castillo se siente como una prisión. Todo el día encerrado sin poder salir, se siente muy solitario —murmuraba el cenizo, recordando cuando en el castillo de Izuku él no podía salir porque Inko tenía miedo de que vieran a su "hija", por lo que no lo dejaba salir ni al patio del castillo. Muchas veces encontraba a Izuku llorando inconsolable porque le frustraba mucho no poder salir del castillo.

—Sí, es muy solitario, y más porque el viejo no quiere que hable con la "sambidumbre" —dijo el bicolor con enojo al recordar las tantas veces que su padre lo descubrió hablando con las personas que ayudaban en el castillo, porque según su padre eran de clase baja y no podían mezclarse—. Ese maldito viejo.

Bakugou se sorprendió un poco al escuchar al príncipe no referirse al rey como su padre.

El pequeño dragón saltó contra el rubio en cuanto los vio y terminó con un dragón en la cabeza.

El bicolor solo contuvo su risa al ver la cara del rubio.

—Ya te había dicho que no me gusta tenerte en mi cabeza —dijo, alejando al dragón de su cabeza, pero este se aferraba a su cabello con sus garras.

Al final, no lo pudo bajar, por lo que lo dejó en su cabeza por un rato, hasta que un rugido se escuchó y el dragoncito salió corriendo hacia donde se escuchó el rugido.

El bicolor inició una conversación con el cenizo y este le contestaba.

Platicaron de cualquier tema, tratando de llevarse mejor y comprenderse un poco más, porque en el tiempo que el cenizo llevaba con ellos, solo sabía el nombre del príncipe y nada más.





Continuará...

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