Capítulo 49

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Volví...-Susurró- Volví por ustedes -Agregó-. Samanta la miró a los ojos con una mezcla extraña de sentimientos, su impresión estaba pasando para transformarse en rabia, en una rabia peligrosa e implacable, esa mujer no podía creer que era llegar y volver, no podía ser estúpida, tan arrogante. Dio un paso atrás cuando ella intentó acercarse.

-Vete de aquí- Le soltó con todo el odio que no sabía que aún tenía-.

Pero aquella mujer que años atrás se había negado a ser su madre, no tenía ninguna intención en obedecer lo que ella le había dicho.

Flashback

Rosario, era médico especialista en trauma, aquello era lo que la definía, hacer cirugías con todo en contra era lo que amaba hacer y lo supo siempre, desde que era pequeña con lo único que soñaba era con salvar vidas, por lo que se esforzó y fue la mejor de su clase, se esforzó aún más y entró a medicina con una beca completa, sin embargo, en ese lugar fue donde por primera vez pensó que había algo más que pudiese querer con todas sus fuerzas además de ser médico, podría, porque Homero Rivera, era un sueño hecho realidad. Al principio no hacían más que competir por el primer lugar, semestre tras semestre cada vez más duro, hasta que un día él se animó y la invitó a salir, y una cita se transformó en dos... Tres... Cuatro, en un noviazgo, en una proposición de matrimonio que llevaron a cabo antes de que ambos terminaran su residencia.

No se dio cuenta que se estaba ahogando hasta que vio el test positivo de embarazo, se sintió egoísta cuando se dio cuenta que su primer instinto fue hacerse un aborto, pero no pudo, no pudo hacerle eso a Homero, quién estaba tan feliz con la noticia, tan ilusionado y ella pensó que sería suficiente, que esa vida sería suficiente.

Luchó, luchó duro contra su propia esencia, ella quería alistarse en el ejército e irse como médico para salvar las vidas de los que luchaban para que personas como ella pudieran tener tranquilidad, ese era su sueño, esa era la promesa que se había hecho cuando conoció la historia de su abuelo, un héroe de guerra que murió en batalla por falta de atención médica, pero ese sueño que había querido toda su vida  se veía tan lejano, sobre todo después que no sólo tenía a Samanta, también había nacido Nuvia y aunque para Homero todo parecía ir de maravilla, ella se seguía ahogando en un pozo cada vez más profundo.

Las veía crecer, veía como su vida se estaba transformado en ordinaria, aunque visiblemente perfecta, ambos cirujanos estaban forjando una carrera llena de éxitos con una familia que se veía aún más exitosa.

Pero ella se seguía ahogando en toda esa perfección y Homero no lo notaba. Pero algo pasó un día, un día llegó el Sargento Frank Miller a una consulta con ella, eran casi de la misma edad, él necesitaba una cirugía menor, no pararon de hablar en todos esos días, él le hablaba de su trabajo en Irak, de lo mucho que hacían  falta médicos como ella y esas palabras la hicieron revivir su sueño.

No fue fácil, Homero no lo podía creer cuando ella le dijo sus intenciones, iban a ser tres meses, o por lo menos eso le dijo ella, pero esos tres meses, se habían transformado en años. Diez años. Había sido tan cobarde que mandó los papeles del divorcio por correo y cedió la custodia total de sus hijas a Homero, cuando él buscó una explicación, sólo le dijo que estaba cumpliendo su sueño y que por mucho que se había esforzado no estaba lista para ser madre, ante esto, él no la buscó más. 

Muchas cosas habían cambiado desde aquello, había viajado por medio oriente, Europa, Asía, la habían condecorado y ahora tenía el grado de Coronel del ejército, había logrado todo lo que soñó alguna vez y probablemente más.

Pero con el tiempo se dio cuenta que no era suficiente, que todo lo que había hecho no llenó el vacío de haber dejado a sus hijas. Las buscó, le costó mucho porque ni su propia familia la había querido ayudar, para ellos lo que había hecho era imperdonable, así que usó su influencia como médico para averiguar en donde Homero estaba trabajando, sólo había visto algunas fotografías en redes sociales de sus hijas, sabía que Samanta  jugaba fútbol americano y que por supuesto, quería ser médico, era toda una Rivera y Nuvia, ella era porrista, tan hermosa y talentosa.

Inalcanzable - rivari g!p Donde viven las historias. Descúbrelo ahora