19- Lee.

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Desde que el viejo se murió y su hija tomo el mando es horrible, aunque ahora está bajo mi sombra.
El vaso no siempre podrá contener el agua, en algún momento el agua desbordara por detrás de las paredes del contenedor, haciendo que este caiga, es justo mi temor.

La chica no es buena hablando, Pero al ser una mujer muy atractiva hace que los hombres cedan a sus más estúpidas peticiones, yo la ví crecer, sería estúpido caer también. Aunque no lo niego, me llama la atención, eso sí, le llevaré unos 15 o tal vez 16 años, soy grande, tengo 38 años, entre en este terrible negocio cuando apenas tenía 13 años, Seo-Jun aún no nacía habitualmente su padre siempre decia que ella heredaría todo, sin embargo, después de unos años me dijo que me nombraría su mano derecha, para entonces ya tenia como 24 años.

El cumplió su promesa y ahora soy mano derecha y primera cabeza de la cara de su organización, sin embargo...

tienes que educar a Seo-Jun... Ella es ahora un muchachita que no sabe nada, lamentablemente ya no tuve más hijos, quiero que le enseñes a ella todo lo que necesita para ser una mujer fuerte en este negoció..." Aún lo sigo intentando, pero tratar con una mujer así de testaruda es difícil, muy difícil.

Lo que tiene de guapa lo tiene de estúpida, pues es tan imprudente que no mide las consecuencias de sus acciones, cree que si lo pide lo tendrá, algo que me hace querer darle un golpe, pero no la tocaría jamás.

No por ser hija del jefe, si no porque en lo más profundo de mi siente que no es tan mala como parece, solo es una mujer con mente de niña de 10 años, imprudente, tonta y estúpida a más no poder.

— ¡Cállate Seo-Jun! -le grité. — Estoy hasta la madre de que seas tan estúpida... —me acerque a ella, lo suficiente para que ella pudiera verme hacia arriba por la diferencia de altura— ¿No te das cuanta? ¿Acaso eres tan idiota para no notarlo?

Seo-Jun: ¿Cómo te atreves a gritar- -trato de abofetearme pero tome su pequeña muñeca con una sola mano.

— Eres tu la atrevida aquí... ¿No te das cuanta de lo insignificante que eres para Haitani? De lo idiota y fácil que te vez tratando de convencer a Bonten? ¡Deja la bajeces para una prostituta, tú eres una Santori, hija del jefe Santori...

Me miró inerte en su lugar, sus ojos negros miraban los míos, su mirada era muy cautivadora tanto como para no tentar mis más bajos deseos, soy un hombre, un hombre que anhela tener sexo con una hermosa mujer como ella y yo lo sé, ella lo sabe mejor.

— ¡Deja de ser tan idiota y reacciona! - no tuve tiempo de reaccionar cuando sentí su cuerpo cerca del mío, sus brazos rodeando mi cuello con fuerza y sus labios moviéndose con agilidad contra los míos.

Se lo que quiere, se perfectamente lo que quiere y no pienso dárselo y ella parece saberlo, con mis manos sostuve sus caderas, pude sentir su piel con la llena de mis dedos que regalaron por su ropa y se metieron dentro de esta, estuve en contacto y de nuevo me miró

Esos ojos... Esos malditos ojos.

Lee: no sigas. - me aleje cuando intento volver a besarme, haciendo mi rostro hacia la derecha dandole mi perfil.

Seo-Jun: ¿Que? ¿Por qué? Parecidas disfrutarlo... -con una de sus manos comenzó a bajar por mi pecho.

Lee: no te conviene hacer eso - frene su mano

Seo-Jun: ¿Por qué? -mordio su labio

Lee: si continúas y paso la noche contigo, dejaras de ser la hija del jefe, a ser mi mujer. - declare con una mirada segura pero al mismo tiempo amenazante para que dejara de hacer eso, se sorprendió al principio pero creo que seguro pensó que estaba jugando, continúo su contacto pero la detuve una vez mas, solo que esta vez hice presión en mi agarre.- No estoy jugando... para mí será fácil hacerte mía, pero si lo hago, pasarás a ser de mi propiedad y a ti no te va el compromiso - sonreí sin retirar mi mirada de ella.

Quieria que se sintiera amenazada, que temiera al compromiso de lo que significaba estar conmigo y funcionó, alejo su mano y se fue con coraje azotando la puerta al salir.

A veces es una niña, pero otras es una mujer entera, una que quisiera llevar a mi cama y hacer que sepa que un solo hombre puede hacerle sentir lo que 100 lograrían, Pero solo es mi fantacia, estoy avergonzado de pensar de esta manera, sin embargo, siento que mi deseo va más allá y me da miedo describir la respuesta.

Ya van varias veces que me imagino lo mismo, la manera en la que ella invade mis sueños con una sonrisa, en mis sueños ella y yo existimos, Pero en la realidad no me cabe idea de eso, es como si tratara de buscar hueco en un muro de acero, no hay espacio, no hay razón, no hay.

Esas noches que suelo soñar con ella, al despertar la veo, los recuerdos de verla llorar por su padre y refugiarse detrás de mi son lo que invade mi mente, ese recuerdo es lo que me hace retroceder, es mi contra ataque a mi deseo carnal, es mi escudo para no caer, pero entre más lo tengo vivo en mi cabeza, peor me siento.

Me siento como si abusara de su confianza, de mi poder, como si abusara de ella sin tocarla, como si la tomara entre mis manos y la utilizará como mi marioneta en mi cabeza... Y ella viéndome como la única persona que está con ella a pesar de todo, a pesar de sus errores, de sus fracasos, de sus caídas, de sus acciones, de lo mala y tonta que es, a pesar de lo duro que soy...

Seo-Jun: tu eres como mi segundo padre. - declaró mientras bebia, estaba muy ebria ya - No, eres más como mi hermano, uno que nunca tuve - corrigió.

Sus palabras se clavaron en mi, las cocieron en mi piel, su hermano, su hermano, yo no estaba tan borracho al fin y al cabo tendría que cuidarla y si estuviera tomando como habitualmente lo hago, seguro esa noche la hubiera pasado con ella.

Seo-Jun: eres un tipo increíble... Eres atento, lindo y amable conmigo, a pesar de siempre cagarla... - sus ojos se cristalizaron - Siempre que hago algo malo, estás ahí para asumir la responsabilidad y... Eso horrible sentirse como una carga para ti... Me siento mal de que siempre tomes responsabilidad de mis estupideces, pero nunca te eh visto quejarte, me regañas pero nunca eh escuchado quejas de lo que tienes que hacer por mi culpa... -levanto su cabeza y ví algo que jamás se me olvidará...

Su rostro era un mar de lágrimas, esa noche ví su fragilidad y lo transparente que era, lo sensible, lo débil que una persona engreída podía ser y aunque fue una muestra de seguridad y demostración de lo íntima que fue, mi ser no lo siento tan bien.

Me apuñalo con dagas que atravesaron mi cuerpo.
“tu la piensas por las noches y tú mano quiere hacer su trabajo”
“la quieres tener en tu cama”
Entre muchas otras que después terminaron haciéndome sentir peor...

No la quiero aceptar porque no es la mujer que quiero para el resto de mi vida, pero cuando veo sus ojos, su sedoso cabello negro, cuando siento su aroma y observo su sonrisa, no pienso igual.
Es como si de espaldas, me imaginará lo que le diré, lo que hare, me preparo pero al tenerla enfrente me vuelvo un completo idiota...

Pero si tan solo ella...

VIOLET EYES [RAN HAITANI] (SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora