Mi querida amiga Alexa [Completa]

47. Un patio cualquiera

Definitivamente, este es el mejor curso de todos. Me sobraban los amigos, y 4º de la ESO resultaba ser más fácil en comparación con otros cursos. El tema Óscar se dejó olvidar, aunque tardó más en solucionarse comparado con el tema de Enzo y el bullying que viví los años anteriores.

El orientador ya no me miraba mal y me saludaba cuando pasaba por su lado.

Acabábamos de volver a clase después de las fiestas del pueblo, que duraron 5 días. Antes de empezar las fiestas, Olivia me pidió mi número de teléfono para ponerme en su grupo de WhatsApp y poder hablar. Lo mejor era que salimos 3 de 5 días. Un día fuimos a la feria todos juntos y los otros días cenamos kebab; uno de los días en mi garaje con Mia y Olivia, y el otro en el parking de Mia con ella misma, Claudia y conmigo. Se me hizo raro quedar tanto tiempo seguido; había perdido la costumbre de quedar con alguien para algo que no fuera hacer un trabajo. Fue una manera preciosa de empezar el mes de octubre.

Al día siguiente fuimos a clase con la euforia que nos quedaba después de las fiestas. Al bajar al patio, me quedé en la puerta para esperar a que los del otro curso acabaran de usar el baño y poder subir yo. Antes de subir, cuando vi que no había nadie, fui a preguntar a un profesor.

–Perdona, ¿puedo ir al baño?

–¿Qué, han bajado los de 3º?

–Sí, creo que no queda nadie.

–Vale, sube.

Entonces empecé a subir las escaleras, ya que el baño del primer piso solo era para los de primaria.

–¿Dónde vas? –me preguntó el profesor de biología.

–Al baño.

–¿Qué profesor te ha dejado entrar?

–La de plástica.

–¿Me puedo fiar de ti?

–¿Cuándo te he dado motivos para que no lo hagas?

–Vale, vale. Te creo. Pero espero que si le preguntara a esa profesora me diga que sí te ha dejado.

Me sorprendí al ver todos los baños ocupados y, cuando toda la gente empezó a salir, me di cuenta de que solo estaban ahí para estar con el móvil. No era la única que tenía ganas de ir al baño, y ellas estaban haciendo una cosa innecesaria.

Después de estar casi medio patio esperando en el baño, pude hacer lo que tenía que hacer y luego salí al patio con el grupo.

–¿Qué pasó, Irene? ¿Te has puesto a cagar? –preguntó Olivia, riéndose.

–Pero Olivia, ¿de qué vas? ¿Por qué me preguntas eso?

–Porque has tardado mucho.

–¿Te has quedado a gusto? –Mia se unió al juego de Olivia.

–No. He tardado porque estaban todos los baños ocupados, además de tener que preguntar a un profesor si podía ir.

–Excusas.

–Lo que pasa es que no nos quieres decir la verdad.

–No os he mentido en ningún momento.

–No nos cuentes milongas. Tienes cara de haberte quedado a gusto.

Cuando se empezaron a reír, intenté seguirles la corriente. Hasta que unos gritos interrumpieron el momento.

–¡PUTA!

–¡PUTA!

–¡PUTA!

–¡PUTA!

–¿Pero qué está pasando?

–¿A quién están insultando?

Vimos a mucha gente apelotonada en medio del campo de fútbol y no podíamos ver con claridad qué pasaba. Entonces María, de mi clase, nos contó lo que había sucedido.

–Los chicos de 4º de la ESO estaban peleando por la pelota. Entonces se acerca la profesora de plástica y se la quita. Y allí fue cuando empezaron a insultarla.

–Oye María, nosotras tenemos la optativa con ella después. ¿Crees que dirá algo?

Ella dijo que nos pusiéramos a trabajar con lo que teníamos pendiente. A veces levantaba la cabeza del papel para verla y estuvo toda la hora con los ojos llorosos. Me dio pena verla así, ya que siempre está sonriendo.

–Oye, ¿estás bien? –preguntó mi compañera.

–No, es que vuestros compañeros son unos machistas. –Ahora ella podía hablar con claridad, ya que en esta optativa éramos todas mujeres. Todos los hombres eligieron hacer tecnología. –Antes trabajé de arquitecta y todos mis compañeros eran hombres. Todos me respetaban. Y ahora que soy profesora, casi todos mis alumnos me tratan así. Que no pidan respeto si ellos no son capaces de darlo.

–¿Y se les expulsará?

–¿Y tú crees que van a expulsar al 45% de tus compañeros? Sería imposible.