Capitulo Treinta.

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-Vaya, vaya, vaya. Si aquí está mi amada sobrina Katerine — dice con una voz asombrosamente grave, más de la que recordaba.

Su vestimenta es la usual en el, camisa negra; unos vaqueros viejos; botas negras; y por último la mochila que siempre lleva encima.

Retrocedí un paso, alarmada por su cercanía. Como si de repente una alarma en mi se encendiera y me gritara peligro, que debía correr, pero yo sin embargo… no podía, estaba en shock.

-Cuando salí del hospital psiquiátrico y Lucia me dijo que debía pasar recogiendo a mi hijo jamás imaginé encontrarme con… mi hermosísima sobrina — vuelve a hablar, mostrando una falsa felicidad. En el fondo debe estar queriendo matarme por haber hecho que lo mandaran a ese hospital.

-¿Dijiste hi-hijo? — pregunto incrédula.

-Si, mi hijo. El está fuera de mi matrimonio con tú tía Lucia, pero bueno, sigue siendo mi sangre ¿Cierto Marco? — me tenso aún más al escuchar esa pregunta.

¿Marco es hijo de mí tío?

-¿Ma-Marco? — le llamo aún asustada y tartamudeando.

-Disculpa Katherine, ya sabes porque te quise proteger — me dice apenado, levantándose de su asiento y caminando a dónde está su padre.

-Jamas imaginé tené el honor de verte así, tan… jodidamente provocante… solo mírate ¿Cuánto años tienes ya? ¿Unos 17 o 18?.

-15 — logro decir sin tartamudear.

-15 primaveras ¿Y si lo celebramos? — me dice tomándome del brazo y apegandome a su pecho.

Ohhh no.

Ya se lo que pasará.

Me empiezo a retorcer bajo su agarre, intentando de forma desesperada soltarme.
Pero el ni se inmuta, solo sonríe y me abraza con más fuerza, obligandome de una forma u otra a ceder.

-Su-Sueltame — pido asustada.

-¿Cuál es tu habitación? — me pregunta subiendo las escaleras.

¿En qué momento habíamos llegado a las escaleras?
¿Porque nadie lo a intentado detener?
¡¿Dónde demonios está Marcus cuando lo nesesito?

Asustada y agitada empecé a llorar, sin poder soltarme o si quiera poner resistencia, ya que el es mil veces más fuerte que yo.

-Ohh linda, te e preguntado ¿Dónde demonios es tu habitación?

-A-Allí — le enseño la puerta decorada con copos de nueve azules.

-Mejor.

Abre la puerta de mi habitación y me empuja adentro, haciéndome caer en el suelo.

Yo me arrastró en el suelo, retrocediendo e intentando poner espacio entre los dos, pero sabiendo que nada le iba a impedir volver a asercarse.

El mira mi habitación divertido, tal vez le recuerda al ático de la casa, el lugar que yo llamé durante años, hogar. Finalmente su mirada se posa en mi, para ser más exactos, en mis pechos.

-Quitate la chaqueta.

-N-No...

-No te lo pedí, te lo ordené — me repite — quítate la chaqueta.

Empiezo a llorar y sollozar más fuerte, deseando que con esto, el sienta piedad de mi, o al menos lastima.

Pero no.

Ese monstruo no tiene sentimientos y dudo mucho que llegue a sentir lastima. Además, solo me a pedido que me quite la chaqueta para dejar en claro quien manda aquí.

En medio del caos⅓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora