Capítulo 7

0 0 0
                                    

Lunes 24 de octubre del 2016

En aquellos días, para mí, la mejor manera de despertar era con la canción Counting stars en violín. Me hacía olvidar que día de la semana era. Me levanté de la cama, busqué un pantalón cómodo y una blusa roja, y después caminé al baño tarareando la canción de antes. Al salir, me puse frente al espejo para tratar de acomodar mi cabello rebelde. Cuando estaba por terminar, y de ponerme perfume, llamaron a la puerta.

—Pasa.

No tardaron en abrir. Era una mujer de cabello rubio, rizado, corto hasta los hombros, con facciones perfectas y algunas pecas en sus mejillas. En pocas palabras: la novia de mi papá. Está de más decir que no me agradaba y que hubiera preferido mil veces que la mujer que me trajo al mundo viviera con nosotros. No era por ser una adolescente odiosa ni algo parecido, pero Emma Collins quería que hiciéramos solo lo que ella decía, además de que ponía a papá en mi contra. Por ejemplo, unos meses atrás le pidió que me mandara a estudiar a cualquier país del extranjero.

—Creí que todavía estabas dormida.

—Estoy despierta desde hace media hora.

Siempre era así. Le gustaba recordar que mi agenda no funcionaba. Pero para mí estaba bien, no llegaba tarde y me daba tiempo para guardar mis pendientes y comer algo. Aparte, no entendía porque se molestaba, la mayor parte del tiempo iba a la escuela con Emily.

—Bueno, apúrate.

Dicho esto, cerró la puerta con fuerza. Lancé un suspiro. Todo era culpa de Emily y su estúpida idea de querer conseguirle una novia a mi papá. Y, como en ocasiones bizarras, mi amigo y yo teníamos la razón.

🎭

Esa mañana Emily pasó por mí. Habló y habló del chico que le gustaba, y quería compartir el sentimiento y emocionarme con ella, pero no era algo que podía hacer porque no era la primera vez que contaba la historia. Era como la vez número veinticinco, mínimo. Él le habló, le abrió la puerta cuando ella iba a entrar al aula, entre otras. Era un chico alto, de cabello negro y largo (muy largo), y de ojos azules. Aunque en algo tenía razón; era muy amable. Lo sabía porque un día crucé un par de palabras con él, aunque tenía ese no sé qué que no me convencía del todo para ser novio de mi mejor amiga.

—¿Qué pasa, dulce Amy? —dijo de pronto—. Estás muy distraída.

—Nada. Solo tengo mucho sueño.

Emily lanzó un suspiro.

—No soy Patrick para creerte eso. Algo tienes.

Resoplé. No me gustaba hablar del tema tan temprano

—Lo mismo de siempre, con la persona de siempre. ¿Para qué hablarlo otra vez?

Sin mencionar nombres, ella sabía que me refería a Emma.

—McKay, ya te pedí perdón. No sabía cómo era en realidad. Ni sé si estás exagerando.

Puse los ojos en blanco.

—Con Emma nunca exagero.

—Y sacas a Jack —susurró, pero logré escucharla.

—Y, lo peor de todo, es que luego tengo que soportar a Jack en clases.

Por alguna razón, el universo nos seguía juntando y debía compartir un par de clases con él. En esos años no había cambiado en lo más mínimo. De hecho, era peor. A veces, lanzaba aviones de papel a las cabezas de cualquiera que se encontrara frente a él. Otras, leía en voz alta con un tono voz molesto que hacía reír a los demás. Era una pesadilla, y de solo recordarlo me ponía de malas.

—¿Sabes? —me interrumpe—. A veces me haces pensar que él te gusta. —Mueve sus cejas de arriba hacia abajo, en un intento de aligerar el ambiente.

—¿Gustarme? —bufé—. Claro que no, Emily. Lo único que quiero es que desaparezca de mi vida.

—Amy...

—Es más —continué con molestia—, te apuesto que cuando él se vaya de mi vida, seré la persona más feliz del mundo.

—Me queda claro —asintió—. Espero que después no te arrepientas de lo que dices.

—Dime que estás bromeando.

—No.

Estacionó el pequeño vehículo y lo apagó.

—No puedo creer que digas esas tonterías. Deja de pensar que vivimos en una novela, y déjame en paz con ese tema tan patético.

—Por el creador —susurró—. ¿Te das cuenta por lo que estamos peleando? —No respondí—. Está bien, no hablaré de Cornwall, pero háblame. —Seguí sin responder—. Bueno, nos vemos en química.

Y se bajó del auto.

🎭

Las clases continuaron, pero mi mente se encontró en otra parte. Emily tenía razón, no podíamos pelear por cualquier tontería, menos a cada cinco minutos. No pude prestar atención por pensar en lo que dijo. Por una parte, pensé en lo cansado que era que se metiera en lo que no era de su incumbencia, y hacerse historias que no eran. Y, por otra parte, sabía que mi comportamiento no fue el mejor.

Y la situación empeoró cuando, en la hora del almuerzo, le conté a Patrick lo sucedido.

—¿Por qué, Amy? —preguntó, tratando de ocultar su enojo.

—Emily siempre quiere meterse en mi vida. En especial cuando se trata de un chico. Quiere ver romance en todas partes.

—Te entiendo, me ha pasado muchas veces con ella. Pero, ¿te estás escuchando? ¡Es tu amiga! Es normal que quiera estar al tanto de tu vida. Porque se preocupa por ti.

—Nunca le dije que lo hiciera.

—Amy, sé que la verdadera razón por la que estás molesta porque tu papá se aleja cada vez más de ti, pero nosotros no tenemos la culpa —dijo con un poco de molestia—. Mejor hablamos cuando estés un poco más calmada.

Tomó sus cosas y se levantó sin darme la oportunidad de responder.

Maravillosa sonrisa (EDDE#1) (Nueva versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora