Laura Haro
La verdad creí que llegar al pueblo sería el cambio más drástico en mi vida, sin embargo, todo lo que acompañó a la mudanza lo sobrepasó y con creces. Sobre todo la parte de cero tecnología, por suerte el lugar tiene señal y mi celular no quedó obsoleto.
La primera vez que anunciaron eso de las citas fue por una carta, a la semana fue un mensajero y a las dos semanas apareció una señora, al parecer de los más antiguos, exigiéndoles a mis padres buscar un candidato, o de lo contrario, lo harían ellos.
Sonará mal, pero mi salida rápida fue Alex. Desde que nos conocimos de una forma muy accidentada, congeniamos muy bien, nuestra amistad mejoró cuando me acercaba a su casa y conversábamos en la entrada.
A él le gusta observar a la gente y contarme lo que sabe de ellos.
Con el tiempo logré que hablara con comodidad frente a mí y así aseguré a mi mejor amigo en este pueblo, claro, sin dejar de lado a los demás.
Que aceptara ser mi cómplice en esto de las citas no fue difícil, ya me había confesado de su miedo por esa tradición, así que fue un ganar-ganar para ambos. En este momento estoy regresando de una de nuestras citas que en su mayor parte es hablar de todo lo que sabemos.
—Ya llegué —anuncio cerrando la puerta principal.
—Bienvenida —solo se encuentra mamá, así que me siento a su lado—, ¿cómo te fue?
—Bien, me divierto mucho con Alex.
—¿Te gusta? —pregunta papá entrando.
—No, me gusta tenerlo de amigo —tomo mi celular de la mesa—. No creo que seamos algo más.
—De todas formas, me alegro —habla mamá cambiando los canales—, cuando llegamos tenía miedo de que estuvieras sola.
—A veces hasta yo tengo ese miedo —confieso—, las cosas aquí son muy complicadas y aunque me divierto viendo lo que hacen mis amigos... Es raro.
No responden y yo tampoco quiero una, solo nos sentamos los tres a ver una película.
Cuando conocí a Mónica pensé que era una persona normal para el lugar donde vive, pero cuando fueron llegando los demás me di cuenta de que no era así. Primero fue Tania, quien no tardó en buscarme para saber todo lo que ha pasado con ella y quiero mencionar que cada "está bien" que pronunciaba, tenía como respuesta una mueca extraña de su parte.
Los demás llegaron en grupo, conocer a Austin, Dylan y Alex me dio la idea de que tal vez el pueblo no era tan raro y Tania se preocupaba mucho, pero la verdad llegó como un golpe. Mónica sí estaba dentro de lo normal para este pueblo y eso incluía maltrato; los que no estaban tan dentro de lo normal eran sus amigos.
Recuerdo claramente cómo me reí mentalmente cuando Austin hablaba de rescatar a Mónica, salvarla y así, pero pareció muy fantasioso. Y como raro, todo volvió a cambiar cuando Alex me contó la historia, entendí a lo que se refería con rescatarla y sobre todo el porqué de su urgencia.
Ella necesitaba ayuda.
Ahora, pareciera que todo se ha calmado, pero tantos años de maltrato y situaciones caóticas no se borrarán de la nada ni en tan poco tiempo y por el momento solo nos queda confiar en ese enamorado.
*
Alex Torres
Laura se ríe llamando la atención de todo el cine, por lo que yo tengo que ahogar mi risa cuando todos la callan.
—Lo hiciste a propósito —susurra acercándose al canguil.
—Tú querías saber —le susurro.
—Quería saber quién era, no si se quedó sin cejas por jugar con cera —responde sin poder contener la risa.
Ambos terminamos siendo escoltados por un guardia mientras reímos, definitivamente la llegada de Laura me ha ayudado a ser más abierto con la gente.
—¿Cómo sabías eso? —sigue riendo mientras nos sentamos en las bancas del parque.
—No lo sabía a ciencia cierta —confieso—, pero por su reacción sí era verdad.
En esto se resumen nuestras citas, yo le cuento todo lo que he conocido aquí, mientras que ella me cuenta cómo son las cosas fuera de estas montañas.
—Laura —llamo su atención con seriedad—, ¿tú crees que cuándo salgamos de aquí todo sea normal?
—¿A qué te refieres?, ustedes son normales.
—Sabes a lo que me refiero —la miro fijamente—, hemos sido criados de una manera completamente diferente. Cuando salimos, fue como una extensión del pueblo... Cuando partamos de verdad, las cosas serán muy diferentes.
—Escucha Alex —toma mi mano sin apartar la vista—, el cambio nos asusta a todos, pero es algo inevitable. Y yo creo con todas mis fuerzas que si han soportado tantos años aquí, podrán salir sin miedo.
No respondo, solo la veo mientras grabo esas palabras en mi mente.
—Además, si se arrepienten siempre pueden volver.
—Gracias —me mira con duda—, no solo te preocupas por nosotros, sino que también eres muy buena dando ánimos.
La conversación fluye hacia las cosas que ella hacía antes de la mudanza, todo suena demasiado lejano ahora. En algún punto volvemos a hablar sobre nuestros amigos, ella me recalca lo mal que se sintió al enterarse de la situación de Mónica y yo solo le menciono que no podía adivinarlo.
—Por lo que sé a Tania le está yendo muy bien con la ayuda —habla recuperándose de a poco—, pero desarrolló claustrofobia.
—Era de esperarse con todo lo que sucedió —respondo—, Alba vino a verme el otro día.
—¿Para?
—No lo sé, literalmente solo llegó a mi casa, me vio y regresó por el mismo camino.
—Tal vez quiso hablar contigo.
Dejamos el tema hasta allí y disfrutamos del atardecer tomados de la mano. Laura sin duda se ha convertido en esa persona que me acompaña, incluso si quiero ver la pintura secar, quiero devolverle una amistad igual de valiosa.
Quiero ser un buen amigo con el cual pueda contar siempre que sea necesario.
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Una historia sin nombre [Editando]
De Todo⚠️⚠️⚠️ ADVERTENCIA DE CONTENIDO SENSIBLE Y POLÉMICO ⚠️⚠️⚠️ ¿Qué harías si un solo día de tu vida bastara para cambiarla por completo? ¿Cómo te sentiría si descubres que todo lo que te han enseñado, tal vez esté mal? ¿Si los famosos "problemas" a lo...