14.

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—¡Haerin vamonos!

Estuve aporreando la puerta de Haerin al menos cinco minutos, el reloj al final del pasillo comenzaba a regalarme su tik. Con el párpado rebotando de arriba a abajo decidí que abriría la puerta sin importar que.

Haerin estaba vestida por completo y su mochila estaba cerrada, no había nada en lo que se estuviese entreteniendo, así que no entendí por qué la tardanza.

—¿Qué estás esperando? —le dije con desespero señalando el pasillo— se nos vas a hacer tarde.

Suspiró de repente, mirando sus pies con calcetines, los movió un poco y apretando sus labios. Lista para decirme algo.

—Hyein... ¿Crees que podrías...? —negó con la cabeza, rebotó su pierna en el suelo, dio otro suspiro— ¿Podrías...?

—Haerin dilo ya, se hace tarde y no me estoy haciendo más jóven.

—¿Podrías prestarme un par de tenis?

—¿Tenis?

—Zapatos deportivos.

—Sé lo que son unos tenis... es solo que no se para que quieres unos. ¿Se te rompieron los del gobierno?

Haerin continuó debatiendo mentalmente. Los zapatos deportivos que nos dio el gobierno no eran más que unos zapatos normales con algo más de esponja y sin cordones, pensé que quizá solo quería algo más cómodo, ya estaba buscando en mi mente algún par viejo que podría quedarle cuando Haerin contestó:

—No están rotos, es solo que no me sirven para lo que necesito.

—¿Qué necesitas? —Pregunté con curiosidad.

Ella movió la boca, y como la mayoría de veces, no salió nada. Negó con las manos y se levantó de la cama.

—No es nada, olvidado.

Salió de su habitación y bajó las escaleras. Yo fui a mi cuarto y busqué un par de tenis del año anterior. Antes de que Haerin se pusiera sus zapatos se los di.

—Creo que son tu número.

Ella los tomó, indecisa pero con gusto.

—Gracias, Hyein.

Pero no se libró de mi. Mientras pedaleaba en la bicicleta con Haerin parada en los posapies, con el poco aliento que me quedaba le pregunté.

—¿Para que los necesitas?

El silencio se mantuvo hasta que llegamos a la escuela. Mientras encadenaba la bicicleta Haerin en voz baja, como un susurro, me contó para que los necesitaba.

—El club es de baile y pedían calzado ajustado.

Y se fue.

¿Qué podría hacer yo con tal información? Tanta espera valió la pena porque me dejó atontada. Haerin... ¿bailar?

No podía creerlo.

Llegamos a la escuela minutos antes de que las clases comenzaran. Haerin dejó los deportivos que le dí en su casillero junto al uniforme de educación física. Ahora que sabía cuál era el club que había elegido no podía parar de preguntarme nuevamente... ¿Qué tipo de persona era Haerin?

Era divertido ver que nunca lograría estar a su paso.

Mientras estaba en mi salón escuché a muchos hablar sobre los club, a cuales se habían unido y a quienes esperaban superar. El club de baile parecía ser algo más serio. Todos hablaban sobre entrenar al nivel de esos aprendices de las empresas musicales que estaban tan de moda. Ensayar coreografías complicadas y tomarse en serio el club. Me preguntaba si Haerin era consciente del nivel de baile que sería manejado.

Sempiterno 《Lee Hyein + Kang Haerin》 NewjeansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora