La prisión subterránea era un laberinto de oscuridad y desesperación, sus muros de piedra se alzaban como gigantes sombríos, resonando con los susurros de las almas atrapadas en su interior.
El aire estaba cargado con una energía opresiva, como si el lugar mismo estuviera vivo, observando cada movimiento con ojos invisibles.
En el centro de esta fortaleza de sombras, Boruto Uzumaki se enfrentaba a Ryuuga, un ninja renegado cuya habilidad en el combate era tan temible como su crueldad. Ryuuga, con su figura envuelta en un manto oscuro, se erguía como una sombra viviente, sus ojos brillando con una malevolencia fría y calculadora.
- Así que has venido a salvar a tu amada y a los demás prisioneros - dijo Ryuuga, su voz resonando como un eco maligno - Qué noble, pero inútil.
Boruto, con su corazón ardiendo de determinación, se preparó para la batalla. La caverna en la que se encontraban era un vasto espacio vacío, sus paredes de piedra reflejando la luz de las antorchas con un brillo tenue. Era como si el lugar estuviera suspendido en el tiempo, un escenario preparado para una confrontación épica.
- Voy a detenerte, Ryuuga -dijo Boruto, su voz firme - No permitiré que sigas con tus planes.
La batalla comenzó con un estallido de energía, como dos tormentas colisionando en un cielo oscuro. Boruto, con su Karma activado, se movía con la velocidad y la fuerza de un rayo, sus ataques iluminando la caverna con destellos cegadores.
Ryuuga, con su control sobre las sombras, contrarrestaba cada golpe con movimientos fluidos y precisos, su figura difuminándose y reapareciendo como una sombra inquieta.
El combate era una danza de luz y oscuridad, un ballet mortal donde cada movimiento era una mezcla de gracia y brutalidad.
Boruto, impulsado por el amor y la desesperación, atacaba con una ferocidad inquebrantable, sus golpes resonando como truenos en la caverna. Ryuuga, con su sonrisa burlona, esquivaba y contragolpeaba con una elegancia oscura, sus ojos brillando con una inteligencia siniestra.
-¿Crees que puedes vencerme, Boruto? - se burló Ryuuga, su voz como un veneno sibilante - Tu amor y tu determinación son patéticos ante mi poder.
Las palabras de Ryuuga eran como dagas que se clavaban en la mente de Boruto, sembrando dudas y desesperación. Pero Boruto, aunque herido por la manipulación mental de Ryuuga, se aferraba a la imagen de Sarada, su amor y su fuerza.
Cada vez que sentía que su voluntad flaqueaba, pensaba en su promesa, en el brillo de los ojos de Sarada, y su determinación se renovaba.
- ¡No dejaré que me manipules! - gritó Boruto, su voz resonando con una fuerza renovada - ¡Sarada me da la fuerza para seguir adelante!
En un momento crucial, Boruto lanzó una herramienta ninja hacia Sarada, que aún estaba encadenada en su celda. La herramienta, un pequeño kunai, brilló en el aire antes de aterrizar cerca de ella.
Sarada, con sus manos temblorosas pero decididas, logró alcanzar el kunai y comenzó a trabajar en las cadenas que la aprisionaban.
Mientras tanto, la batalla entre Boruto y Ryuuga continuaba con una intensidad frenética. La caverna temblaba con cada golpe, las sombras danzando en las paredes como espectros inquietos.
Boruto sentía que sus fuerzas se agotaban, pero su amor por Sarada y su determinación inquebrantable lo mantenían en pie.
Finalmente, Sarada logró liberarse de las cadenas, el sonido metálico resonando en la celda. Sus ojos verdes brillaron con determinación mientras se levantaba, el kunai aún en su mano. Sabía que debía actuar rápidamente, no solo para salvarse a sí misma, sino también a los demás prisioneros.
Con una agilidad y rapidez impresionantes, Sarada se movió por la prisión, liberando a los demás prisioneros de sus celdas. Uno a uno, los prisioneros, debilitados pero agradecidos, comenzaron a seguirla hacia la salida.
Sus pasos resonaban en los túneles, una corriente de esperanza que fluía a través de la oscuridad opresiva.
De vuelta en la caverna, Ryuuga se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Su sonrisa burlona se desvaneció, reemplazada por una expresión de furia fría.
- ¡No puedes ganar, Boruto! - gritó Ryuuga, sus ojos ardiendo con una ira contenida - ¡No dejaré que arruines mis planes!
Pero Boruto, viendo la desesperación en los ojos de Ryuuga, sintió una oleada de fuerza renovada. Sabía que estaba cerca de la victoria, que solo necesitaba un último empujón para derrotar al enemigo.
Con un grito de batalla, Boruto lanzó su ataque final, una ráfaga de energía que iluminó la caverna con un brillo cegador. Ryuuga intentó contrarrestar el ataque, pero la fuerza y la determinación de Boruto eran demasiado para él. El impacto envió a Ryuuga volando, su figura chocando contra la pared de la caverna con un estruendo.
- ¡Esto es por Konoha! ¡Esto es por Sarada! - gritó Boruto, su voz resonando con una fuerza inquebrantable.
Ryuuga, herido y debilitado, cayó al suelo, su respiración entrecortada y su cuerpo temblando. Pero en sus últimos momentos, su mente calculadora ideó una última jugada desesperada.
- Si voy a caer, me aseguraré de llevarte conmigo - susurró Ryuuga, una sonrisa siniestra cruzando su rostro. Con su última pizca de energía, abrió un portal oscuro en el suelo, un vórtice que brillaba con una energía ominosa.
Antes de que Boruto pudiera reaccionar, Ryuuga lanzó su último ataque, una ráfaga de energía que lo empujó hacia el portal. Boruto, atrapado por la fuerza del ataque, sintió que su cuerpo era arrastrado hacia el abismo oscuro.
- ¡Boruto! - gritó Sarada, su voz llena de desesperación. Corrió hacia él, sus manos extendidas en un intento desesperado por alcanzarlo.
Pero era demasiado tarde. Boruto fue tragado por el portal, su figura desapareciendo en la oscuridad mientras el vórtice se cerraba detrás de él. Sarada, con lágrimas en los ojos, cayó de rodillas, su corazón latiendo con una mezcla de dolor y desesperación.
- ¡No! ¡Boruto! - gritó, su voz resonando en la caverna vacía.
La caverna, ahora silenciosa y sombría, era un reflejo de la angustia en el corazón de Sarada. Los prisioneros, liberados pero aturdidos, miraban la escena con ojos llenos de tristeza y empatía.
Sabían que su libertad había sido comprada a un alto precio, y que el hijo del Séptimo Hokage había pagado el precio más alto de todos.
Sarada, con el corazón roto pero aún determinada, sabía que debía encontrar una manera de salvar a Boruto. Su amor, aunque separado por las fuerzas oscuras de Ryuuga, era una llama que no podía ser extinguida. Con una determinación renovada, se levantó, su mirada fija en el horizonte.
- Te encontraré, Boruto - murmuró, su voz llena de resolución - No importa dónde estés, te traeré de vuelta.
Y así, en la oscuridad de la caverna, una nueva promesa fue hecha, una promesa de amor y esperanza que brillaría como una estrella en la noche más oscura.
Sarada, guiada por su amor y su fuerza, estaba lista para enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en su camino, sabiendo que su amor por Boruto era una fuerza imparable.
Mientras tanto, en un lugar desconocido y enigmático, Boruto enfrentaba un nuevo desafío, su corazón lleno de la esperanza de reunirse con Sarada.
La batalla aún no había terminado, y el destino de ambos estaba entrelazado en un viaje de amor, valentía y sacrificio.
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Susurros En Konoha (BoruSara)
FanficEn la aldea oculta de Konoha, dos jóvenes ninjas, Boruto Uzumaki y Sarada Uchiha, se embarcan en un viaje emocional y lleno de desafíos mientras descubren un amor que desafía las tradiciones y las expectativas de sus familias. En medio de sus deber...