El Principe de Venezuela

Capítulo 11: El Líder y el Príncipe

Tras una ardua batalla, Ángel emprendió el camino de regreso al refugio en Junko. A medida que avanzaba, sus sentidos percibían la desolación que se extendía por las calles de la ciudad. El pánico se había apoderado de la población, silenciando el bullicio habitual y sumiendo barrios enteros en una oscuridad ominosa. Un susurro escapó de sus labios:

"Resiste, Venezuela. Resiste un poco más."

Finalmente, Ángel llegó al refugio, donde lo esperaban David y Luis, ambos con una mezcla de ansiedad e incertidumbre reflejada en sus rostros.

David, sin poder contener más la curiosidad que lo carcomía, se dirigió a Ángel con voz firme: Ángel, ha llegado el momento de que reveles tu verdadera identidad. Me temo que soy el único aquí que permanece en la ignorancia.

Luis, intrigado por la conversación, intervino: Yo tampoco tengo idea de qué hablan. Comparto la misma ignorancia que David.

Ángel, con una mirada profunda y serena, se acercó a David y le dijo: Ha llegado la hora de que conozcan la verdad.

En ese instante, el cuerpo de Ángel se transfiguró, revelando la majestuosidad de un ser celestial. Sus alas de luz se desplegaron a su espalda, iluminando la estancia con un resplandor celestial. Una voz poderosa resonó en el lugar:

Mi Nombre es Reagan, y soy el antiguo príncipe de venezuela.

David y Luis quedaron atónitos ante la revelación. Sus ojos se abrieron de par en par, incapaces de procesar la imagen sobrenatural que tenían ante sí.

David, recuperando el habla con dificultad, preguntó: ¿Qué significa esto, Ángel? ¿Por qué estás aquí?

Luis: Reagan es tu nombre? Principe?

Ángel, con paciencia y serenidad, comenzó a narrar la historia que había permanecido oculta durante tanto tiempo. Relató su origen celestial, su misión de proteger a Venezuela y la traición de Rafael, quien, cegado por la ambición de poder, se había aliado con las fuerzas malignas de Guaica.

David, con la voz entrecortada por la emoción, exclamó: ¡No puedo creerlo! ¿Guaica y Rafael? ¿Un pacto entre ellos?

Ángel asintió con tristeza. Sí, David. Rafael, en su desmedida ambición, pactó con Guaica a cambio de la victoria y el dominio absoluto del país.

David: ¿Y qué pasó con mi padre? ¿Desde cuándo se conocen? ¿Acaso él es el líder que buscas?

Ángel respiró hondo y preparó a David para la cruda verdad que estaba a punto de revelar...

Tu padre, Óscar, lo conocí desde que emergió como un líder en contra del régimen. En ese entonces, yo adoptaba la apariencia de Simón, un joven con quien luché codo a codo ganando su confianza. Óscar planeaba un asalto al gobierno, y fue allí donde intervine. Me presenté ante él tal como lo hago ahora con ustedes. No quería que su acto fuera en vano, pues como saben, el gobierno del Tirano dura dos períodos y apenas uno había transcurrido en ese entonces.

Tras el fallido asalto, me mantuve en constante movimiento, luchando tanto en el plano terrestre como en el celestial. Recuerdo haber oído hablar a Óscar de su valiente hijo, así que decidí hacerte un seguimiento para luego llevarle noticias a Óscar infiltrándome en la cárcel. Fue así como él se enteró de tu viaje a Estados Unidos, sintiendo un inmenso alivio al saber que no corrías peligro.