Para Adolfo Bécquer

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Mira la luz tan resplandeciente

siente en tu piel su calor

su agria dulzura que estremece el alma

mira los colores que emergen como arcoíris

que tocan mis oídos y encienden melodías.

Siente la luz que de tus páginas saqué

pensando que me llamarían alguna vez jamás

poesía.

Romance. Algunas personas lo viven, inhalan sin soltar el aire que lo contienen y atraviesan las paredes que lo separan de la crudeza del mundo y lo transportan a un paraíso donde el color consume la tierra como un ávido lector las páginas de una novela.

Siempre creí que existían dos tipos de personas en el mundo, las que vivían enamoradas del amor y las que se enamoraban. Lo trágico es que las primeras anhelaban ser las segundas y las segundas nunca notaban lo afortunadas que eran. Yo era del primer tipo, anhelaba vivir la magia de mil y un historias de amor, con un final que acabara con la seguridad de que, una vez encerradas las páginas de nuevo y encarceladas entre libros en un estante, lo que les esperaba a los amantes era la mayor de las felicidades.

Quiero advertirles que me considero una tonta por pensarlo.

Y que, si como yo son del primer grupo de personas y les gusta serlo, entonces dejen de leerme, enciérrenme en un estante y esperen con seguridad que mi final sea como el de una novela escrita por Jane Austen, porque si siguen leyendo no encontraran lo que se esperan.

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⏰ Last updated: Jul 31 ⏰

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Poemas de amor escritos a los muertosWhere stories live. Discover now